En la que fue República de Venezuela, los decadentistas enemigos de quienes se mantienen en resistencia contra terrorismo de corte socialista persisten lucir hostiles, plenipotenciarios e intocables. Tuercen la verdad, constitución y leyes para redimensionar o sustanciar expedientes con el propósito de legitimar el robo de tesoros nacionales [no de estados] e igual apropiarse de empresas privadas: para destruirlas o exhibirlas preseas de la consagración de un régimen de gobierno exterminador y esclavista.
En tiempos cuando protagonizamos la «universalidad en potencia elevada» y formamos parte de un país emergente, con proyectos para blindarnos cultural, económica, científica y humanísticamente, muchos entre los individuos que en la actualidad infligen irreparable daño al ciudadano venezolano calificaban a los principales medios de comunicación como la gran y nefasta «prensa burguesa». Mostraban hostilidad hacia El Nacional, El Universal, El Impulso y Panorama, que eran las catedrales de la información. No discutían respecto a sus odios o resentimientos contra esas empresas comunicaciones, solo expresaban slogans de vacua inteligencia como: ¡Matemos a los contrarrevolucionarios!, ¡explotadores!, ¡reaccionarios!, ¡luchemos a favor de la justicia social!, ¡golpeemos al capitalismo!, ¡alcémonos en armas, con civiles y militares patriotas!
La historia, insólitamente preterida, constituye el mejor recurso de la lógica dialéctica al momento de intentar comprender las causas y consecuencias de la fatalidad que castiga con severidad a quienes nacimos en Ultimomundano. Somos lo que decimos, es discutible, cierto, pero, al inferir develamos nuestras malas o bonísimas intenciones. El metalenguaje está implícito en cualquier discurso, mucho más intenso cuando explícito mentiroso porque alcanza nivel de cinismo.
Aquellos que [junto conmigo y otros ya «prófugos de la existencia»] hacían, escribían o actuaban en la historia de nuestra interrota «universalidad en potencia elevada» vulneraron medios de comunicación infiltrándose en ellos. Fueron troyanos, predecibles agentes del Terrorismo Doctrinal de Gobierno con data próxima al advenimiento de la Ilustración europea. Nunca los profesos del Medalaganismo fueron tan ignorantes cual presumen ciertos doctos de engreída procedencia académica, eran intelectuales de básica pero efectiva funcionalidad en materia de propaganda política [proselitismo científico]
Nunca desestimé a esos primitivos que practicaban el ausentismo laboral y de aula, solo para promover que hay dignidad en la pobreza y penurias políticamente inducidas. Se amotinaban en los cafetines de instalaciones universitarias [o extramuros] para promover ciertos bodrios ideológicos como: la antipartidocracia, el anticapitalismo y desmérito de la libertad de pensamiento o desarrollo profesional. Esos truhanes de la intelectualidad acomodaticia y ambidiestra Venezolana libaron hartazgo en banquetes durante la «IV República venezolana»
@jurescritor