La idea de reformar un sistema para «ampliar la democracia» sin claros detalles, motivaciones u objetivos puede evocar escenas de la película El Gran Dictador, la sátira de Charles Chaplin sobre el ascenso del totalitarismo. Esa película nos ofrece una mirada a cómo los líderes pueden manipular el discurso de la reforma para consolidar el poder, no para beneficiar a la sociedad.
En El Gran Dictador, Adenoid Hynkel (una clara alusión a Adolfo Hitler) promete paz y prosperidad mientras en secreto planea la dominación. Este paralelismo nos muestra que reformas propuestas sin transparencia pueden ser un velo para intentar centralizar el poder. De hecho, la creación de comisiones para diseñar reformas puede ser vista como una estrategia de Hynkel, donde burócratas leales son los encargados de moldear las leyes a favor del líder, no de la gente.
La película también refleja cómo los regímenes autoritarios pueden manipular elecciones y eliminar a la oposición para asegurar su permanencia en el poder. En El Gran Dictador, cualquier oposición es suprimida o ridiculizada. Esto se puede traducir a situaciones donde las reformas buscan no “ampliar la democracia”, sino limitar la competencia política. La idea de que el voto debe ser controlado o que los líderes de oposición o independientes deben «reconocer» a los supuestamente electos, refleja la lógica de Hynkel donde el voto no es un derecho universal sino un privilegio otorgado por el régimen.
A pesar de la opresión, El Gran Dictador nos muestra que la esperanza y la resistencia son posibles. Al igual que el discurso final del barbero, confundido con Hynkel, que habla de humanidad y libertad, cualquier oposición debe mantener su presencia y mensaje, incluso cuando las circunstancias parecen adversas. La resistencia contra el autoritarismo en la película sugiere que la construcción de estructuras democráticas y resistentes es una tarea que puede trascender generaciones, vital para aquellos que buscan mantener o restaurar la democracia.
El Gran Dictador no solo es una crítica al fascismo de su tiempo, sino una advertencia sobre cómo se puede disfrazar la tiranía con el lenguaje de la reforma y el progreso. En cualquier contexto, la necesidad de reforma debe ser acompañada por transparencia, participación y un genuino interés en el bienestar colectivo, no en el fortalecimiento personal del poder. La película está disponible en distintas plataformas en Internet, todo un gusto verla y reflexionar con ella. Te invito a disfrutarla.
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