Quiero comenzar mi artículo de esta semana con una cita de Winston Churchill: «Si comenzamos una pelea entre el pasado y el presente, nos daremos cuenta de que habremos perdido nuestro futuro».
Luego de más dos décadas de desastre, en la que entre otros males que nos azotan a la mayoría de los venezolanos, hoy tenemos la hiperinflación más alta del mundo, ruina que es de tal magnitud que nuestra inflación es 65 veces mayor a la de un país africano como Sudán que se encuentra sumido en guerra. Lamentablemente a pesar de ello, algunos prefieren seguir en la destrucción y división.
Estos dos extremos continúan con agendas alejadas de los problemas de la gente. Tanto el gobierno autoritario, como el ficticio felices de tenerse mutuamente para monopolizar el debate sobre lo irrelevante, mientras el país continúa a la deriva.
Unos proponiendo unas supuestas goticas milagrosas o más estrellas a nuestra bandera, como si ya no bastara con tener a los venezolanos viendo millones de estrellas pero del hambre, o si con ello se le fuera a solucionar por ejemplo el grave problema de energía eléctrica al pueblo zuliano; por el otro lado, luego de 2 años de interinato este solo ha servido para llenar el bolsillo de unos pocos y posicionar la antipolítica como resultado de las fantasías de Juan Guaidó y su grupo, en la que hoy han quedado internamente paralizados. Sin lugar a dudas a estos lo que les hace falta son unas goticas, pero de realidad.
Definitivamente la inacción no es una opción, y entendiendo que ninguno tenemos la fuerza necesaria para derrotar a Nicolás Maduro a corto plazo; cada día somos más los que nos sumamos a recorrer y ayudar dentro de nuestras posibilidades a esos sectores más vulnerables, así como a reagrupar, motivar, trabajar en buscar esos puntos de encuentro en los que podamos construir y unir para lograr los consensos que necesitamos para avanzar como nación.
Porque sea cierto o no, por ejemplo, el rumor de la venta de autos de lujo, lo que sí es real es que en el mundo seguirán existiendo personas que puedan adquirir Ferraris o pagar alquileres de lujo como otro de los temas que posicionaron recientemente desde el gobierno para seguir distrayéndonos, desviando la atención y no asumir su responsabilidad frente a la grave crisis a la que nos han llevado. En resumen, lo que no va a existir son soluciones a una crisis humanitaria si no ponemos el foco en ellas.
Por ello coincidimos con lo que decía la analista internacional Indira Urbaneja: “No hay opciones sobre la mesa, la única opción es entendernos como sociedad, como país, para sacar a Venezuela a flote. Trump ya no es presidente, Duque dejará de serlo, Bolsonaro pinta mal y Maduro sigue en Miraflores”.
En fin, urge atender las necesidades reales de nuestro pueblo, por ello desde Unidad Visión Venezuela aplaudimos la decisión de Fedecámaras y su presidente Ricardo Cusano, así como de otros sectores que han decidido romper con la inercia a la que nos llevaron quienes sí han fracasado en darle respuesta al país.
Los antitodo ahora desatarán una nueva guerra, esta vez contra el empresariado, diciendo que estos solo están defendiendo sus intereses, haciendo negocios a costilla de un pueblo que sufre, que está en la miseria, y un largo etcétera; pero habría que preguntarse, si fuese así: ¿por qué Fedecámaras planteó temas que van más allá de lo económico? Bajo la idea que es solo un beneficio temporal, eso no tendría ningún sentido.
Los empresarios han dejado bien claro, que debe ser un programa general de cambio en lo social, económico, humanitario y político. Eso implica una apertura económica, que no es solo la fulana Ley Antibloqueo, es que haya entre otras cosas: seguridad jurídica, diálogo tripartito y libertades plenas.
A diferencia de conversaciones anteriores, Fedecámaras tiene algo que exigir, pero también algo que dar a cambio. Por ello, vemos que está pidiendo más allá de lo que es su ámbito directo. El gobierno debería de ser el primer interesado en llegar a algunos acuerdos, donde por ejemplo podamos avanzar en lo que al proceso de vacunación se refiere.
Para finalizar debo decir, que ciertamente no podemos confiar en el gobierno, pero no es menos cierto que no tenemos razón alguna para no solo darle ese voto de confianza a Fedecámaras, sino que además vamos a estar ahí. Ojalá todos podamos sumarnos, estar juntos, ponernos de acuerdo por el bien de los ciudadanos y de nuestra Venezuela.
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