El 27 de abril pero de 1941 el Reino de Grecia se rendía ante las fuerzas invasoras de la Wermacht (ejército alemán) en la Segunda Guerra Mundial. La llamada “Operación Marita” (Del 6 al 27 de abril) por los alemanes o “Batalla de Grecia” por los británicos había terminado. Las Divisiones del Ejército Aliado (La Fuerza Expedicionaria Británica) conformadas por neozelandeses, australianos y británicos se enfrentaban una vez más a un nuevo “Dunkerque” pero en menor tamaño. Huían a la isla de Creta creyendo que podrán resistir, porque su condición insular le protegía al igual que Gran Bretaña gracias a que el dominio de los mares en el Mediterráneo también le pertenecía a la Royal Navy. Muchos pensaron que la combinación de una geografía montañosa, el coraje griego demostrado frente a la fracasada invasión italiana (del 28 de octubre de 1940 al 6 de abril de 1941) de su patria y el apoyo Aliado; permitirían detener o iniciar una larga guerra de desgaste frente al Tercer Reich. Los ingleses prepararon, ante las dudas, un plan de evacuación.
La bibliografía que usamos es la misma que citamos en nuestra anterior entrega. Solo agregamos ahora el excelente libro de Anthony Beevor, 1991, La batalla de Creta; que con gran detalle explica, tanto la ocupación de esta isla como la campaña previa en la península griega. Las tesis del historiador en torno a la derrota son las siguientes: 1) la invasión italiana desde Albania aunque fue rechazada gracias a su gran coraje, los había desgastado; 2) el gobierno del dictador el general Ioannis Metaxas (con ciertas ideas fascistas) mantuvo una política primero de neutralidad y después de apaciguamiento y solo cuando murió el 29 de enero de 1941, Grecia aceptaría el apoyo británico; 2) británicos y griegos no lograban ponerse de acuerdo en cómo defender el Reino y los segundos no aceptaron la idea de retroceder para no ser atrapados en Albania lo cual ocurriría; y 3) las debilidades tecnológicas en su armamento, un ejército nada motorizado y sin Fuerza Aérea. Solo poseían los tanques y aviones del Ejército Expedicionario británico (60.000 soldados) que no pasaban de la centena en cada caso. En estas condiciones se enfrentaría al doble de soldados (si sumamos a los alemanes las fuerzas italianas), con un armamento moderno que incluía 1.200 tanques (más 100 italianos) y 700 aviones de la Luftwaffe (más 400 italianos). La Blitzkrieg una vez más funcionaría a la perfección con su tradicional marca de rápida y feroz destrucción.
De nada valió que los ingleses – gracias a que habían logrado conocer los códigos que las comunicaciones alemanas usaban – supieran previamente los movimientos del enemigo. El Ejército alemán fue tan rápido en su invasión desde la aliada Bulgaria que no les dio tiempo de reaccionar. La táctica fue aprovechar su avance en Yugoslavia para atrapar los importantes contingentes griegos en Albania (se rendirían el 20 de abril) y bordear las líneas defensivas al estilo “Maginot” (“Línea Metaxas”) que se habían construido para protegerse de Bulgaria. Griegos y británicos trataron de hacerse fuertes en importantes desfiladeros o estrechos fáciles de defender como las famosas Termópilas (24 de abril) o el estrecho de Corinto (tomado el 26 de abril por paracaidistas alemanes). Era la repetición pero entre valles y montañas de la caída de Francia. Cada vez que intentaban resistir aparecían los Stukas. Cuando los británicos se retiraban la población los despedía diciendo: “¡Mucha suerte y vuelvan con la victoria!” (el 28 de abril saldría el último soldado hacia Creta).
La Royal Air Force demostró su valía al derribar más 300 aviones del Eje con tan solo unos pocos Hurricanes y Gloster Gladiators. El 20 de abril se dio la Batalla aérea sobre Atenas en la que el mayor as de la Commonwealth: Marmaduke Thomas St. John “Pat” Pattle, caería derribado por un Bf 110 alemán. Pat Pattle era surafricano y contaba para ese momento con 40 victorias (compañeros afirmaban que podía llegar a los 60 porque 20 eran probables). La mitad de sus derribos fueron en el Norte de África pilotando un Gladiator frente a los italianos y el resto ante la Luftwaffe en Grecia con un Hurricane. Es realmente impresionante que en tan poco tiempo haya logrado tal eficacia. Las bajas en la campaña griega fueron para los defensores más de 56.000 (14.000 de ellos murieron en combate), los Aliados (2.000). Los alemanes casi 5.000 soldados (4.000 heridos y 1.000 en batalla aproximadamente) y los italianos ¡casi 100.000! (39.000 de ellos fallecidos).
Al mismo tiempo que se daba la Batalla de Atenas; Adolf Hitler recibía al general Kurt Student, creador de las fuerzas fallschirmjäger (paracaidistas). Student le explicaría los planes para conquistar Creta solo por medios aerotransportados y cuatro días después, previa “consulta” a Benito Mussolini, el Führer aprobaría la Directriz 28 conocida como “Operación Mercurio”. Esa increíble y famosa acción militar será analizada la próxima semana
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