He leído alguno que otro artículo que asoman la posibilidad de que el conflicto entre la Federación de Rusia y Ucrania tenga un sustrato religioso. En alguna ocasión he leído críticas a su santidad Cirilo I, patriarca de Moscú y de Toda la Rus por sus expresiones ante el conflicto.
En particular, los articulistas desglosan y analizan una cierta homilía de su santidad Cirilo I que pronunció un día domingo de antes del inicio de la Cuaresma. Lamentablemente, no he logrado encontrar el texto de la homilía de manera que –por precaución y salvaguarda- no haré mías frases ni opiniones de otros.
Tal vez, lo más creíble sean los extractos –fragmentos- de las cartas del cardenal Jean-Claude Hollerich, presidente de la Comisión de Conferencias Episcopales de la Unión Europea, dirigidas directamente a su santidad Cirilo I el 8 de marzo de 2022 y que fue respondida el día 17 de marzo de 2022 por el Metropolita Hilarión, cabeza del Departamento de Relaciones Exteriores del Patriarcado de Moscú.
El cardenal Hollerich le solicitó a su santidad Cirilo I –palabras más, palabras menos- que intercediera ante Putin para que ordenara el cese del conflicto: “…En estos momentos oscuros de la humanidad, acompañados por intensos sentimientos de desesperanza y miedo, muchos le miran, Santidad, como alguien que podría traer un signo de esperanza en una solución pacífica de este conflicto”.
El Metropolita Hilarión –no su santidad Cirilo I- le responde la carta al cardenal Hollerich el día 17 de marzo de 2022 y –entre otras menciones casi que encriptadas- le manifiesta: “Es completamente obvio que el actual conflicto no se puede resolver con otra declaración pública, ya que se han hecho en gran cantidad”.
Yo imagino que su santidad Cirilo I no es un hombre libre en Rusia y que tampoco posee los antídotos para todas las pócimas venenosas en el arsenal de las fuerzas de represión de Putin. Antes de ser consagrado como patriarca de Moscú, fue un hombre –Metropolita, mejor dicho- que se rebeló y se expuso públicamente ante la ocupación de Checoslovaquia.
Un amigo muy querido y admirado me dijo una vez que siempre abriera las puertas a las alternativas. Y siguiendo sus enseñanzas agrego lo siguiente: sabemos que la Iglesia Ortodoxa Rusa es la principal profesión religiosa en la Federación de Rusia, pero sabemos también que es tolerada y vigilada por los organismos de seguridad rusos, pese a la profesión constitucional de la Federación de Rusia de la libertad de culto. Libertad de culto, sí; pero cuidado con rozar siquiera la línea política del Estado o la línea partidista comunista.
Ante una situación como la planteada, ¿cuál es el camino más efectivo y menos traumático?
Oponerse a Putin pudiera desatar la continuación de la purga y exterminio de las instituciones eclesiásticas y de los miembros del clero y de las órdenes religiosas de la Iglesia Ortodoxa Rusa que comenzó Stalin. Ese escenario no lo quiere nadie. Sería un sacrificio inútil.
Actuar en silencio es una alternativa.
No puedo imaginarme que ninguno que protegió y ocultó de los nazis a un judío en la II Segunda Guerra Mundial en Alemania o en los países ocupados, fuera a protestar públicamente ante las oficinas de la Gestapo o ante los cuarteles de las S.S.
No conozco de ningún primado de religión alguna que haya logrado impedir un saqueo, masacre o atrocidad.
Recordé un hecho de mi infancia que el papa León I logró impedir el saqueo de Roma por parte de los bárbaros – los vándalos, comandados por Genserico en el año 455- pero la realidad es que logró que el saqueo de Roma fuera aminorado con relación a los saqueos de la época.
Es posible que se logre una unión de judíos, cristianos, zoroastristas, hindúes, budistas, shintoístas y otras religiones que condenen la invasión de Ucrania por la Federación de Rusia. No creo que sus declaraciones tengan ningún efecto. Y es que un sociópata no reacciona ante sus postulados.
Pero siempre hay la esperanza de que los hombres de buena voluntad, cualquiera que sea su credo, protejan a nuestros prójimos… en silencio pero con efectividad.
Dios guarde a V. E. muchos años.
Twitter: @Nash_Axelrod.