Sí, hasta el final. Lo que pasa que algunos creyeron que el final era que María Corina iba a presentarse en el pútrido CNE e iba a decir: “Muy buenos días, yo vengo a inscribirme para optar a la Presidencia de la República, aquí está mi cédula”. El señor o la señora buscó en las inacabables listas, «Macha… sí aquí está». Miró un rato y luego le dijo: «Al parecer no puede inscribirse porque está inhabilitada, mire usted misma, y hasta el año 39, nada menos. Lo siento, pero ya ese no es asunto mío. Si quiere hable con el coordinador, justo ese que va ahí, el gordo, con la camisa del PSUV». Falso final.
Otros, más ingenuos, suponían que iba a ir acompañada de 1 millón de seguidores… 2 o 3 millones andarían por todas las instalaciones del CNE, pútrido, en el resto del país. Una vez que se produjera la negativa a inscribirse, se oiría algo así como el rugido de un león africano multiplicado por innumerables veces y el final habría llegado; Maduro correría como el gandul y cobardón que es, tomaría un avión rumbo a Moscú acompañado de los hermanos Rodríguez, Cilia, Diosdado, Padrino y nadie más… muchos se quedarían en tierra, corriendo detrás de la nave, gritándole improperios. Algo así como la salida del aeropuerto de Kabul, en Afganistán, aquel espectáculo indecoroso y fatal que usted vio por su TV. Tampoco se planificó así, el equipo de dirección sabe muy bien de los límites de los rugidos de leones y otras fieras africanas.
Hasta el final, digo yo, quiere proclamar a los cuatro vientos, que por viles y contundentes que sean los golpes del adversario sin ética ni vergüenza la muy valiente candidata del pueblo venezolano va a seguir de pie y en cada circunstancia tendrá una respuesta. ¿Ganará? Difícil saberlo a ciencia cierta, pero sí es seguro que llegará hasta el final, hasta que no quede otra posibilidad de pelear su derecho y el derecho de todos. No es poca cosa contar con el coraje de la incesante luchadora, no se da a menudo, no se vende por docenas ese temple.
¿Quiere usted cosa más sucia y perversa que haberle secuestrado a toda su plana mayor, así no más, porque dizque tenían malos pensamientos de armar jaleo durante el pulcrísimo proceso electoral -lleno de gorilas, narcos y alacranes actuando a su gusto- y que lograron detectar y detener, dice el fiscal? Difícil trance. ¿Y qué pasó? Que MC les contestó como se debe: “Mi comando es el pueblo de Venezuela”. El juego está muy lejos de terminar.
A lo mejor también inhabilitan a la sustituta por no ponerse el cinturón de seguridad cuando se dirigía a inscribirse. Pero ella seguirá haciendo un enroque.
Algo así concibo yo el final. Pelear y pelear, hasta que el malandraje se rinda. Algún día será. La maldad siempre ha tenido límites. Ese será el final, mientras tenga fuerzas la bella y valiente capitana del pueblo que quiere libertad.
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