OPINIÓN

¡Hablaron los números!

por Marcos Hernández López Marcos Hernández López

Si nos deslizamos en un breve recuento histórico, las esperanzas estaban puestas en el cambio político, a partir de 1998. Sin embargo, 25 años después podemos constatar que nada ha ocurrido para permitir la profundización de la democracia y crecimiento económico. 

Nicolás Maduro lleva dos periodos en el poder en Venezuela. En ese tiempo ha supervisado un periodo de colapso económico, corrupción, incremento de la pobreza general, destrucción del medio ambiente… una realidad que ha provocado un éxodo de más de 7,5 millones de venezolanos.

Venezuela celebró sus elecciones presidenciales en 2024 y casi a tres semanas de los comicios nacionales las actas del CNE no se han publicado. El candidato de la oposición de Venezuela habría recibido más del doble de votos que el presidente Nicolás Maduro en las elecciones del país realizadas el 28 de julio, según actas del Comando con Venezuela. Sin embargo, el Consejo Nacional Electoral de Venezuela, controlado por Maduro, lo declaró ganador con casi 52% de los votos frente al 43% de González. Pero, el ente comicial aún no ha hecho que los resultados por mesas electorales respalden la victoria y estén disponibles para ser auditados, como lo exige la ley.

Los venezolanos votaron por un cambio, pero no para que un presidente pretenda personificar el sólo, la Ley y el Estado. La mayoría de los ciudadanos quieren un cambio para reconstruir la democracia y cero autoritarismos. Por ello preocupa el discurso poselectoral el presidente de la República, con su ignorancia de la historia y de sus propias circunstancias, nos anuncia en sus narrativas esta no es una «revolución pacífica», sino que agrega que es «armada y eterna» apoyada con todos los instrumentos de guerra y de violencia imaginables: misiles, tanques, obuses y quién sabe cuántas otras armas que los civiles no tenemos. 

Con la derrota de Maduro no está en juego únicamente el cargo presidencial, sino también la continuidad de las políticas del gobierno actual, que ha empobrecido fuertemente al país y que ha traído consigo varias complejidades sociales. Lo positivo es que los expertos en economía aseguran que la derrota de Nicolás Maduro está conectada al futuro del país podría tener un crecimiento en la inversión y en corto tiempo mejores cifras en la calidad de vida de todos los venezolanos.

En su complicación poselectoral Nicolás Maduro se mueve nacional e internacionalmente en busca de aliados y explora continuamente la activación de diálogos inducidos, renunciando a ver el “bosque” de la crisis política y económica que transita actualmente el país… lo grave, el futuro del país está incierto, el futuro existe, Maduro finge miopía, esta ceguera perturba su lógica al momento de intentar hacer una comprensión final, percibiendo la naturaleza de la magnitud de la crisis política electoral.

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