Abrimos esta semana con la noticia del intento fallido de liberación de la república de Venezuela por parte de un grupo de venezolanos acompañados de aliados norteamericanos. La novedad nos tomó por sorpresa a buena parte de los venezolanos y las redes sociales se activaron enviando información cruzada sobre la operación cívico-militar: lo que en principio se nos vendió como un falso positivo, terminó siendo una cruda realidad confirmada por los mismos comandos.
Sobre el operativo y el destino de los civiles y militares involucrados, puedo comentarles que en el desarrollo de los eventos, el régimen de Maduro informó de una intentona frustrada de invasión en el litoral central y publicó su primera imagen sobre los hechos: un ciudadano asesinado en un pesquero. Posteriormente postearon una imagen del capitán de la GNB Robert Colina con visibles señales de ajusticiamiento; por cierto, una foto que deberíamos todos retuitearla a la alta comisionada de los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, para ver qué opinión le merece el tratamiento que le sigue dando el régimen de Maduro a la disidencia política.
No conforme con esto, los funcionarios del régimen informaron que en el intento de desembarco se dio un enfrentamiento armado en el que dieron de baja a 8 supuestos rebeldes, imagino lo dantesco que pueden ser las imágenes relacionadas que no se han atrevido a publicarlas… Y la cascada de información no termina ahí: luego presentaron un conjunto de videos de la captura en las costas del estado Aragua de otro grupo de ciudadanos acusados de invasión; entre los arrestados cabe destacar la presencia del capitán Antonio José Sequea, el capitán Víctor Pimienta y Adolfo Baduel, hijo del general Baduel, quien lleva casi 12 años como preso político del chavismo, así como 2 norteamericanos de nombre Luke Denman y Airan Seth.
El show no acaba. Continúan Maduro y Diosdado en cadena nacional denunciando una conspiración de Estados Unidos para derrocarlo, mientras relatan lo bien que les fue vulnerando la seguridad de estos comandos. El señor Maduro se toma todo el crédito de la intercepción de los comandos y declara que se debe a un trabajo de inteligencia y espionaje sembrado en el mismo corazón de los grupos rebeldes; Diosdado remata diciendo que lo sabía todo, a tal punto que incluso habían prácticamente hackeado los GPS para localizarlos con precisión en el mar.
Francamente, no sé qué decir al respecto, lo escucho y no lo creo, sobre todo estoy tristemente conmocionado. Entiendo el profundo dolor que deben sentir las familias de aquellos que han sido arrestados o, peor aún, asesinados. Comprendo las razones que pudieron estar detrás y motivaron este intento por liberar a nuestro país de las manos de la tiranía, pero no sé si peco de ingenuo o me estoy poniendo viejo, pues recuerdo las historias de guerra en las que el sigilo y la discreción eran la regla en todo ataque; sin embargo, ver todo este despliegue de imágenes y videos incluyendo selfies circulando por las redes sociales sin duda presagiaban un adelanto nada alentador para estas operaciones, máxime con un régimen que ha demostrado a través del tiempo una maquinaria profesional de inteligencia y contrainteligencia capaz de detectar, someter, arrestar o asesinar, y es que realmente esta metodología de hacer las guerras desde las redes sociales y Whatsapp es solo una demostración de un nivel de subestimación e infravaloración de los recursos tácticos y estratégicos que están detrás del sostenimiento de Maduro, y es que tenemos que entender que el régimen tiene importantes dolientes, lo que se reduce nada menos que a retar 2 potencias tecnológicas como China y Rusia. Así que, señores, con esto no quiero desalentar, pero es solo para que se piense de un modo correcto antes de actuar.
Les recuerdo algo que todos sabemos, Venezuela es una de la pocas naciones que tiene y opera de manera independiente tecnología militar altamente sensible de los rusos, y me refiero a la estructura de sistemas de misiles S-300 –les informo que es un sistema móvil de defensa que compró Chávez y hereda Maduro y que según calificadas empresas de consultoría es «el mejor sistema de defensa aeroespacial de la región». A esto hay que agregar la aportación rusa a la capacidad disuasoria del ejército chavista con la venta de los cazas Su-30Mk2, que según los expertos es un aparato capaz de competir con los más avanzados aviones de combate estadounidenses gracias a su potencia de fuego, maniobrabilidad y prestaciones.
Estas dos armas son parte del complejo militar y maquinaria de inteligencia con que cuenta Maduro y han logrado controlar por completo toda Venezuela, eso incluye el sistema electoral, porque hablamos que el país es todo un sistema tejido electrónicamente con espionaje cruzado y vertical, o sea con gente vigilándote incluso en las esquinas y oficinas.
La única forma de evitar ser perseguido en Venezuela es evadiendo toda forma de uso electrónico, pero quedas sin embargo expuesto a los cientos de miles de delatores e informantes (consejos comunales, colectivos, sindicatos), que han sido adiestrados en seguimiento y control. Realmente nuestro país está francamente fuera de todo alcance legítimo de rescate por la fuerza de un modo independiente, salvo que se produzca un esfuerzo internacional serio coordinado a través de medios multitaterales, muy al estilo Kosovo y nos estamos refiriendo a decisiones que se producen en el seno de organizaciones como el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas o la OTAN. Algunos escenarios de conflicto, tales como las operaciones de los contras en Nicaragua por mencionar uno de tantos, son situaciones peculiares que se dieron en una época con actores y características geopolíticas diferentes que difícilmente podríamos emular en estos tiempos y sobre todo porque en el terreno aún no se observan componentes capaces de alterar la ecuación de poder.
Y continuando con el circo de Miraflores y toda esta información que ellos circulan sobre las capturas y crímenes, hay que agregar una disputa por dinero ventilada públicamente por un ex soldado estadounidense de nombre Jordan Goudreau, quien afirma en entrevista con Bloomberg que está al mando de la Operación Gedeón, y según él fallaron en la misión de capturar a Nicolás Maduro, pero que ahora tienen el objetivo de formar «campamentos de insurgencia» contra el régimen de Maduro y que los campamentos ya se preparan para «atacar objetivos tácticos». Y finaliza diciendo: «Estoy peleando una guerra de información contra aquellos que me contrataron», «Tienen dinero en Estados Unidos de una cuenta de Citgo, tenían el dinero para pagarme, pero no me pagaron».
Saber todo esto enreda más la comprensión, que para ser educados y al mejor estilo de Shakespeare sería como decir “algo huele mal en Dinamarca”, sobre todo esto del dinero de Citgo me hace mucho ruido. Aún no sé en qué parte de esta historia me perdí, pero en efecto hemos llegado a una especie de sopa de letras con muchas cosas turbias que necesitan ser aclaradas.
Sabemos de la opacidad de procesos que se están generando en todos los ámbitos, habida cuenta de que Venezuela carece realmente de institucionalidad, salvo lo poco que pudiera quedar en la Asamblea Nacional, así que somos conscientes de que hay mucho en juego, hay mucho dinero rodando en las alcantarillas, quisiéramos una verificación de todo. Ojalá pudiera detenerse esta sangría de acusaciones, yo particularmente anhelaría que tuviéramos un gobierno abierto capaz de mostrar cada uno de los gastos, egresos e ingresos, y creo que ha llegado el momento de entender que los venezolanos necesitamos creer en nuestros líderes, pero que esto tiene un precio y es la verdad, la transparencia, la seguridad. Quizás este fenómeno de la desesperanza cada vez mayor del venezolano es producto de nuestras propias acciones.
Lo que más me entristece de todo esto es ver cómo Maduro felicita a los habitantes de Chuao por supuestamente participar en la captura de los rebeldes, que en mi opinión son liberadores, ellos son ciudadanos con ideales de liberar a su país de la tiranía y por esa razón arriesgaron sus vidas, y en todo caso son ciudadanos a los que hay que respetar todos sus derechos humanos y deben ser amparados por los convenios internacionales.
Sobre los residentes de Chuao yo no creo la versión de Maduro; sin embargo, no hay dudas de que habría algún colaborador de la dictadura, pero también mucha gente con miedo. Pienso que no podemos mentirnos ante esta realidad de sometimiento del pueblo, hay mucho trabajo por realizar para emancipar a los venezolanos. Pretender llevar y sembrar la esperanza no se limita a la retórica de bonitas palabras, son hechos; acciones. Conquistar el corazón de los venezolanos exige empezar por dar el ejemplo para poder exigir.
@estebanoria