Albert Einstein, dijo: “Si buscas resultados diferentes no hagas siempre lo mismo”, así que en estos días largos, aunque parezcan infinitos, hagamos un esfuerzo y verás que sale todo distinto.
Leer un libro es una alternativa que siempre será asertiva, con la ventaja de que, por tratarse de historias no dudo que muy bien escritas, aunque se lean a diario siempre serán distintas.
Y con la lectura, entonces, quizás nos daremos cuenta de que lo vivido no es real. Que somos personajes de un apocalíptico libro elucubrado por un autor infernal. Así que no nos dejemos dominar por pluma tan perversa que solo sabe de maldad. Impresos nuestros nombres allí no deben quedar, ya que son páginas oscuras que por cercenar amor y libertad, superada la pandemia jamás se debe olvidar.
Pensemos en cosas buenas y dejemos que la imaginación salga a caminar, porque en la vida no todo es oscuro o gris, los matices de colores deben predominar. Escriba poemas y luego, en voz alta, sin sentir ni un ápice de vergüenza atrévase a recitar, o visualice historias sin tramas truculentas que a alguien haga soñar. Puede hacerlo a la usanza de antes, con un lápiz y un cuaderno quizás o hágalo a lo moderno, una laptop no le vendría mal, aunque si quiere un consejo, un celular también podría utilizar. Grabar Tik Tok es algo muy personal, pero si así lo desea podrá también experimentar.
Dibujar es un gran talento, se lo puedo asegurar. Quizás tenga por dentro un Zapata, un Cabré o un Tito Salas no más. Lo que sí descubrirá es que a trazos firmes logrará, armonía y danza de colores sobre un lienzo en blanco que espera perder su virginidad. A usted no le cuesta probar y eso, le aseguro, le permitirá volver a soñar… darse cuenta quizás y ahora sí vamos a inventar, que es usted mismo una pintura que a un crítico podría interesar.
Idear actividades en familia como juegos de mesa o el disfrute de una película, la verdad no está para nada mal. Hablando de películas, y aquí me quiero enseriar, hay una que quisiera a todos ustedes recomendar y esta rima truculenta con la que me permitieron jugar, después de este párrafo, les juro ya no aparece más.
Hago referencia a una película que nació con este siglo, es dura, hermosa, conmovedora… Cadena de favores es su título. Trata sobre el proyecto de un niño quien a través de una actividad escolar logra idear una manera para sacar la parte buena de la gente.
La idea es, al azar y sin esperar nada a cambio, ayudar a alguien. La persona ayudada deberá hacer lo mismo con tres personas más y cada una de ellas ayudar a otras tres más y así, hasta formar una inmensa cadena de acciones buenas que ojalá se pudiera hacer en la vida real, porque las buenas acciones se deben multiplicar. ¡Disculpen! No me di cuenta y por necia volví a rimar.
Se me ocurre que sería un buen proyecto. Sería maravilloso que en confinamiento pudiera pasar. Es, lo puedo asegurar, una manera hermosa del tiempo utilizar. Y es que no sé si se han percatado de que a pesar de que ahora tenemos más tiempo, aunque dispongamos de él en su totalidad, nos hemos ocupado tanto que ya no nos alcanza más. A mí me han dicho en más de una oportunidad:
—Disculpa que no te haya llamado pero es que el tiempo ya no me da.
No somos perfectos. No somos malos ni buenos. De nosotros dependen las acciones que predominen. Eso sí nos definirá.
Una manera de ser mejores es ayudar sin esperar nada a cambio. Aprovechemos esta extraña pausa en la vida y apartemos, si no para siempre al menos por un buen rato, el escudo yoísta que nos ha hecho creer que la vida gira alrededor nuestro. Eso es erróneo. En estos días lo hemos comprobado.
Propongo, dentro de nuestras posibilidades, iniciar una cadena de favores. Cocinemos para alguien y hagámosle llegar el plato, seguro le va a encantar. Expliquemos vía online, con paciencia y cariño, alguna actividad escolar. Llamemos a los abuelos, que ahora sean ellos nuestros niños y vamos a contarles historias que los hagan reír y no llorar. Hagámoslo ahora que tenemos tiempo, aunque algunos ya no nos podrán escuchar… por eso, a Dios solo le pido, ayúdame a ayudar.
Hablemos en positivo porque además es verdad, que está cerca el día en el que la cuarentena va a terminar, y aunque no podemos tocarnos, besarnos ni por ahora abrazarnos, podemos comunicarnos a través de la redes. Vamos a escribirnos palabras bonitas con sentimientos que no nos atrevemos a pronunciar.
Diremos: te extraño, te quiero, cuánta falta me haces, perdóname… cada día te valoro más y sí, vamos a hacer cosas distintas, vamos a darnos el lujo de ser felices y de soñar…es lo que siento, no más.
@jortegac15