Momento en el que las autoridades de la USB abandonan el acto de grado, luego de que una bachiller cuestionara su falta de ética

Este año ha sido particularmente tenebroso en la Universidad Simón Bolívar. En todas. Pero en la nuestra muy especialmente. Es el año de la toma de la universidad con el misterioso Plan Universidad Bella, en lo que tiene de atropello a la autonomía y de secretos en sus cuentas y su funcionamiento. También es el período en el que el Sistema Patria se apropió indebidamente, por medio de quienes lo manejan, de los recursos de cajas de ahorro, sindicatos, gremios e IPP. Es el tiempo en que el poder volvió a demostrar sus capacidades, incluso para desconocerse a sí mismo; al violar su impuesta Convención Colectiva Única, reduciendo los sueldos mediante la aplicación del fantasmagórico Instructivo Onapre.

En la USB es, además, el año del hostigamiento contra todos. En una especie de escena en la que no quieren ver títere con cabeza. En la que operan varios mecanismos de retaliaciones y venganzas no carentes de vericuetos insondables a veces. Un día nos enteramos de que volaron del cargo a una profesora de larga trayectoria institucional. Son ya casi treinta años de entrega, en varias altas responsabilidades, jubilada. De esos jubilados que contribuyen aún con sus servicios casi gratuitos, gratuitos, a nuestra universidad. Esta acción contra una colega querida y respetada generó una reacción estudiantil en cadena. La protesta ante el rectorado.

¿Lo que está detrás? Dos alumnos no iban a proseguir sus pasos a la graduación porque su tutora consideraba que faltaba más y pidió académicamente más para la aprobación. Es natural para un tutor detener y exigir para llegar a la defensa final, así esto no esté reglamentado. ¿Cuál tutor no ha detenido a tiempo un proceso para no llegar carente a la defensa? Casualmente ese tutor trabaja en un proyecto externo por vías institucionales. También casualmente los alumnos llevan un apellido que resuena en filas políticas de quienes con su partido dominan. ¿Será eso? Hay muchos aspectos desconocidos que tal vez no salgan nunca a la luz. Luego de las protestas viene el famoso acto viral de grado en el que la entonces bachiller Álvarez increpa a las autoridades interinas y estas escapan del acto, en el acto. Pues el resultado, para resumir, han sido expedientes abiertos a estudiantes (líderes estudiantiles cuyo expediente ya fue cerrado) y profesores. Hablé en persona previamente con el rector interino. Antes habíamos solicitado el cierre inmediato de los expedientes a profesores y alumnos los representantes profesorales de entonces y en varias oportunidades, en sesiones del Consejo Directivo. En mi conversa privada le señalé un término al interino: la necesidad de ser magnánimos con el manejo del poder, por leve que este sea. Todo prosiguió. Como prosigue la persecución del personal para cumplir actividades presenciales y horarios. Con amplias carencias continuas en los servicios.

Los estudiantes firmaron un documento y cesó para ellos el embrollo. La coacción tiene finalmente sus maneras, obvias en el caso de estudiantes. Para las profesoras con expediente abierto, a pesar de que formalmente los lapsos de cuatro y seis meses para la instrucción de los expedientes concluyeron, sin que haya habido siquiera solicitud manifiesta de prórroga, los actos procesales han continuado. Cuando usted lea esto han debido ya presentar sus «descargas». Y surgió otro caso, esta vez de un profesor en cargo investigado sin que él supiera acaso, sin haber sido escuchado, como lo exige el reglamento de sanciones de nuestra universidad y todo derecho, hasta humano.

Los estudiantes cuya tutora consideraba que no debían aprobar resultaron ya graduados. La profesora fue conminada hasta a firmar el acta respectiva en contra de su conciencia, a pesar de su expresa negativa. En violación de la libertad de cátedra. Todo esto en una universidad herida por ausencia de profesores. Ausencia que ha impedido el ingreso de dos cohortes. O sea, con retraso de dos años en la recepción de estudiantes asignados. En una universidad que está en busca para enero de 169 profesores para su funcionamiento. Sin contar las jubilaciones y las renuncias de este trimestre. En una institución que ha caído libremente en las mediciones internacionales de calidad. En una universidad que patalea como puede contra la destrucción que desde el poder se impone.

¿Cuáles son los mensajes a toda la comunidad universitaria de la USB y nacional? ¿Se llama solo hostigamiento?


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