Desde que vivo en Estados Unidos, me choca mucho la forma en que se manejan las familias a la hora de un divorcio. Me parece una gran estupidez que cuando unos hermanos pasan por el duelo de perder a uno de sus padres —casi siempre el papá es quien se va de la casa—, también pierden a uno de sus hermanos. Los jueces de este país lo consideran plátanos o naranjas, que deben ser repartidas entre los padres.
En Estados Unidos es realmente preocupante la ignorancia en todo lo que es salud mental de los menores. Si un niño elige irse con su papá, le está siendo desleal a su mamá, y además está dejando atrás a su otro hermano. No solo sufre por la pérdida del papá —y de una familia completa en la que vivía—, sino que se siente muy culpable en el fondo, por haber elegido al padre.
El otro siente que su papá escogió a su otro hermano, y no a él. O sea, cree que su padre le ha sido desleal y, para rematar, siente celos de qué además haya elegido a su otro hermano para vivir en la nueva casa.
En Dra. Nancy, mi show en redes sociales, hablamos sobre este tema con una abogada de familia y una psicóloga infantil. Aunque la abogada ama su trabajo y a los niños, en muchos casos no veo las cosas como ella.
Yo no creo en la justicia de Estados Unidos. Los jueces deben asesorarse con verdaderos terapeutas familiares y psicólogos infantiles. Según nos explicaba la abogada, el niño nunca era interrogado «para que no sufriera». Pero es que el niño no sufre si quien lo interroga es una persona preparada y que entiende la mente infantil. La excusa de que fue el juez el que decidió separarlo de su hermanito me parece muy tonta. No jueguen con la cabeza de los niños, ellos son esponjas que todo lo captan y lo guardan en su cabecita.
Así no se maneja un divorcio, queridos jueces. Y digo queridos, porque parece que algunos de los que trabajan con niños por lo menos hacen un esfuerzo; aunque, repito, el esfuerzo está muy mal. ¿Por qué? Sencillo. Todo niño debe ser protegido de tomar decisiones tan desagradables como sufrir un doble duelo: perder al hermanito y tener una serie de lealtades que, aunque las siente, no sabe manejarlas, ni debe ser su responsabilidad.
Por algo este es el país con mayor índice de consumo de drogas, alcohol y posesión de armas, que son más que la gente que vive aquí. Recuerden que un país que no cuida a sus niños y a sus viejos, no merece la pena ser llamado país. Tenemos un problema muy grande de salud mental, ¿quién hace algo?
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