OPINIÓN

Guayana Esequiba: estrategias ante el pronunciamiento de la Corte

por Abraham Gómez Abraham Gómez

 

Muy pronto, tal vez se produzca una preliminar decisión por parte de la Corte Internacional de Justicia, sobre el asunto litigioso entre Venezuela y Guyana; que reposa en su seno, porque la excolonia británica introdujo una demanda contra nuestro país, por sus propias motivaciones, a contravía del Estatuto del Alto Tribunal de La Haya.

Los magistrados de la Corte, en sentencia mayoritaria, pueden tomar una u otra determinación, sobre esta centenaria reclamación. Veamos: declararse con competencia y jurisdicción para conocer forma y fondo de la demanda guyanesa o decidir que no está dada ni la legitimidad ni la legalidad para que los jueces integrantes de la Corte procedan en consecuencia.

Ante una u otra determinación debemos estar preparados, ante cualquiera de las dos precitadas alternativas que emanen desde La Haya.

Explicamos con más detalles: si la Corte admite que tiene plena competencia y jurisdicción, inmediatamente comenzará el juicio con base en el recurso interpuesto por los coagentes guyaneses, e invitará nuevamente a la delegación de la cancillería venezolana a hacerse parte del juicio, si así lo reconsideran; no obstante haber invocado – y dejar sentado– la No Comparecencia del Estado venezolano.

Contrariamente, si la Corte decide que no tiene ni jurisdicción ni competencia, debe remitir (ipso-facto) el caso al secretario general de la ONU, para que proceda a citar a las altas partes confrontadas, con la finalidad de seguir buscando una solución pacífica y satisfactoria para ambas, conforme al Acuerdo de Ginebra de 1966; documento jurídico de donde nunca debió haber salido el discernimiento; por cuanto, el viciado Laudo Arbitral de París, del 3 de octubre de 1899, quedó inexistente, sin eficacia jurídica, una vez que se firmó el Acuerdo de Ginebra en 1966.

Por lo que pueda venir, en todo caso, debemos mantenernos sólidamente comprometidos con nuestra venezolanidad y en pro de la Guayana Esequiba y de los esequibanos.

Celebramos toda la extraordinaria labor de divulgación de las universidades, de las organizaciones no gubernamentales, de las academias, de la Asamblea Nacional, del Covri, del Instituto Venezolano de los Estudios Fronterizos y especialmente las elogiables iniciativas de la Fundación Venezuela Esequiba para diseñar, planificar y ejecutar las hermosas jornadas virtuales de reforzamiento de conocimientos y concienciación sobre este tema-tópico álgido y muy sensible para la vida del país. Requerimos que el caso de la Guayana Esequiba reciba el particular tratamiento de asunto de Estado.

La contención por la Guayana Esequiba rebasa las parcelas ideológicas, partidistas, confesionales, raciales o de cualquier otra índole. Este caso nos necesita unidos como país, con criterios unánimes.

Este caso litigioso estamos obligados a estudiarlo y manejarlo invocando la solidaridad de toda la población venezolana. Concitando las mejores voluntades e inteligencias.

El trabajo de la Fundación Venezuela Esequiba ha sido suficientemente ponderado y reconocido; lo cual constituye un destacado  ejemplo de una lucha sostenida sin actitudes atrabiliarias o estrepitosas donde se requiere talento y densidad en la formación documental y doctrinaria para insistir en reclamar y defender en las instancias a que haya lugar lo que por honor y justicia siempre ha sido nuestro; que vilmente nos arrebataron, en un ardid tramposo; en una tratativa perversa mediante añagazas jurídicas.

Desde entonces nuestra lucha ha sido sostenida; ayer quienes nos antecedieron en esos propósitos y hoy quienes heredamos esa lid en la contemporaneidad.

Estos reclamos no están anclados en una malcriadez diplomática o un empecinamiento sin asidero; por el contrario, estamos muñidos de documentos que muestran, demuestran y comprueban que esos 159.500 km2, en la denominada Guayana Esequiba, desde siempre ha sido nuestra

Tenemos bastantes elementos probatorios, exhibibles en cualquier escenario internacional, donde se pueda escrutar legítima y válidamente los registros que avalan la propiedad de Venezuela sobre el área extendida a la margen izquierda del río Esequibo y consecuentemente sobre su proyección atlántica: Mar Territorial, Zona Contigua y Zona Económica Exclusiva; de tal manera, que no hemos despojado nada a ningún país, ni pretendemos hacerlo. Fue a nuestra Nación a la que se le perpetró, con alevosía, un desgajamiento de una séptima parte de nuestra posesión geográfica.

Al enterarnos de una u otra decisión por parte de la Corte Internacional de Justicia –como quedó dicho– en los venideros días, a favor o en contra; estamos obligados a mantenernos expectantes y con estrategias afinadas en nuestras alforjas.

abrahamgom@gmail.com