OPINIÓN

Impacto económico del veto a Venezuela en los BRICS

por Víctor Álvarez Víctor Álvarez
BRICS

EFE/EPA/ALEXANDER NEMENOV / POOL

 

Para conjurar el impacto económico de un eventual recrudecimiento de las sanciones de Estados Unidos, Nicolás Maduro intentó el ingreso de Venezuela como estado asociado a los BRICS. Debido al veto de Brasil, no pudo lograr su objetivo, razón por la cual el país no va a recibir inversiones a través de los mecanismos de financiamiento de los BRICS.

¿Qué le pueden aportar los BRICS a Venezuela?

En 2015 los BRICS fundaron el Nuevo Banco de Desarrollo (NBD BRICS) como alternativa a las instituciones financieras clásicas del Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial y Banco Interamericano de Desarrollo, a las cuales Venezuela no tiene acceso por considerar que el país tiene un gobierno ilegítimo que no cuenta con el apoyo de la voluntad popular.

Desde su fundación, el NBD ha desembolsado más de 32.000 millones de dólares para proyectos en infraestructura y energía. Para crecer económicamente, Venezuela tiene que superar las deficiencias de un entorno productivo castigado por la mala calidad de los servicios básicos de electricidad, gas industrial, agua y telecomunicaciones. El país no cuenta con recursos propios para acometer estas inversiones y por eso Maduro apostó a ingresar a los BRICS y tener acceso al financiamiento, a cambio de petróleo, gas, minerales y materias primas.

¿Qué le puede aportar Venezuela a los BRICS?

La oferta del gobierno es esencialmente extractivista, basada en incentivos para la explotación intensiva de petróleo, gas, minerales y materias primas. Ni Pdvsa ni las empresas básicas tienen recursos financieros para extraer y rentabilizar los recursos naturales. Para sobrevivir a un eventual escenario de endurecimiento de las sanciones, Maduro está dispuesto a profundizar la apertura y liberalización de la economía, invitando al capital extranjero como accionista mayoritario en los proyectos de inversión. 

Justamente, las Zonas Especiales de Desarrollo han sido creadas para ofrecerle al inversionista incentivos fiscales, laborales y ambientales, en un contexto de protección de los derechos de propiedad, seguridad jurídica y garantías a la inversión. Sin embargo, ante el riesgo inminente de un endurecimiento de las sanciones económicas, la Ley de Inversión Extranjera vigente indica que –en casos de fuerza mayor o situaciones económicas extraordinarias-, el gobierno puede impedir la repatriación de entre 60-80% de las utilidades de las empresas

Por si fuera poco, la confidencialidad que impone la Ley Antibloqueo basada en la desaplicación del marco legal vigente, también genera muchas dudas sobre la seguridad jurídica que Venezuela ofrece a la inversión privada nacional y extranjera. 

¿Por qué Brasil vetó a Venezuela?

Celso Amorim declaró que Brasil vetó a Venezuela por una pérdida de confianza. En las Presidenciales del 28 de julio, el CNE anunció una totalización de votos que dio como ganador a Nicolás Maduro. Aún sin publicar los resultados de las 30.000 mesas electorales que hagan creíble esa totalización, el TSJ ratificó unos resultados que contradicen las encuestas preelectorales, las mediciones hechas a boca de urna y las actas recibidas por los testigos en las mesas de votación. 

El informe preliminar del Panel de Expertos de la ONU concluyó que “el CNE no cumplió con las medidas básicas de transparencia y estándares de integridad y gestión”.  El Centro Carter considera que “la elección presidencial de Venezuela de 2024 no se adecuó a parámetros y estándares internacionales de integridad electoral y no puede ser considerada como democrática”. Ante la OEA, el Centro Carter presentó actas de votación originales que dan como ganador a Edmundo González con 67% de los votos frente a 31% de Maduro.

Por todas estas razones, la adjudicación de la victoria a Nicolás Maduro ha estado signada por denuncias de fraude, cuestión que ha afectado la confianza entre ambos gobiernos. El veto de Brasil que impidió el ingreso de Venezuela a los BRICS anuncia otro mandato presidencial de Nicolás Maduro no reconocido internacionalmente, sin el apoyo de los organismos multilaterales tradicionales ni de la nueva arquitectura financiera internacional que se construye al calor del avance de los BRICS.

Impacto económico y geopolítico del veto de Brasil

Si la comunidad internacional desconoce la legitimidad de un nuevo mandato de gobierno para Nicolás Maduro, se repetirá otro período presidencial signado por sanciones económicas y aislamiento internacional. Esto repercutirá sobre el comercio exterior y las inversiones extranjeras que necesita la economía venezolana para seguir creciendo y recuperar el tamaño que tenía hace 10 años.

El cuestionamiento del resultado electoral en las Presidenciales del 28 de julio prolongará la crisis política y tiende un manto de incertidumbre sobre la economía venezolana. Si no se resuelve el conflicto político reaparecerán los desequilibrios macroeconómicos y el país puede caer de nuevo en una profunda y prolongada recesión, con episodios de hiperinflación y recrudecimiento de la masiva migración. 

La nueva arquitectura financiera internacional que están construyendo los BRICS tiene como objetivo promover inversiones para repotenciar los servicios de agua, electricidad, gas, telecomunicaciones y la infraestructura de apoyo a la inversión y actividades productivas. Aunque Venezuela tenga cuantiosas reservas de petróleo, gas y minerales, sin los necesarios servicios públicos, infraestructura y fuerza de trabajo calificada en todos los niveles técnicos y gerenciales, estas restricciones alejan al inversionista por los sobrecostos que castigan la competitividad y rentabilidad de las inversiones y exportaciones que se pudieran generar.

El veto de Brasil pospone el acceso de Venezuela a estos mecanismos de financiamiento e inversión, y tendrá un impacto negativo en las aspiraciones de sostener el crecimiento de la economía venezolana, aún en un contexto de sanciones económicas.

Ingreso a los BRICS tiene que ser una alternativa al modelo extractivista

Desde la época de la Colonia, con su “Leyenda de El Dorado”, comenzó en Venezuela la extracción de oro, diamantes y otros minerales. 500 años después, la población venezolana todavía vive en precarias condiciones y huye de la pobreza en una indetenible diáspora que ya suma casi 8 millones de migrantes.  

A diferencia del tradicional extractivismo minero que condenó a los países ricos en recursos naturales pero pobres en tecnología a ser simples exportadores de materias primas a bajos precios, en Venezuela tomó fuerza la reivindicación de la soberanía nacional sobre los recursos naturales con el fin de cobrar una creciente renta para destinarla a la lucha contra el desempleo, la pobreza y la exclusión social. A esta reivindicación se le ha conceptualizado como neo-extractivismo rentista y sus pobres resultados han sido muy cuestionados. 

Sin embargo, para gestionar su ingreso al grupo de los BRICS, el gobierno ofrece la faja petrolífera del Orinoco donde subyace una de las principales reservas de petróleo del mundo y el Arco Minero del Orinoco, con sus cuantiosas reservas de hierro, bauxita, oro, diamante, coltán, caolín, etc. Las exportaciones venezolanas siguen siendo esencialmente rentistas y provienen de explotar las grandes reservas de petróleo, gas y minerales, sin mayor grado de transformación industrial. Por lo tanto, el extractivismo que se ofrece para entrar a los BRICS no constituye una alternativa para lograr la transformación productiva de Venezuela. 

Asumir el extractivismo como la vía para ingresar a los BRICS es propio de la mentalidad cortoplacista y rentista que es necesario sustituir.  En lugar de limitarse a exportar petróleo y minerales sin valor agregado, Venezuela tiene que gestionar en los BRICS inversiones productivas que permitan la industrialización de los hidrocarburos y de la riqueza minera. La transformación productiva de Venezuela requiere un nuevo tipo de financiamiento vinculado a la transferencia de tecnología, asistencia técnica, formación del talento nacional y la máxima incorporación de contenido nacional en los proyectos de inversión. Solo así se podrá transformar una economía rentista e importadora en una nueva economía productiva y exportadora.

@victoralvarezr