Un mismo fenómeno nos aqueja en toda América Latina: la improvisación de su liderazgo político que habrá llegado o no tardará en llegar a otros ámbitos del quehacer social. Esta improvisación no es única de Latinoamérica. Puedo mencionar como ejemplos el del Presidente Gabriel Boric, en Chile, quien surgió de una gran tempestad social, como el de las harto sospechosas protestas que están muy bien representadas por el incendio del metro de Santiago y la profanación de las iglesias católicas. Y, en segundo lugar, el de Pablo Iglesias, España, que no se entiende sin el vasto movimiento de indignación en la península ibérica que cayó fulminado por Pedro Sánchez desde el gobierno mismo que los coaligó.
Pero volviendo a Latinoamérica, el chileno simplemente no supo qué hacer al día siguiente de su triunfo electoral. Se encontró con un proceso constituyente que fracasó no sólo por su radical inexperiencia, sino porque llegó a todo el sur el socialismo del siglo XXI: los grandes mondongos ideológicos y el extravío político que permitió a la vicepresidente Kirchner, en Argentina, gobernar tras bastidores hasta que peleó con el presidente Fernández, afectando hasta en el alma de la vida económica de ese país. Por lo menos, Boric tuvo el coraje de rectificar y no insistir en la locura que desembocó en un proyecto constitucional destinado a la desintegración de su país. Este ajuste en el rumbo tendrá hacerlo, de igual manera, el Presidente Petro, a quien se le presumía como un experimentado líder, si quiere completar de la mejor manera posible su actual gobierno
La antipolítica ―que llevó a Hugo Chávez al poder y que le ayudó a controlarlo por completo para dejarlo en herencia como si fuese una cosa personalísima, muy suya―, cobra renovados bríos en la demagogia populista del oficialismo. Sin embargo, lo más preocupante en la oposición se encuentra en que los partidos y dirigentes políticos no se comportan como tales ante la ferocidad del gobierno, sino que improvisan sus posiciones constantemente, con las honrosas excepciones de quienes se manejan con gran prudencia para no desacreditar a la oposición misma, pero hacen sus diligencias a la calladita. No entienden que parte de la estrategia del régimen fue desmontar las instituciones tanto gubernamentales como políticas para abrirle camino a la feroz improvisación que hoy nos caracteriza.
Tengo la impresión de que hay sectores que no se percatan todavía que las primarias ya van para cuatro meses de realizadas, por cierto, a cumplirse el mismo día del cumpleaños de Rómulo Betancourt. Este tiempo nos indica que es necesario meterse de lleno en una campaña electoral presidencial, comenzando por nombrar un comando concursado por todos y cada uno de los factores decisivos e ineludibles de la oposición. Además de no dejarse pasar fechas de un profundo significado para los venezolanos con la gran sensibilización y movilización correspondiente, como el 23 de enero que siempre fue un gran dolor de cabeza para este gobierno en el presente siglo, o el 12 de febrero que no motivó ni una rueda de prensa para que los secretarios juveniles de los partidos o, al menos, presidentes de las FCE de nuestras universidades públicas, dejaran constancia de su existencia.
La impresión es que no se tenía un plan para nada como si la política fuese un fenómeno de combustión espontánea. Por supuesto que pesa el problema de la ya archi reconocida inhabilitación, pero mientras el liderazgo está para ejercerse, y no para el simple pregón de que se tiene, mientras no se llegue a un acuerdo, para resolver definitivamente el asunto. en un razonable plazo, uno, tres o cinco meses más, no iremos a ninguna parte. Tenemos, también, que considerar que la prensa no informa (y sabemos que lo puede hacer por más bloqueada o censurada que esté) de las reuniones de los mismos partidos, de la conformación de sendos equipos estratégicos o del programa de gobierno, de las giras y demás medidas que deben tomarse en este ambiente de inseguridad y de tanta arbitrariedad. Entonces, ¿jugamos a la lotería que las circunstancias únicamente ofrezcan?
No podemos continuar en ese camino que no lleva a ninguna parte. Después de 25 años de intentar múltiples veces de retomar el camino democrático que perdimos cuando le dimos el turno a un improvisado que solo ofrecía lo que la gente quería escuchar, sin ninguna planificación, y siempre con el tema antipolítico, nos encontramos hoy resistiendo, insistiendo y persistiendo como l camino de lucha democrática, que nos lleve al cambio de gobierno que tanto necesitamos para conseguir una mejor forma de vida. En este camino, el esfuerzo, la unión y el trabajo son parte de los pilares que ayudan a reconstruir nuestra amada Venezuela. Arreciemos el paso.
IG,X: @freddyamarcano