Cuando en Venezuela se habla de un médico con sensibilidad humana, cualquier persona inmediatamente evoca la memoria del doctor José Gregorio Hernández, conocido como el “médico de los pobres”.
No pretendo con esto comparar al doctor Guillermo Colmenares Arreaza, fallecido recientemente, con el ilustre beato, ni convertirlo en motivo de veneración, sino compartir con mis compatriotas las dotes personales y profesionales de un extraordinario discípulo de Esculapio o Asclepio, el dios de la medicina, y digno seguidor de los Patronos de la Medicina, los Santos Cosme y Damián. Su colega y biógrafo, a quien debo la información, el Dr. Franco José Mario Calderaro Di Ruggiero lo calificó como el “maestro de la cirugía”.
Con el título de Médico Cirujano egresó de la Universidad Central de Venezuela (UCV), e inmediatamente comenzó el Internado rotatorio por concurso del Hospital Universitario de Caracas (HUC) y, de seguidas, el Posgrado de Cirugía General, Hospital Universitario de Caracas, obteniendo el grado de Doctor en Ciencias Médicas (UCV) con la tesis doctoral titulada “Los nódulos tiroideos solitarios. Diagnóstico y terapéutica”.
En los años siguientes, sirvió como Cirujano Adjunto del Servicio de Cirugía 2 del Hospital Universitario de Caracas hasta su jubilación en el año 2000 y en la Clínica Razetti de Caracas, desde 1970.
Paralelamente a esas actividades, sirvió como director de la revista de la Sociedad Venezolana de Cirugía, y como profesor instructor por concurso y profesor titular desde 1995, en la Cátedra de Clínica y Terapéutica Quirúrgica B y Jefe del Departamento de Cirugía del Hospital Universitario de Caracas, 1995-2000. Director del Posgrado de Cirugía General del Hospital Universitario de Caracas y Jefe del Servicio y Director del Postgrado de Cirugía General, del Hospital “Dr. Francisco Antonio Rísquez”, de Caracas.
Dentro de las distinciones extranjeras, recibió el Premio Internacional como Becario del Colegio Americano de Cirujanos, 1982; y fue miembro de The Fellow International College of Surgeons y del Colegio Americano de Cirujanos (1979). También, estuvo afiliado a la Asociación Latinoamericana de Cirugía Endoscópica (ALACE), la Asociación Latinoamericana de Tiroides y la Federación Latinoamericana de Cirugía (FELAC), y Presidente del Capítulo Venezolano del American College of Surgeons.
A nivel nacional, Guillermo recibió el Premio Anual de Investigaciones de la Asociación de Profesores de la UCV 1985; y en 1991, fue electo para el Sillón # 20 de la Academia Nacional de Medicina como Miembro Correspondiente Nacional, por el Distrito Federal, sucediendo al Dr. Alfredo Planchart; y el 27 de febrero de 2003 fue elegido Individuo de Número, Sillón Nº VII, a la que se incorporó meses después, el 19 de junio de 2003, con un trabajo titulado: “La acreditación ante el Consejo Nacional de Universidades de un Posgrado universitario”, cuyo juicio crítico lo realizó el Dr. Antonio Clemente H. y la bienvenida estuvo a cargo del Dr. Ladimiro Espinoza.
En el campo académico, Guillermo fue elegido miembro de la Junta Directiva de la Academia Nacional de Medicina, desde 2004 como Bibliotecario – Archivero, posición que ocupaba hasta el momento de su deceso, durante los cuales atendió diligentemente el cuido de innumerables obras científicas vinculadas a la medicina.
Igualmente, Guillermo atendió otros aspectos de la vida en general, como la de participar en investigaciones históricas, no solo relacionadas con la Medicina, sino de grandes personalidades de la historia, dando conferencias y publicando sobre ellos, aparte de publicar 140 trabajos en revistas indizadas y autor y coautor de 18 libros sobre Medicina. Tutor de Tesis Doctorales y Jurado de 8, en la Universidad Central de Venezuela.
En cuanto a la gestión gremial, tuvo una activa participación en la Federación Médica Venezolana, en el Colegio de Médicos del Distrito Federal, la Junta Directiva de la Sociedad de Médicos de la Maternidad Concepción Palacios, entre otros, como miembro honorario del Hospital Universitario de Caracas, presidente de la Sociedad Médica del Hospital Universitario de Caracas y miembro de la Junta Directiva, consejero de la Sociedad Venezolana de Cirugía.
Su volumen de publicaciones y su conducta en el ejercicio de la medicina, de la cátedra y la humana dedicación a la atención de sus pacientes lo harían acreedor de honoríficos galardones.
Como se observa, la vida profesional de Guillermo fue intensa y prolífica, conducida con pasión y dedicación, destacándose siempre por su sencillez y modestia, sin alardes, siempre pensando en la salud de sus pacientes, méritos que destacó la Academia Nacional de Medicina en la nota luctuosa en la que lo calificó como “hombre y ciudadano de virtudes”; y por ello, merece que su vida se prolongue más allá de los fríos espacios de las bibliotecas médicas.
Descansa en paz, mi querido Guillermo. Tu imagen se crece a medida que te adentras en el viaje final.