En Venezuela no se vive bajo una democracia imperfecta, como algunos califican al régimen actual. Se trata de una verdadera dictadura tiránica del siglo XXI. Tiene características propias y hasta diferentes de las atribuidas a dictaduras del pasado, pero reúne todas las condiciones básicas para recibir el calificativo dictatorial. Al respecto hay claridad en el liderazgo de la mayor parte del mundo. Debemos asumirlo para darle la debida orientación a la lucha para la liberación nacional.
Uno de los problemas fundamentales se agrava día a día, es la falta de seguridad de las personas y de los bienes con peligrosas consecuencias en las relaciones dentro del país y con la comunidad internacional. Más de una vez hemos dicho que el régimen socialista comunistoide existente mató el Derecho. No hay apego ni respeto a la Constitución Nacional, ni al ordenamiento jurídico, bastante deteriorado e insuficiente a estas alturas para servir de punto de referencia para la reconstrucción a que se aspira.
Si estamos de acuerdo en lo expresado tenemos que asumir como uno de los deberes primarios, la búsqueda de la mayor suma posible de seguridad jurídica a todos los efectos. Bajo un régimen dirigido por Nicolás Maduro y su combo será probadamente imposible. La sustitución definitiva es indispensable y los esfuerzos tienen que concentrarse en ese objetivo, pero simultáneamente equipos especializados deben trabajar sobre el tema en referencia. Hay interesantes trabajos adelantados sobre la materia y equipos listos para asumir la correspondiente labor.
Para refundar al país sobre bases distintas y mejores que las existentes, el papel del sector privado es de primera importancia. Tanto en lo personal como en lo relativo a la generación de empleo y riquezas para todos, incluido el Estado y no a la inversa como ha sucedido históricamente, especialmente en las dos últimas décadas. El fracaso está a la vista. Tengo mucha confianza y fe en el sector privado de la economía. Actualmente está muy mal. Ha sido golpeado y dejado en manos exclusivas de la circunstancial e interesada voluntad de quienes tienen la responsabilidad de conducir la economía y facilitar las inversiones privadas nacionales y extranjeras.
Este país tiene todo para concretar ese proceso de refundación indispensable. Abundan las riquezas naturales además del petróleo. Unas tierras fabulosas en todo el territorio nacional y, entre muchas otras cosas, una ubicación geográfica extraordinariamente útil. Pero harán falta inversiones privadas, nacionales y extranjeras, que estarán dispuestas a concretarse sobre la base de una seguridad jurídica indispensable.
Lo peligrosamente criminal es perder tiempo de manera miserable. Le pido a todos los llamados opositores que no disparen hacia los lados. La unidad no es unanimidad, pero tampoco atomización ni pescueceo figurativo. Mucho menos concentrarse en tácticas de convivencia o menudeos burocráticos y económicos con el adversario común.
@osalpaz
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