El hurto hormiga es el término que, a nivel mundial, se le da a la sustracción de mercancía (materia prima o productos terminados) que debido a su tamaño son de fácil ocultamiento. En Venezuela como en otros países la ley lo tipifica como un delito contra la propiedad: hurto (Código Penal).
Este flagelo lo cometen visitantes, clientes, proveedores, trabajadores y empleados de la propia organización afectada.
Se dice que es un delito contra la propiedad porque afecta el patrimonio de una empresa tanto pequeña, mediana como grande.
En la seguridad física, los establecimientos comerciales de distintos tipos aplican medidas de control de acceso, revisión de personal, bolsos y pertenencias, con la finalidad de evitar y prevenir (a través de la persuasión y disuasión) la materialización o su tentativa.
Las instalaciones con mayor probabilidad de que ocurra esta modalidad de hurto continuado son aquellas que, por razones de servicio, naturaleza y tipo de actividad, están abiertas al público en general, tales como: centros comerciales, tiendas por departamentos, supermercados, farmacias, panaderías, boutique, hoteles, restaurantes, etc.
Se estima que gran parte del faltante o pérdida de inventario (excepto la merma natural) del negocio de ventas al detal (retail) se debe al hurto hormiga.
Para ello la industria cuenta con dos sistemas de protección física para impedir el hurto hormiga, el tradicional o del tipo activo con guardias de seguridad y el segundo del tipo pasivo (más moderno) con dispositivos de detección electrónicos que nos brinda la tecnología. Dichos recursos también tienen un impacto en las finanzas del negocio por su costo. Cada empresa o negocio adapta el esquema de protección que económicamente esté a su alcance o que le provea mayor beneficio.
La prevención sigue siendo nuestro mejor aliado para minimizar y controlar las pérdidas económicas producto de actos deshonestos, por lo cual el hurto seguirá siendo la mayor amenaza y causante.
Sin embargo, cada día se descubren nuevos modus operandi en los que el ladrón va ganando la competencia, cual fábula de La gacela y el león, demostrando grandes dotes y habilidades que superan la destreza característica del hurto genérico o más común.
Se cree que la razón principal al aumento del hurto hormiga es la impunidad; las nuevas legislaciones de corte socialista que favorecen al delincuente que, bien mimetizado de buen samaritano, se logra colar por mínimas brechas que se forman y quedan expuestas en las organizaciones y empresas de producción y servicio.
No obstante, en Venezuela el hurto famélico es el hurto de alimentos por “necesidad económica”, situación que obliga, incluso, a personas de la tercera edad a hurtar por la precariedad que atraviesan; abuelos con una pensión por debajo de los 20 dólares, convirtiéndose la otrora nación petrolera en una eficaz fábrica de hurtadores hormiga.
@menteprotectiva
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