OPINIÓN

Guadalcanal: el primer “día D” del Pacífico (I)

por Carlos Balladares Castillo Carlos Balladares Castillo

From the Halls of Moctezuma

To the shores of Tripoli;

We fight our country’s battles

In the air, on land, and sea;

First to fight for right and freedom

And to keep our honor clean;

We are proud to claim the title

Of United States Marine.

(Himno de los Marines).

En el primer episodio de la serie The Pacific (Tom Hanks & Steven Spielberg, 2010), después de algunas escenas que nos relatan la vida civil de los tres protagonistas (los Marines: el oficial John Basilone y los soldados Robert Leckie y Eugene Sledge) se muestra el desembarco de la Primera División del United States Marine Corps (USMC) en el extremo noroeste de la isla de Guadalcanal de las Salomón (sureste del Pacífico).La tensión crece pero después se relajan porque los japoneses no defendieron las playas, ni siquiera el aeródromo, sino que decidieron resistir en la jungla. La Campaña de Guadalcanal (“Operación Watchtower”: 7 de agosto de 1942 al 9 de febrero de 1943) fue la primera gran ofensiva terrestre de los Aliados liderados por Estados Unidos en el Frente del Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial. Algunos llegan a describirla como el “Stalingrado” o el “Verdún” de dicho Teatro de guerra, por ser un punto de inflexión en que el Imperio del Japón pierde la iniciativa y comienza el avance de las democracias: “saltando islas”. En dichos “saltos” se llegaron a sumar más de un centenar de “D-days”, que en conjunto e incluso algunos casos fueron más sangrientos que el desembarco en Normandía.

El corresponsal de guerra Richard Tregaskis (1916-1973) convivió con la Primera División hasta que esta fue retirada de la isla en diciembre de 1942 y el Ejército terminó de asumir el final de la campaña. En todo ese tiempo escribió un diario que relata los sucesos, pero en especial lo vivido por los soldados. El primero de enero de 1943 fue publicado por Random House y gracias a su éxito se adaptó al cine (guion de Jerome Cady) con el mismo nombre: Guadalcanal Diary (dirección de Lewis Seiler, con la actuación de Preston Foster y Anthony Quinn, entre otros). En noviembre de 1943 se estrenaría. La trama busca resaltar los mitos de los Marines: ser la avanzada de Armada y por tanto los soldados más duros, pero que caen primero y en mayor número. El sacrificio que hacen por la patria es llevadero no solo por la noble meta sino por la generosa camaradería y espíritu de cuerpo. Al contrario, los enemigos son deshumanizados al ser representados como seres irracionales.

A lo largo de la Segunda Guerra Mundial y la posguerra de Guadalcanal es parte de otros filmes y documentales, aunque no necesariamente como tema central. La historiografía es amplísima en el ámbito estadounidense especialmente. Sir Winston Churchill en su obra magna La Segunda Guerra Mundial (1948-1956), lo nombra en escasas ocasiones y solo para concluir qué significaron junto con las batallas del Mar del Coral y Midway (revisar nuestros artículos respectivos a principios de mayo y junio pasado al cumplirse su 80 aniversario) las primeras derrotas determinantes del imperio del Japón. Las obras generales sobre la Segunda Guerra Mundial, tanto las enciclopedias como los libros de Anthony Beevor y Williamson Murray y Allan R. Millett y lo publicado por la editorial Osprey (usados de manera casi permanente en nuestra serie), dedican un parte fundamental a su estudio y en ellos nos basamos.

En la cinematografía se tendrá que esperar hasta 1998, cuando aparece una película que usa la batalla de Guadalcanal como excusa para el discurso antibelicista. Nos referimos a la adaptación de la novela de James Jones, 1962, The Thin Red Line con el mismo título, por el director Terrence Malick (en 1964 Andrew Marton hizo la primera versión homónima). La consideramos una obra maestra, no solo por su magnífico y poético guion acompañado de manera armónica con una hermosa fotografía; sino porque atiende los aspectos burocráticos y de lucha entre cargos sin importar el sufrimiento de los soldados ante un enemigo perfectamente adaptado al ambiente y que estaba decidido a lanzarse contra las ametralladoras al grito de ¡Banzai! Y no deja de desarrollar lo que es central en la novela: el impacto de la guerra en el alma (la consciencia, el espíritu).

Los dos primeros episodios de la serie The Pacific intentan probablemente equilibrar las perspectivas de Guadalcanal Diary y The Thin Red Line. Toda la serie recorre a través de sus tres protagonistas ya citados la historia de la Primera División de Marines a lo largo de la Segunda Guerra Mundial, basados principalmente en las memorias de Robert Leckie (1957, Helmet for my pillow) y Eugene Sledge (1981, With the Old Breed: At Peleliu and Okinawa). Las palabras y experiencias de private Leckie equilibran el patriotismo con el horror que le genera la guerra, y de esa forma le escribe a la que será su futura esposa: “Esta gran misión por Dios y la patria nos ha traído a un paraíso tropical. (…) La jungla guarda tanta belleza como terror en sus profundidades, la más terrible de todas es el hombre. Nos encontramos con el enemigo y no aprendimos nada de él”.

La campaña se inició después de una discusión entre el Ejército (general Douglas MacArthur) y la Marina (almirante Chester Nimitz) de Estados Unidos sobre la estrategia para lograr la victoria, en la que prevalece el segundo con su propuesta de “saltar islas” para establecer bases de bombarderos que pudieran alcanzar el Japón y destruir su capacidad industrial de hacer la guerra y vencer la moral de la población. MacArhur prefería atacar Nueva Guinea y la base de Rabaul (entre otros) para luego pasar a las Filipinas. Tal será la capacidad de los “americanos” que también se llevaría a cabo dicha estrategia aunque con menor velocidad de la que el general anhelaba (por no hablar de los Frentes Africano, luego Mediterráneo y finalmente en Europa occidental).

La decisión de los Aliados en el Frente Europeo de postergar el desembarco para 1943 facilitó la propuesta de una ofensiva en el Pacífico (plan del almirante Ernest King, comandante de la Flota de Estados Unidos). La elección de Guadalcanal y Tulagi (y dos islas más) surge cuando en Inteligencia informa de la construcción de aeródromo que pondría en peligro las líneas de abastecimiento de Australia por parte de Estados Unidos. Australia era la base fundamental para realizar cualquier ataque al imperio nipón, al igual que Gran Bretaña en relación al imperio nazi en Europa. De agosto a septiembre se luchará en torno al aeródromo que desde los primeros días lograron capturar y establecieron un perímetro defensivo. En ese momento el dominio del aire y los mares por la Armada Imperial hará que los marines tengan que pelear con muy poco apoyo logístico. Pasan hambre y sufren el bombardeo diario, pero conservan sus posiciones contra las que se estrellaban los infantes del coronel Kiyonao Ichiki. En varias escenas de la serie The Pacific se ven estas “cargas banzai” suicidas como la batalla de Tenaru (21 de agosto) en los que solo sobrevive el 10 % de los atacantes.

A la Campaña de Guadalcanal dedicaremos, Dios mediante, dos artículos más: en noviembre (explicaremos el período octubre a diciembre, y parte de lo que no pudimos acá) y luego en febrero (fase final con sus consecuencias). La semana que viene retomamos el Frente Ruso con el inicio de la Batalla de Stalingrado.