OPINIÓN

Hoy por hoy el odio está exclusivamente en un bando

por Ramón Pérez-Maura Ramón Pérez-Maura

El presidente del Parlamento de las Islas Baleares, Gabriel Le Senne, junto a la foto que rompió / Foto Europa Press

Viendo algunos medios, lo más grave que ha ocurrido en España en la última semana es que el presidente del Parlamento de las Islas Baleares, Gabriel Le Senne, supuestamente ha cometido un delito de odio –según el gobierno de la nación– por intentar retirar una fotocopia de unas mujeres que lucharon por la II República. La razón es bien sencilla y democráticamente indiscutible: La mesa de un Parlamento debe ser formalmente imparcial. ¿Qué imparcialidad pueden tener quienes hacen manifestaciones ideológicas mediante fotos desde esa mesa? La foto que rompió Le Senne estaba pegada a un ordenador y al intentar retirarla, se rompió. Alternativamente podía haberle quitado su ordenador para que no se rompiera. No se le ocurrió. Igual le hubiera denunciado el Gobierno de la nación por delito de hurto.

¿Qué pintaban esas fotos de mujeres muertas en la Guerra Civil española precisamente el miércoles? Querían denunciar a la mayoría democrática por legislar limpiamente y derogar la ley local de desmemoria. Ángel Víctor Torres, el ministro de Memoria Democrática, siempre está intentando demostrar que hay una razón para pagarle un sueldo, una residencia, un chófer y escolta. Así que rápidamente ha anunciado que va a denunciar a Le Senne por un delito de odio. Yo no soy Le Senne y creo que no comparto muchas de sus ideas, pero si estuviera en su piel, yo presentaría una demanda por odio contra el ministro Torres y las miembros socialistas de la Mesa del Parlamento de Baleares que hicieron esa exhibición de odio contra uno de los dos bandos que regaron de sangre España entre 1936 y 1939. Porque ya está bien de que aquí sólo odien unos y nunca los otros. Hoy por hoy el odio está casi exclusivamente en un bando. El que detenta el poder en esta hora.

Odio es promover el guerracivilismo 85 años después de que terminara la más cruel de las guerras fratricidas que hemos tenido en España. Y como somos una de las naciones más antiguas de Europa si empleamos como referencia nuestras fronteras, somos igualmente una de las que más guerras domésticas ha tenido.

Odio es querer desmantelar el panteón de la reconciliación que se construyó en el Valle de los Caídos.

Odio es imponer una llamada Ley de Memoria Democrática para borrar la historia y poder ganar una guerra después de haberla perdido. Hecho incontestable se decrete lo que se decrete.

Odio es volver a buscar, hoy, el enfrentamiento entre españoles cuando no se es capaz de dar a España bienestar y progreso. La polarización que promueve el actual Gobierno de España tiene como única razón de ser fomentar el odio entre españoles para conseguir que mientras execramos cada vez más a nuestros hermanos, dejamos de pensar en lo que está haciendo el Gobierno con nuestras vidas.

Esta es la España del odio a la que nos lleva este Gobierno. Tome nota, ministro Torres. Si lleva a los tribunales por odio al señor Le Senne al que no tengo el gusto de conocer, tenga la amabilidad de demandarme a mí también en solidaridad con él, por favor. Todos los lunes sobre las 10:00 de la mañana paso por la puerta de sus oficinas ministeriales –llamar a eso ministerio me parece una exageración– junto a la cual hay lo que antes se llamaba un bar de alterne que está muy concurrido los domingos por la noche. Si quiere, el próximo lunes por la mañana, me presento a la pareja de la Guardia Civil que hay en la puerta y ya pueden detenerme y esposarme. Yo no tengo inmunidad parlamentaria y no me resistiré, no me vayan a acusar de delito de odio.

Artículo publicado en el diario El Debate de España