OPINIÓN

¿Hacia una Constituyente? 

por Alberto López Núñez Alberto López Núñez

Luce indiscutible el acople de Gustavo Petro al socialismo del siglo XXI, como también lo es que él mismo propuso la constituyente en las elecciones de 2018. El 18 de febrero de ese año tuiteó: “Propongo que una constituyente territorializada y pluralista haga las reformas que no hizo la Constitución del 91: la del territorio, la reforma a la salud, la educación, la justicia, la política y el tránsito hacia una economía productiva. También hay un video de 2017 en el que expresa: “Si yo soy presidente de Colombia, el primer acto, el primer día, es convocar un referendo ciudadano con una sola pregunta… ¿Quiere usted, sí o no, una asamblea nacional constituyente en Colombia?” (Detector: Petro sí dijo que quería convocar una Constituyente, pero en 2017 (lasillavacia.com)).

El método de toma del poder del socialismo del siglo XXI transformó la lucha subversiva en una “parodia de democracia»: se lograría a través de la estrategia del Foro de Sao Paulo expresada en su cartilla. Se llega al poder a través del método democrático de las “elecciones”, para desde allí hacer lo que se quería con la subversión armada: acabar con la democracia liberal para implantar la dictadura del socialismo. Así lo hicieron Chávez, Ortega y Correa (que Ecuador se revirtió hacia la democracia por la implosión del régimen con Lenin Moreno). Y lo pretenden hacer en el resto de Latinoamérica. Hay variantes, pero todos los caminos llegan a Roma: la elección de una constituyente -si es preciso mediante el fraude- a la medida del futuro dictador. Petro por necesidad táctica renunció públicamente a su propuesta, pero es obvio que su estrategia sigue siendo la misma: llegar al socialismo del siglo XXI, mediante una constituyente. Es por eso que ahora partidarios del Pacto Histórico lanzan como globo de ensayo la propuesta de la constituyente, para ir aclimatando la idea dentro de la opinión pública, que con una fina estrategia será convencida de la necesidad de ella. La primera en hacerlo es Piedad Córdoba (recuérdese que es el alfil del chavomadurismo acá), quien a pesar de la extradición de su hermano no renunció al partido, tuvo un bajo perfil para ahora salir con esa jugada de la constituyente para complacer a Petro y volver a ser la embajadora oficiosa entre el régimen venezolano y el petrismo. Así, Piedad declara: “La senadora del Pacto Histórico asegura que la única forma de conseguir una reforma política es convocar a una junta para modificar la Constitución”. (Vuelve el fantasma de la Constituyente: Piedad Córdoba pidió Asamblea Nacional para modificar la carta magna (elcolombiano.com).  Casi simultáneamente el ex precandidato presidencial del Pacto Histórico Alfredo Saade declara: “El Congreso hay que cerrarlo. Es hora de que el pueblo vaya a una consulta popular para llamar a una constituyente” (“El Congreso hay que cerrarlo. Es hora de que el pueblo vaya a una consulta popular para llamar a una constituyente”: Alfredo Saade (semana.com)). Se ve pues que hay una campaña coordinada para hacer el “framing” de la propuesta de la constituyente en la opinión pública. Ahora bien, estos son ejercicios retóricos que no tienen otra finalidad que alborotar el avispero, para posicionar la idea en el debate. Por donde luce que realmente vendría la instauración de la constituyente es por la vía de la negociación con el ELN. Ya se vislumbra que se copiará el método de la entrega del país a las FARC de Santos, imponiendo por la vía de una leguleyada legislativa, un nuevo cogobierno con el narcoterrorismo, esta vez más radical pues la constituyente tendrá como finalidad derribar la república existente en Colombia desde hace más de dos siglos, para implantar la dictadura del socialismo del siglo XXI. Es por eso que se plantea que “una serie de acuerdos entre el gobierno del presidente Gustavo Petro y la guerrilla del ELN para modificar el ‘modelo económico’ y el ‘régimen político del país’ parecen estar reviviendo el fantasma de una posible constituyente: uno de los temores que más le costó disolver al jefe de Estado durante su candidatura” (Proceso de paz con ELN revivió el fantasma de la constituyente en el gobierno Petro (elcolombiano.com)). El proceso ya está pactado en el acuerdo firmado en México y ha pasado de agache en la opinión pública. Precisamente por esa hipnosis en los medios y la desarticulación de la oposición, que hace posible que ya se haya acordado “la constituyente” en la mesa de negociación con los narcoterroristas y que no se haya planteado un debate serio al respecto. Insisto, ya está acordado pues como lo señala El Colombiano: «El primer atisbo llegó en el “Acuerdo de México», un documento firmado por la mesa de negociación que marcó la agenda de negociación que tendrán con el ELN para intentar llegar a la paz. Según se pactó en ese acuerdo de dos páginas firmado por todos los negociadores, la guerrilla podrá participar “en un proceso de transiciones que nos conduzcan a la democracia plena: la soberanía nacional, la paz integral, la derrota de toda forma de corrupción, la protección de nuestra Madre Tierra, superando el sistema vigente de explotación y depredación, y creando las condiciones de equidad social y económica (…)”, un punto que, en el sentido estricto de la palabra, requeriría de modificaciones a la Constitución» (idem). Por otra parte, el senador Iván Cepeda, ideólogo del socialismo del siglo XXI en Colombia, fue muy claro en un programa radial: “Si hay una serie de propuestas de la mesa que deban pasar por ese mecanismo (de la constituyente) se hará” (ibid). Ya pues en México se dieron las bases para llegar a lo que tanto Petro y el ELN quieren : la implantación del socialismo en Colombia, pues como lo indica Alberto Casas Santamaría: “Se trata básicamente de modificar la bobadita de las ciento y pico páginas de la Carta Fundamental de la nación. Arranca con… ‘El Estado es propietario del subsuelo y de los recursos no renovables, sin perjuicio de los derechos adquiridos y perfeccionados con arreglo a las leyes preexistentes’. ‘La actividad económica y la iniciativa privada son libres, dentro de los límites del bien común’. Y ‘el Banco de la República ejercerá las funciones de banca central: regular la moneda, los cambios internacionales y el crédito; emitir la moneda legal; administrar las reservas internacionales; ser prestamista de última instancia y banquero de los establecimientos de crédito’. Estas son algunas de las modificaciones que se pretende analizar en la mesa de México”. Es que claramente “la Paz Total está secuestrada”, como lo afirma Francisco Lloreda: “La Paz Total está secuestrada. Está secuestrada por el ELN, las disidencias de las FARC y el Clan del Golfo, entre otras organizaciones criminales. Ellos mandan. Por eso asesinan a soldados indefensos, secuestran policías, y paralizan durante días el Bajo Cauca. Saben, como en el pasado, que la ‘paz total o parcial’ depende principalmente de ellos y que la limitante de tiempo de todos los gobiernos y su afán de dar resultados juega a su favor” (La Paz Total, secuestrada (elpais.com.co) ). Está claro pues que Petro tiene como idea fija la constituyente, el cómo llegar a ella es lo espinoso, aunque no pareciera tanto. En Venezuela y Nicaragua hubo un fuerte combate entre los socialistas del siglo XXI y los demócratas. En Venezuela, incluso, sólo se logró mediante la manipulación del sistema electoral en un seudofraude que con la minoría de votos el chavismo logró prácticamente todos los diputados de la Asamblea Constituyente. Acá se lograría un hito histórico de la humanidad: la revolución decretada por el establishment a través de concesiones ilegítimas a los insurrectos del ELN, que en realidad presentan el mismo proyecto de Petro. Esa mesa de negociación luce entonces ser un  “yo con yo”́, en donde los del gobierno y los del ELN están de acuerdo en lo mismo, i.e, acabar con la democracia e instaurar el socialismo, con la excepcional situación que los partidos del establishment -por mermelada- están en el gobierno. Se daría la -insólita y única en el mundo- instauración de la dictadura del socialismo del siglo XXI por el voto en el Congreso de los mismos partidos que serán derrocados por el nuevo régimen: la dictadura del socialismo del siglo XXI instaurada por medio de la mermelada ¡de Ripley!