Hoy, 26 de octubre, se cumplen 114 años del nacimiento del ilustre escritor barcelonés Miguel Otero Silva, fundador del diario El Nacional y autor de obras literarias inmortales.
Una de sus más famosas novelas está inspirada en los fundadores de la ciudad de El Tigre en el estado Anzoátegui y de los sindicatos petroleros de la zona.
Igualmente resulta interesante conocer que Miguel Otero Silva firmó un curioso pacto de sangre con el premio Nobel de Literatura, el colombiano Gabriel García Márquez.
Revisemos con botas de siete leguas la historia de este extraordinario humanista anzoatiguense.
Miguel Otero Silva nació en Barcelona el 26 de octubre de 1908. Fueron sus padres Henrique Otero Vizcarrondo y Mercedes Silva Pérez.
Precisamente fue con su padre, Henrique Otero Vizcarrondo, un tenaz cumanés que se convirtió -a puro pulmón- en un próspero hacendado cafetalero, empresario maderero, vendedor de muebles, fabricante de alpargatas, quincallero y boticario; con quien Miguel Otero Silva fundó el diario El Nacional, el 3 de agosto de 1943.
Miguel Otero Silva realizó sus estudios de primaria en su natal Barcelona; secundaria, en el Liceo San José de Los Teques y en el Liceo Caracas; y la educación superior la hizo en la Universidad Central de Venezuela, donde cursó estudios de Ingeniería Civil, carrera que no culminó a causa de sus luchas en contra la dictadura de Juan Vicente Gómez.
En 1925, Miguel Otero Silva publica su primer poema en la revista Élite. Asimismo, escribe en el periódico Fantoches y en la revista Caricaturas, demostrando sus dotes de escritor, poeta y humorista.
Vinculado con una conspiración militar huye al extranjero y desde allá continúa con su lucha por derrocar la dictadura de Gómez.
Es así como participa desde Curazao en la toma del fuerte Ámsterdam en esta isla caribeña, desde donde promueve una invasión a Venezuela por las costas de Falcón.
A la muerte de Gómez, en 1935, regresa a su país y se dedica a escribir en el diario Ahora, tribuna desde la cual critica el régimen que califica de «socarrón» de Eleazar López Contreras y es nuevamente expulsado del país.
Regresó a Venezuela en 1940, cuando ocupaba la Presidencia de la República Isaías Medina Angarita, quien le permitió escribir y fundar, en 1941, el semanario El Morrocoy Azul.
Fue tan grande el éxito de este semanario que su padre, Henrique Otero Vizcarrondo, le propuso viajar a Estados Unidos a comprar una prensa que le permitiera sacar provecho económico a ese gran esfuerzo editorial.
Días después, desde Nueva York, llamaron para informar que en lugar de comprar una prensa para un semanario habían adquirido una maquinaria para hacer un diario.
Así nace El Nacional en 1943 y Miguel Otero Silva fue su primer jefe de redacción.
Tres años después se casó con la periodista María Teresa Castillo, con quien tuvo dos hijos: Miguel Henrique y Mariana.
En 1949, Miguel Otero Silva se gradúa de periodista en la Universidad Central de Venezuela y preside la Asociación Venezolana de Periodistas.
Miguel Otero Silva fue apresado en los últimos días de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez y fue confinado a uno de sus infames calabozos.
Tras ser derrocado Pérez Jiménez, Miguel Otero Silva es elegido senador por el estado Aragua, cargo con el cual promueve la creación del Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes, Inciba.
En 1967, fue elegido individuo de número de la Academia Venezolana de la Lengua.
Entre sus obras literarias se encuentran: Fiebre, Casas muertas, Oficina Número Uno -inspirada en los fundadores de El Tigre y del sindicato petrolero-, La muerte de Honorio; Cuando quiero llorar no lloro, Lope de Aguirre, príncipe de la libertad y La piedra que era Cristo, entre otras.
Miguel Otero Silva hizo de la amistad un apostolado. Fue entrañable amigo de Pablo Neruda, Carlos Fuentes, Juan Rulfo, Rafael Alberti, Julio Cortázar, Alejo Carpentier, Andrés Eloy Blanco, Arturo Uslar Pietri y firmó un pacto de sangre con Gabriel García Márquez, mediante el cual el Gabo se comprometía a pelear por la libertad en Venezuela y Miguel Otero Silva por la libertad de Colombia.
El gran escritor, humorista, político y periodista barcelonés murió en Caracas el 28 de agosto de 1985.
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