Venezuela está sumergida en una grave crisis económica (hiperinflación, dolarización de precios, sueldos devaluados) y una peor crisis política (usurpación, deslegitimación de los poderes públicos), sin hablar de la caótica realidad social (el éxodo de miles de venezolanos al exterior, hambruna, desnutrición y más) y esta terrible situación ha sido aprovechada por la República Cooperativa de Guyana para expoliar el territorio del Esequibo.
La parálisis nacional, ante esta tragedia, y más por las políticas dóciles de quienes se han sentado en el Palacio de Miraflores por las dos últimas décadas, han sido el abono en el cual se apoyó Guyana para acelerar su política de robo de kilómetros de territorio nacional.
Guyana no solo quiere arrebatarnos, cual ladrones de esquina, nuestro territorio, sino que además busca quitarnos la salida venezolana al Atlántico, es decir, es su mayor empeño el de perjudicarnos abiertamente, lo cual debe ser detenido cuando antes. Y, a pesar de todo, aún estamos a tiempo.
Todos los venezolanos tenemos que empujar hacia el respeto de nuestra soberanía territorial.
No podemos permitir que Guyana nos robe lo que es nuestro y haga negocios en detrimento de un suelo que siempre ha sido, y debe seguir siendo, 100% venezolano.
El gobierno interino debe intensificar la defensa de lo que es nuestro. Más allá de repetir, lo que ya todos los venezolanos sabemos, sobre la culpabilidad de la usurpación, debemos ir un poco más allá y alcanzar la defensa formal de los intereses venezolanos.
Lo que queda de las Fuerzas Armadas, a esas que son empleadas como una guardia pretoriana, se les recuerda que su razón de ser es la defensa de la integridad del territorio, el cual está siendo saqueado por extranjeros.
Ellos, como cuerpo ciudadano de uniforme, deben exigir a todos los que poseen representatividad nacional una política más coherente en procura de salvaguardar la soberanía de Venezuela.
Debemos frenar a los guyaneses, debemos desconocer a como dé lugar que instancias internacionales fuertemente influidas por Cuba y sus aliados socialistas, dicten una sentencia para despojarnos de ese territorio cuando nosotros como Estado y como nación no estamos de acuerdo con la participación de ese árbitro.
Debemos endurecer nuestra política y nuestra posición.
Guyana, con la asesoría de la Cuba castrista, se aprovecha de la crisis venezolana, en un intento de hacer leña del árbol caído y esto no puede ser permitido.
Tenemos el deber moral de cuidar a Venezuela y su conformación territorial y, pareciera inevitable, que entendamos que el gobierno de Guyana es nuestro hostil adversario.
Y la presencia de petroleros, bucaneros y pescadores guyaneses en aguas venezolanas es solo otra demostración más que no nos respetan, que se burlan descaradamente de los límites y que desarrollan una política cada vez mas agresiva contra nuestro país, desde que el chavismo -por órdenes de La Habana- se lo permitió.
Hoy todos debemos defender el territorio nacional, sin olvidar que fue el chavismo el que empezó a flaquear en el justo reclamo venezolano, con una actitud realmente apátrida, que causó toda la actual situación, con el solo propósito de cuadrarse unos votos en la Organización de Estados Americanos.
Hay que parar de una vez por todas este nuevo despojo del territorio venezolano, bajándole los humos a los guyaneses. ¡Ya basta!