Apóyanos

¿Haciéndole el juego a la pandilla gobernante?

    • X
    • Facebook
    • Whatsapp
    • Telegram
    • Linkedin
    • Email
  • X
  • Facebook
  • Whatsapp
  • Telegram
  • Linkedin
  • Email

Después del 29 de julio con el triunfo aplastante de EGU y la proclamación fraudulenta de Maduro, el pueblo venezolano quedó frustrado, porque habiendo acogido la vía democrática se le desconocía su soberanía popular expresada en el voto. La dictadura asesorada por expertos. implementó de inmediato una brutal represión para sembrar el terror en la población y acallar la protesta. Resultado: muertos, heridos y más de 2.000 presos. Las detenciones fueron selectivas en el seno del pueblo contra la dirigencia popular, algunos de la dirigencia nacional o regional. La clase política opositora quedó desconcertada. sin saber cómo responder, temerosa, sin estrategia viable.

La pandilla gobernante y sus asesores, expertos en la manipulación de masas, aconsejaron que la represión debía golpear con mayor intensidad a la dirigencia de base opositora, por eso vimos presos a coordinadores de municipios, a testigos electorales, incluso asesinatos de dirigentes municipales. La diabólica estrategia era infundir terror en las bases y mostrar que no había fuerza que les defendiera. Lamentablemente, no entendimos ese escenario. Confiados que 78,2 % rechazaba al régimen, alentamos la posibilidad de una protesta nacional antes del 10 de enero y que tendría respaldo militar. Ni el pueblo salió ni hubo rebelión militar. El terror hizo mella, tanto en unos como en otros. Una vez más se produjo una frustración nacional.

Los laboratorios de la pandilla, simultáneamente, trabajaban en la estrategia de dividir a la oposición y ahondar la desesperanza en el pueblo. Para lograr su objetivo acudieron a los alacranes y colaboradores simulados, sobornándolos y presionándolos, para que acudieran a una farsa de elecciones regionales y nacionales, elecciones que de paso legitimarían al gobierno, borrarían el golpe de Estado del 28 de julio y darían un disfraz democrático. Por otra parte, un plan de descalificación masiva de la dirigencia opositora, encerrándolos a todos en el mismo saco. Por eso, hemos visto que han lanzado un ataque contra Guaidó, López, Borges, Ramos Allup, MCM Y EGU, montándolos a todos en las mismas acciones. Esta descalificación persigue matar moralmente al opositor y decepcionar más al elector.   

Ya han salido al terreno, adelantándose a lo que impondrá la cúpula gobernante, supuestos opositores a reconocer a Maduro, como lo hecho la diputada zuliana, o como lo ha propuesto Prosperi diciendo “quienes participen en las elecciones deben reconocer a Maduro”. Otros con disimulo apoyan esa farsa de elecciones con la justificación de no dejar espacios al gobierno y que la abstención no ha servido para nada. Obviamente, el gobierno les dará dinerito, para la campaña y se embolsillen algo. Es una justificación risible. La pandilla gobernante no deja espacios a nadie que no le acompañe en sus políticas y no le estorbe en nada. Da espacios a colaboradores i sigüises de sus políticas. 

Una primera pregunta que podríamos hacernos es ¿han servido para algo las elecciones chavistas? Para nada. Se arrasó en 2015, pero, mediante maniobras por el dominio en el TSJ y la fuerza militar, anularon las competencias de la Asamblea Nacional, sumado a errores garrafales de la dirigencia, corrupción y alacranato. No han servido para nada, porque una pandilla que controla el poder de las armas no reconocerá lo que vaya en su contra y menoscabe sus intereses. No vengan con el cuento de la ingenuidad y que participar en elecciones es un camino para enfrentar al gobierno. Participar es desconocer lo manifestado por el pueblo el 28 de julio. Ese pueblo sumido en miseria, sueldos de hambre, comiendo mal, con servicios ineficientes, desintegrada su familia, confió en que las elecciones podrían cambiar su precaria situación y acudió con a esperanza a votar. Resultado se desconocido su voto y se le reprimió brutalmente. ¿Confiará el pueblo en elecciones chavistas?

Creo que, en el escenario actual, en el cual la comunidad internacional sabe que hubo fraude y no reconoce a Maduro como presidente legítimo, la abstención será un arma para ratificar la ilegitimidad de Maduro y secuaces, obviamente, tenemos que hacer un esfuerzo para demostrar desde ya, que el gobierno hará una dispendiosa publicidad para promover las elecciones y aleccionará al CNE para que maquille la participación y resultados. Por eso, nuestra abstención debe ser militante para mostrar al mundo la enorme farsa de la pandilla y sus acólitos. Es deber de todos la restitución del orden constitucional y que se respete la soberanía popular.  No se debe hacer el juego al nefasto régimen. La lucha debe ser ¡hasta el final!  


Rodrigo Rivera Morales es doctor en Derecho Procesal y Constitucional. Bloque Constitucional Capítulo España.

Noticias Relacionadas

El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!

Apoya a El Nacional