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Hilarante Navidad

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Cada año que culmina la cultura y tradiciones nos impulsan a un sinfín de actividades colaborativas, prácticas consumistas y añoranzas. Los recuerdos penetran las psiquis y los corazones. El agradecimiento por lo alcanzado, y quizás el lamento a causa de lo perdido, se hacen sentir. Intentos de planificación y proyección del año entrante se anidan como concilio de expectativas. Así, se llega al final de cada ciclo de 365 días, los cuales sin anestesia te recuerdan la estrechez del tiempo.

Poder explicar con certeza todo lo que asalta al pensamiento humano, en fechas de tanto compartir familiar, suele ser un trabajo arduo. Sin embargo, en esta oportunidad abordaré la sublime llama de la esperanza, cuando es abrazada con sinceridad y buena actitud de espíritu. Esta flama extasía, refuerza sueños profundos, permite visualizar y proyectar buenos momentos, concede perdón a personas y situaciones vividas, propicia restauración y asiente recordar con reconciliación el año senescente.

La esperanza ayuda a meditar acerca de la razón de celebrar estas fiestas con cordura y conciencia. Afirma la fe de quienes la practican, y confronta los desequilibrios de quienes viven desenfrenadamente. Evidencia desolaciones o potencia la unión familiar. En fin, desnuda almas, más allá de vivir la Navidad en opulencia o estrechez, esta te obliga a meditar, y aunque que sea escasa la reflexión, se apodera de minutos de tu existencia.

En plena Navidad, propongo la mejor de las actitudes, que con espíritu afable nos reconciliemos con el pasado ya caducado agradeciendo lo vivido, tanto lo bueno como lo desagradable porque algo aprendimos. Proyectar el futuro rebosante de esperanza, porque a la puerta está. Planteo la visualización consciente del año entrante lleno de paz y avance, con la dulzura que solo el amor ofrece.

Brindemos con expectativa jubilosa por la combinación de cócteles de momentos vividos, los cuales te trajeron hasta aquí, y te llevarán donde tengas que ir. Confía plenamente en la intervención divina, que nunca te ha faltado. La sola permanencia entre los vivos hace pensar que definitivamente aun quedan cosas por hacer y tiempos por cumplir. Asegura que nuestros ojos aún no se llenan por completo del brillo que la vida ofrece, a quienes transitan en ella. Que el desánimo inverosímil no te arrope asfixiando la misión de vida concebida en los corazones.

Recientemente, tuve la increíble oportunidad de ser parte de un momento de extrema nobleza que me cautivó y avivó la llama de la esperanza en esta Navidad. Dicho encuentro compuesto por tragedia, causalidad y amor, unió naturalezas similares en un mismo objetivo que demandaba atención inmediata. Lo cual me recordó que los seres humanos están llenos de amor y aptitudes para cambiar sus vidas y las de otros, cuando hay voluntad y buenas intenciones. Por ello, en honor de los héroes anónimos que a diario ejercen propósitos de vida, les dejo una frase final que embriaga mi corazón más que el vino: “La esperanza no avergüenza…” Romanos 5:22, así que recibamos y vivamos el 2022 hilarantes de esperanza.

@alelinssey20

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