OPINIÓN

Gulags en Hispanoamérica

por Albert Geovo Albert Geovo

Al comienzo de la revolución socialista en la URSS se crearon estos campos de concentración, muchos de ellos antes de los levantados por la Alemania nacional socialista del régimen fascista hitleriano denunciados en el mundo. En cuanto se concentraron en el poder los socialistas en Rusia, edificaron un sistema legal de control social sistemático que comenzó con campos de trabajo forzoso donde confinaron toda clase de presos comunes junto con disidentes, opositores y cualquier persona que representara un peligro para el sostenimiento del modelo socialista que se instauraría; propiamente presos políticos.

Con el tiempo convirtieron a toda costa la nación entera en un gulag, expandiendo la técnica esclavista por todas las zonas de influencia socialista, tal como si se tratase de una peste, siendo esta cepa, el socialismo, marxista o no, su principal vector, que introducen a través de la filosofía de corte conductista y totalitaria en la educación colectivista.

Tan pronto se consolidó la revolución soviética socialista en Rusia y sus Estados satélites, se establecieron gulags en toda la Tierra, como por ejemplo en la China comunista del difunto Mao, y el régimen comunista de Corea del Norte, y no podía faltar un gulag en Hispanoamérica, entre ellos Cuba, y hoy por hoy la revolución socialista instaurada en Venezuela. No es suficiente para la gobernanza global ni dos ni tres, es necesario crear tantos campos de trabajo forzado como se pueda, tantos campos de concentración como sea posible en el mundo, estando hoy amenazados la misma España y el mundo en general, en plena cuarentena decretada a escala planetaria a causa del covid-19.

En el principio se pensaba que se creaban estos gulag en zonas de confinamiento dentro de los países satélites de la URSS. Los testimonios nos han indicado que es en toda la nación, ya que el orden social ha sido extendido además a naciones enteras, como es toda Cuba, Venezuela; es decir, centros mundiales donde mantienen presas a sus poblaciones a pesar de las aparentes y nominales estructuras democráticas  existentes.

En particular, las ciencias sociales ya han podido dar por sentado que es posible realizar estos planes colectivistas e imponer un orden social al mejor estilo de granjas humanas. ¿Cuál es la razón de todo esto? ¿Que sobrevivan los más aptos? ¿Disminución de la población mundial? A pesar de la reticencia de las personas, la eugenesia que tanto se le criticó y señaló al régimen nacional socialista impuesto por Hitler ha sido puesta en escena por los triunfadores de las dos grandes guerras del siglo XX, de la mano de la ideología socialista.

En concreto, para sobrevivir en la granja humana correr o adaptarse a las condiciones críticas y severas de todo régimen socialista es natural. Es asombroso ver la capacidad de la humanidad para superar el arbitrario orden social por el que son oprimidos.

Existen granjas de granjas, pero todas granjas al fin; se amenaza con convertir luego de esta pandemia gripal y nuevo recetario económico a naciones enteras, como España, de la mano de la Europa del este, donde hoy muchas de ellas siguen estando sumidas en el caos que les dejó la fracasada URSS con sus órdenes de estructuras colectivistas.

De esta manera, el mundo entero está amenazado de ser pastoreado por la gobernanza global, creando tantos corrales como sea posible, desafiando la conciencia, la inteligencia y todos los obstáculos naturales en el camino, siendo estos los principales, la inteligencia humana y el libre albedrío; en sí, la libertad de la que es dotado por naturaleza el individuo.

Los gobernantes en las naciones juegan a ser dioses, cuando no son más que sátrapas y zánganos de una élite mundial trasnochada, imponiendo su ley corrompida como orden en todo el mundo, sometiendo a los iguales a qué comer, dónde vivir, cómo vivir, qué pensar, cómo pensar, qué opinar o qué decir, a través de instituciones colectivistas y un modelo educativo con estructuras estatistas establecidas en el mundo.

Para finalizar, elecciones son muchas ante los gulag: emigrar, adaptarse, o formar un círculo de consciencia de orden demócrata liberal opuesto a la colectivización, con sistemas federales de gobierno de libre mercado para todos, y no para un séquito de los gobiernos. Es esta la mejor arma que tenemos en Occidente ante la estrategia de imponer el injusto nuevo orden. Los mensajes son claros, además de tiranizantes. El resto pareciera solo limitarse a ver los despojos que quedan de las naciones sometidas, como si lo que sucediera en ellas fuera ajeno a sus vidas, cuando ya mañana pudieran ser víctimas de estos abusivos órdenes sociales; unos con más severa sujeción que otros, pero esclavitud al fin.

albertgeovo@gmail.com