OPINIÓN

Guaidó y la guerra en redes sociales

por Rodrigo Figueredo Rodrigo Figueredo

Observo que el interinato del legítimo presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó, y de sus aliados tiene un inmenso déficit en términos de comunicación dando la batalla de opiniones y de proposición de versión del relato en redes sociales. La guerra de 4ta generación, que sea para informar así como para proponer una lectura objetiva de los hechos, acciones y opiniones, está siendo perdida. No basta con tener la razón y estar del lado correcto o causa humanamente justa para promocionarla en la jungla comunicacional actual, hay que saber y poder hacerla visible y aceptada. Se equivocan los que creen que en la batalla 2.0 «basta» con «controlar» y promover de forma top down y de manera formal el mensaje y la acción para vencer, hay que luchar también codo a codo cooptando de abajo hacia arriba las bases horizontalmente.

No basta con apoyarse en dos o tres periodistas veteranos de la «vieja escuela» que nadie lee, en uno o dos comunicadores «mercenarios» (o al menos percibidos de tal manera) de tipo «millennial», así como postear exclusivamente desde la cuenta oficial @Presidencia_VE o la personal del presidente Guaidó para que prevalezca y sea aceptada la versión que interesa se conozca para avanzar la causa, aun si es la correcta. No basta gritarle a los cuatro vientos que solo hay que pararle a la fuente oficial y que ninguna otra importa porque no es así. Las redes son un terreno a doble filo, por un lado es imposible tapar o manipular la circulación de la verdad y de los hechos en tiempo real que son colectivamente analizados e interpretados por una «mente colectiva» que les da un sentido común cooptado y por otro lado las manipulaciones «sutiles» son moneda corriente y la mentira también puede ser impuesta como «verdad» compartida por intereses en contra de la realidad misma.

Las redes están llenas de operadores (influencers) capaces de influir sobre el relato que sea en bien o que sea en mal, hacerse el avestruz y no ocupar los terrenos, peor aún, pensar que la gente va a dar sola las batallas por el bien de todos o que todos tienen la misma capacidad cognitiva para entender y discernir lo real de lo falso por la justa causa es un grandísimo error. Les doy como ejemplo el inmenso problema comunicacional que suscitó la versión y ángulo de lectura que le dio Patricia Poleo a los sucesos de la Operación Gedeón, así como a la situación del contrato con el mercenario que obligó al propio asesor J. J. Rendon a rendir cuentas oficialmente para tratar de explicar la realidad (perdiendo tácticamente del punto de vista de comunicación y legitimidad) mientras las redes (y enemigos) destruían al presidente al controlar la iniciativa en proposición de lectura del relato, tanto oficiosa como oficialmente.

En las redes la gente también se comporta como traders (comerciantes) de contenido y sigue tendencias, modos y «modas de lectura», como si fuesen un «mercado» de opiniones para obtener los sacros santos RT & likes, que son la «moneda» que a su vez determina pertinencia y «pertinencia» (valga la redundancia y las comillas) para existir como emetor, como identidad y actor creíble. Personalmente, como comunicador o «influencer» yo construyo y propongo mi lectura y opinión independiente sobre la política venezolana e internacional sin concesión ni compromiso con nadie y mi valor yace en mi credibilidad, que es lo que más valoran mis lectores. No pongo las manos en el fuego por nadie (porque en redes uno se quema facilísimo) y no se puede influenciar en contracorriente sin altos costos, menos cuando el emetor formal de la corriente «la caga» o da papaya al enemigo. Siempre hay que buscar ser coherente porque el sol no se puede tapar con un dedo. Pienso que para eso se debe reconocer cuando se hace un acierto y criticar cuando se estima que el tema, acción o palabra es incorrecta con criterios propios, sin que sea mutualmente excluyente con ser objetivo para ser serio y seguido. Luchar por una causa en la cual uno cree, escogiendo su campo, como sea es una cosa, pero hacerlo mintiéndose a sí mismo es otra. No ser consciente y no activarse como es en el terreno que se lucha es un error de principiante, al presidente (e) Juan Guaidó en el campo de la guerra comunicacional en redes le están dando palo por errores cometidos en términos comunicacionales! En 2014 y 2017 fue la sociedad civil, los actores políticos serios, los talentos y cerebros unidos en un objetivo claramente supraordenado, más la actualidad intapable, lo que hizo que la oposición venciera a la manipulación y al régimen y dominara en redes sociales. Hoy, esa sinergia entre la informalidad y el oficialismo de los venezolanos luchando contra la mentira que propone e impone la dictadura chavista y sus aliados en redes sociales NO LA HAY…