El malévolo TSJ tuvo una premonición. Solo que sus análisis del evento psicológico tuvo un fallo de interpretación. En su dictamen sobre las primarias trató de indicarnos que no habían existido. Que fueron fruto de la imaginación. Ellos erraron al no darse cuenta de que hablaban del referéndum consultivo. Para millones de venezolanos esos comicios jamás existieron.
El monumental fracaso del referéndum consultivo con referencia a nuestro territorio Esequibo causó escozor en las débiles huestes del gobierno. La enorme inversión económica zozobró ante la resuelta decisión del 90% de los venezolanos que no prestamos la más mínima intención de participar en una jornada revestida de manipulación e interés partidario. Los centros de votación estuvieron desiertos. No prevaleció la coacción y el chantaje que desde los gritos desesperados ofrecían las nerviosas declaraciones de funcionarios gubernamentales. El miedo fue estremeciéndolos hasta dejarlos postrados. Un apesadumbrado Nicolás Maduro ordenaba desde Miraflores. Las amenazas llegaban a las regiones con la misma reciedumbre de quienes estaban aterrados al saber que el revés no podían ocultarlo de manera definitiva. No hubo manera de motivar a la gente. Sin miedo el pueblo se les rebeló hasta el punto de rechazar sus pretensiones. La inmensa mayoría hizo caso omiso de la postura revolucionaria, algo totalmente diferente al espíritu victorioso de las primarias que eligieron a María Corina Machado como abanderada presidencial de los venezolanos. El 22 de octubre los ciudadanos vencieron muchos obstáculos para lograr que los comicios fueran todo un éxito. El 3 de diciembre se les brindaban todas las oportunidades. Sin embargo, a sabiendas de que quien convoca es la mayor desgracia que nos ha ocurrido, el pueblo optó por la indiferencia. Una tiranía abusadora, hambreadora y corrupta cuyos intereses todos sabemos que son contrarios a la República.
Entrada la noche. Que si para acá y para allá. Un salto de mentira en el resultado. De pronto ejecutando una gran acción deportiva al estilo de la plusmarquista mundial y gloria venezolana Yulimar Rojas, hasta dar una cifra increíble en la truculenta dimensión olímpica del risible embuste. ¡Guácata! 10 millones de participantes invisibles. Seres que votarían por transferencia porque nadie los vio en los centros de votación. La falsedad del resultado los deja al desnudo. Su notorio declive político los tiene desesperados. El referéndum fue un salto al abismo electoral que les espera. El pueblo los detesta y no les cree. Venezuela está con María Corina Machado. Ella representa la Venezuela en libertad.
@alecambero
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