Cuando Guillermo Morón Montero llegó al mundo en Carora el 26 de febrero de 1926, aquel pueblito árido y polvoriento, de chivos y cardones, seguía siendo uno de los más olvidados y remotos del estado Lara.
Morón siempre repetía con orgullo que era hijo de una maestra de escuela, Rosario Montero de Morón, pero lo que más le llenaba era subrayar que quien le enseñó las primeras letras fue el maestro Cecilio Zubillaga Perera, también conocido como Chío Zubillaga, de quienes recibió una sólida formación moral y disciplina intelectual.
Estudió bachillerato entre Carora y Barquisimeto, y desde muy joven empezó a escribir en los periódicos El Diario de Carora y El Impulso de Barquisimeto, donde fue un periodista de oficio y jefe de redacción de este periódico centenario. Coordinó el libro: El Impulso. Cien Años de Historia 1904-2004, una obra de investigación magistral que contó con su pluma y su prodigioso conocimiento.
Quería estudiar Derecho pero el maestro Chío le recomendó estudiar historia por lo que tomó un autobús y se marchó a Caracas para inscribirse en el Instituto Pedagógico de Caracas, del que egresó como profesor de Historia y Geografía.
“Yo aprendí del maestro que el estudio es el fundamento principal de la vida ciudadana en cualquier parte del mundo. A los 17 años me dijo ‘Moroncito, váyase para Caracas, porque como su mamá es maestra, sus tías han sido maestras y un abuelo suyo fue también profesor, usted puede convertirse en un buen maestro”.
Regresó a su estado natal como profesor del Liceo Lisandro Alvarado, al tiempo que fungía como secretario privado del gobernador Carlos Felice Cardot, quien le ayudó a conseguir una beca en 1949 para estudiar en la Universidad Central de Madrid (hoy Complutense), donde se doctoró en Historia en 1954. “Lo hizo porque su madre lo quería ver lejos de la escena política venezolana, que no auguraba buenos tiempos”.
Durante aquella estadía madrileña, justo en la mitad del siglo XX, conoció a María Ilaria, quien después se convirtió en su esposa.
“Y como si se tratara de ayer, Guillermo Morón todavía rememora la escena ocurrida en la capital de España: Estaba frente al templo donde se casó Simón Bolívar, yo la había conocido a ella ligeramente, y de repente llegó ella por detrás y me tocó y me dijo: ‘¿Usted es el indio que me está esperando?’. Y ahora es mi mujer. Ella se casó con el indio”.
Después estudió –tras ser uno de los primeros latinoamericanos en obtener la Beca Humboldt–, en las universidades alemanas de Gotinga y Hamburgo, en la especialidad de Filosofía de la Cultura y Lenguas Clásicas hasta 1958. Al egresar, fue contratado como profesor titular.
Al reabrir la Universidad Central de Venezuela intentó ingresar a la recién inaugurada Escuela de Historia, y no le fue posible porque el comunismo universitario lo tachó como un hombre de derecha: “En la UCV no me recibieron, a pesar de mis títulos y publicaciones, porque estaba dominada por los comunistas, entre ellos un señor llamado Germán Carrera Damas”.
De regreso a Venezuela empezó a escribir unas de sus obras cumbre: Historia General de Venezuela. Ese mismo año de 1958 ingresó en la Academia Nacional de la Historia. Fue su director entre 1986 y 1996, y fundador de los Departamentos de Investigación y Publicaciones de dicha corporación, desde donde impulsó la edición de numerosas obras de historia venezolana y la publicación de una colección denominada El libro menor.
“Cuando regresé (a Venezuela) inmediatamente me nombraron numerario y tenía 33 años, eso fue en 1959. En la Academia fui primero director de publicaciones y después director”.
También fue director de la prestigiosa revista Shell y trabajó como profesor de geografía, historia y ciencia en el Instituto Pedagógico Nacional de Caracas. Era el catedrático más solicitado y popular de las clases de Historia de Venezuela en la Universidad Simón Bolívar.
Ejerció como periodista en la revista El amigo del hogar y publicó columnas en los periódicos El Impulso, El Nacional y El Heraldo por más de cuatro décadas.
En una formidable entrevista para ElEstímulo.com Guillermo Morón destiló algunas impresiones claves:
“Juan Vicente Gómez es uno de los mejores gobernantes que ha tenido el país, a pesar de haber sido un dictador, no se metía con el pueblo ni con los maestros de escuela”, reflexiona cuando le preguntan sobre el devenir de la historia contemporánea venezolana. Entre Gómez y Chávez hay un siglo, un siglo en el que las armas tampoco estuvieron quietas y él considera a ese sector como parte fundamental de la república.
“Ni de derecha ni de izquierda. Lo que soy es un hombre bien educado”, así se definió Morón, quien apoyó a Hugo Chávez en los años noventa. Una actitud que fue repudiada por algunos miembros del gremio y que, incluso, llegaron a calificar como pase de factura por su rechazo a los partidos Acción Democrática (AD) y el Comité de Organización Política Electoral Independiente (Copei). Y cuando le increparon:
—¿Cuándo decidió retirarle el apoyo a Chávez?
Respondió sin titubeo:
—En cuanto llegó, porque no estaba preparado.
—Entonces, ¿no estamos cerca de un cambio histórico?
—No lo creo –contestó tajante.
Su obra de investigación es colosal, y su biblioteca personal cuenta con más de 5.000 títulos. Morón fue uno de los larenses más ilustres y querido de Venezuela durante el presente siglo. Su hora final ocurrió en Caracas, el 19 de noviembre de 2021.
Parte de su legado en letras
Los imperios y el imperio (2013)
Memorial de agravios (2005)
Patiquines, pavorreales y notables (2002)
El catálogo de las mujeres (1994)
Los presidentes de Venezuela (1993)
Son españoles (1989)
Los más antiguos (1986)
Ciertos animales criollos (1985)
Homenaje a Don Rómulo Gallegos (1984)
El gallo de las espuelas de oro (1984)
Historia de Francisco y otras maravillas (1982)
Textos sobre Lisandro Alvarado (1981)
Microhistorias (1980)
Historia de la Provincia de Venezuela (1977)
Imágenes y nombres (1972)
Historia política de José Ortega y Gasset (1960)
Historia de Venezuela (1960)
Los borradores de un meditador (1958)
Los cronistas y la Historia (1957)
El libro de la fe (1955)
Semblanza periodística producida a partir de entrevistas, fragmentos de libros y artículos de prensa, fuentes esenciales que permitieron construir una imagen más cercana de nuestro personaje.
Fotos: Archivo Carlos Guerra Brandt / Fotografía Urbana / Diario El Impulso
IG/TW: @LuisPerozoPadua
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