OPINIÓN

Imposición por la fuerza

por Julio César Arreaza Julio César Arreaza

El ecosistema criminal mantiene un equilibrio averiado, el cual calificamos además de problematizado y sostenido por alfileres, pero la realidad indica que mantiene el poder de coacción de manera arbitraria.

El sentimiento nacional manifiesta la conciencia nacional e internacional del monumental fraude del siglo, que resta toda legitimidad a los usurpadores. Esto explica la desolación y el duelo nacional en el amanecer del 11 de julio, por haberse sepultado la libertad y el mandato de su soberanía popular.

Una burda juramentación embarrada por la presencia internacional de tres cabrones de mala entraña provenientes de Cuba, Nicaragua y el Congo y de paso transportados por la dictadura. La banda de matachines, de la que forma parte el régimen, prevalida de la maldad y  la opresión, ha actuado en contra de la gente de bien y ha hundido a sus pueblos en la miseria más abyecta y en absoluta falta de libertad. Todo lo contrario a la democracia que por su naturaleza comparte el poder,  asume la alternancia y cumple con las reglas del juego. La ley y la justicia son herramientas de cambio y progreso.

La imposición por la fuerza no implica avance de legitimidad, carece de legitimidad y termina siendo lo que es: una usurpación. Sigue la tiranía.

En contraste a la tragedia la demanda de cambio está intacta en la población, que no aguanta más crisis. Los militares son parte del problema.

La líder de la nación mantiene en pie la estrategia de desalojarlos del poder centrada en la verdad. Los procesos de la primaria junto con lo acontecido en las elecciones del 28 de julio, redujo al régimen a una mera cúpula militar, hasta sus aliados internacionales marcan distancia. Boric dice que es una dictadura.

La valiente congresista María Elvira Salazar emitió un aviso oportuno a los matones y recalcó que sus días están contados. Tic Tac, Tic Tac. La entrada en escena del presidente Trump blinda la lucha por la causa de la libertad.

Los venezolanos hemos llevado una lucha épica, hasta el momento, con entereza, la dignidad jamás retrocede al mal y la verdad no se arruga ante la mentira.

El mundo cambió. No tienen pueblo y su base de apoyo ha mermado al 10%, en buena parte clientelar.

Somos el país con más exiliados. El desprestigio internacional del régimen es extenso. Estamos en el ojo del mundo. Somos la tarea pendiente. Y la vamos a realizar, primeramente los venezolanos, aferrados siempre a la esperanza para no dejarnos abatir por el pesimismo y permanecer firmes hasta recuperar la democracia.

El régimen oprobioso va de salida y la lucha por la libertad es hasta el final.

Libertad plena para Javier Tarazona, los policías metropolitanos, los comandos de Vente, Rocío San Miguel, Dignora Hernández, Henry Alviarez, Carlos Julio Rojas, los menores de edad presos, y los hermanos Guevara! ¡No más prisioneros políticos, torturados, asesinados ni exiliados!