Durante los años setenta del siglo XX el estado Zulia vivió una dinámica actividad formativa y artística, que condujo al establecimiento de un movimiento influyente en materia de danza escénica.
El Ballet de Maracaibo, fundado en 1975, representa la más relevante iniciativa de desarrollo de una compañía profesional de danza clásica en la región occidental venezolana. Su concreción y sus logros se debieron en gran medida a la labor sostenida por Nedo Voykich (Vojkic), el destacado primer bailarín, coreógrafo y maestro yugoslavo, fallecido la semana pasada, quien fuera su fundador y director artístico.
Formado en la Escuela Estatal de Ballet Clásico de Belgrado por reconocidos pedagogos y coreógrafos —el ruso Vaslav Orlikovsky y yugoslavo Dimitri Parlic, entre ellos— alcanzó la posición de primera figura del Ballet Nacional de Yugoslavia. Altamente valorado por sus cualidades de bailarín noble, logró en su país las más altas distinciones, tanto por parte de las autoridades culturales como del ejercicio crítico del arte.
En 1972, se estableció en la capital zuliana, donde llevó a cabo a lo largo de cuatro décadas un permanente ejercicio creativo y docente, llegándose a convertirse en factor fundamental del desarrollo de la disciplina del ballet en la región.
Junto a su esposa Sasha Gosic, primera bailarina de proyección internacional en Europa y Estados Unidos, formada inicialmente en Maracaibo por las maestras Irene Levandovsky y Sonya Köster, se dedicó a la creación de una plataforma de creación y difusión de la danza académica, al igual que a la formación de numerosos intérpretes dentro de esta especialidad.
Al frente del Ballet de Maracaibo propició los montajes de celebrados títulos del repertorio de la tradición romántico-clásica universal: Giselle (Adam), Don Quijote (Minkus), Cascanueces y El lago de los cisnes (Tchaikovsky).
La producción de esta última obra presentada en 1978 en el Teatro Bellas Artes marabino, según la versión integral de cuatro actos de Dmitri Parlic, contó con las actuaciones de Sasha Gosic, Radomir Vucic y Nedo Woykich. La puesta en escena obtuvo reconocimiento general y se inscribió como uno de los momentos memorables de la danza clásica venezolana.
La maestra Lidija Franklin (1917-2019), especialmente invitada al estreno, se hizo eco de este auspicioso resultado al declarar al diario Panorama: “Esto ha sido todo un acontecimiento histórico, pues ninguna otra compañía nacional ha podido, hasta ahora, preparar y presentar esta difícil y muy exigente obra. La interpretación artística ha sido de muy alto nivel”.
Sobre el desempeño interpretativo de Sasha Gosic en este montaje, destacó Dmitri Parlic en The New York Times: “La acompañan todos los atributos de una primera bailarina. Liviana figura, extrema musicalidad y excelente técnica. Es rápida y posee temperamento (…) Artística y técnicamente es impecable”.
El Ballet de Maracaibo también llevó a cabo el montaje de Carmen (Bizet), obra cumbre de la modernidad en la danza académica, así como de una apreciable producción neoclásica original de su director artístico.
En 1990 la compañía zuliana cumplió con una temporada en la Sala Ríos Reyna del Teatro Teresa Carreño de Caracas, con Sasha Voykich como primera bailarina, acompañada de Raúl Candal y Guido de Benedetti, primeros bailarines invitados del Ballet Estable del Teatro Colón de Buenos Aires.
Nedo Voykich estimuló permanentemente la danza académica en el Zulia. Instruyó y orientó a varias generaciones de bailarines de valorable desempeño nacional e internacional.
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