OPINIÓN

Groenlandia y la geopolítica de Donald Trump

por Jonathan Benavides Jonathan Benavides

Iniciamos este nuevo año enviando mis mejores augurios para todos nuestros apreciados lectores, y comentando acerca de la importancia geopolítica de una de las últimas declaraciones del presidente Donald Trump, donde se refirió, entre otros temas, a la situación de Groenlandia.

Iniciemos comentando que el interés de Estados Unidos por Groenlandia no es algo nuevo ni mucho menos. Y el de Trump tampoco, ¿pero de dónde viene y por qué?.

Desde 1860, Estados Unidos coquetea con la idea de poseer Groenlandia. En 1946, el presidente Harry Truman intentó comprar la isla por 100 millones de dólares en oro. No pudo. El mismísimo Trump lo intentó en 2019, también sin éxito. Sin embargo, lejos está de rendirse; pero, ¿por qué Groenlandia? No solo es la isla más grande del mundo (recordemos que Australia no es una isla, sino un continente), sino que está llena de recursos naturales estratégicos como minerales raros y petróleo, además de ser clave para la seguridad nacional y el control de la zona del Ártico. Así mismo lo declaró Trump.

Trump considera que Groenlandia es una necesidad absoluta, de seguridad nacional y libertad mundial para los intereses de Occidente. ¿Por qué? Básicamente porque en el Ártico se juegan las grandes ligas de la geopolítica internacional. Bajo todo ese hielo hay un tesoro de recursos naturales, petróleo, gas, minerales necesarios para las tecnologías del futuro. Y con el deshielo, se están abriendo rutas marítimas muy potentes, ahorrando tiempo y dinero en el comercio mundial. Pero no sólo es el comercio.

Nuuk, la capital y ciudad más poblada del territorio, es desde hace décadas un enclave estratégico para Estados Unidos por su ubicación entre el océano Atlántico Norte y el Ártico, y la presencia de la base militar de Thule. Todos los grandes, desde Estados Unidos hasta Rusia y China, ven esta zona como un punto clave para su seguridad nacional. Rusia está poniendo bases militares, Estados Unidos quiere meter más fichas en el juego, y hasta China está tratando de dibujar su propia «ruta de la seda» sobre el hielo.

Y Trump, conociendo la importancia geopolítica, quiere ganar a cómo dé lugar. En su afán por conseguirlo ha nombrado a Ken Howery como embajador en Dinamarca, sugiriendo que no es una idea alocada. Esta vez va en serio. Pero ¿quién es Ken Howery?

Ken Howery es un multimillonario que se graduó en Stanford con Elon Musk y juntos cofundaron Paypal, siendo parte de lo que por entonces se conocía como «la mafia Paypal». Actualmente tiene un patrimonio de más de 1.500 millones de dólares y es un hábil negociador.

¿Qué dicen Dinamarca y Groenlandia al respecto?; la primer ministro danesa y el primer ministro groenlandés han dicho que «Groenlandia no está en venta». Pero con los incentivos o los portaviones correctos todo eso podría cambiar rápidamente. Estados Unidos podría ofrecerle a Groenlandia múltiples beneficios que Dinamarca no es capaz de darle. La isla podría beneficiarse recibiendo inversiones y desarrollo económico. Considerando que depende en gran medida de subsidios daneses. Pero no sólo es lo económico, ¡hay más!

Estados Unidos le garantizaría una defensa más robusta que Dinamarca, especialmente en un contexto donde Rusia y China están incrementando su presencia en el Ártico. Pero, ¿Y la independencia y autonomía dónde quedan?. Usando el deseo de independencia de los groenlandeses, Trump podría proponer un modelo similar al de los territorios asociados de Estados Unidos, donde Groenlandia tendría autonomía pero con los beneficios de ser parte de una superpotencia. Algo que Dinamarca no es capaz de ofrecerle.

A su vez, Dinamarca podría beneficiarse de desprenderse de Groenlandia al eliminar los costosos subsidios anuales (alrededor de 500 millones de dólares), reducir sus responsabilidades de defensa en el Ártico y concentrarse en inversiones internas. Pero no todo es tan fácil; tanto Dinamarca como Groenlandia han afirmado que cualquier cambio de estatus sería decidido por los groenlandeses a través de un referéndum de independencia, no por la venta. Y como ha ocurrido muchas veces el sentimentalismo frena el progreso y complica las cosas.

Muchos groenlandeses valoran su identidad y relación con Dinamarca, a pesar de las tensiones históricas. Un intento de anexión o compra podría resultar en una crisis diplomática con Dinamarca y con otros países con intereses en el Ártico.

Groenlandia tiene 56.000 habitantes, de los cuales 90% son Inuit (nativos, los mismos que habitan en Alaska y todo el centro y norte de Canadá), y entre 7,5-12% daneses. La identidad étnica complica un referéndum por independencia de Dinamarca. Pero todo puede cambiar. Trump no descartó apoderarse de la isla con el uso militar, alegando ser una situación de emergencia mundial en la que todos estaríamos en peligro de actores ajenos a los intereses de Occidente que sean vistos como una amenaza. Pero esta opción podría ni siquiera ser necesaria.

El descontento de los habitantes de Groenlandia con la situación actual del mundo, la debilidad de los daneses y la creciente fortaleza del trumpismo a nivel global sería un factor clave que podría cambiar todo. Muchos habitantes de la isla se consideran “MAGA”.

Subestimar a Donald Trump sería un error; con propuestas de desarrollo, seguridad sin igual, y cierta autonomía, podría convencerlos y conseguirlo, poniendo a Occidente en una GRAN ventaja frente a Rusia y China, cambiando el juego geopolítico en el Ártico para siempre. El control físico directo sobre Canadá y Groenlandia pondría a Estados Unidos en igualdad de condiciones con Rusia en el Círculo Polar Ártico. La carrera por el Ártico será uno de los “Grandes Juegos” del siglo ΧΧΙ.

Cerramos esta semana con la acostumbrada recomendación de lecturas de nuestra “inútil biblioteca”: LOS ORIGENES DEL ORDEN POLÍTICO por Francis Fukuyama, el autor del bestseller El fin de la historia y el último hombre, y uno de los pensadores políticos contemporáneos más importantes (sí, aún discrepando no puede negarse), en este ensayo nos ofrece una extraordinaria descripción de cómo se desarrollaron las instituciones políticas básicas actuales. Desplegando un vastísimo conjunto de conocimientos (historia, biología evolutiva, arqueología y economía), Fukuyama ha creado una obra brillante y provocadora que ofrece nuevas perspectivas acerca de los orígenes de las sociedades democráticas y plantea preguntas fundamentales sobre la naturaleza de la política y sus insatisfacciones; TIEMPOS DE CONFLICTO por Aníbal Romero, volumen III de las Obras Selectas de este importantísimo politólogo venezolano, donde se reúnen dos de sus grandes trabajos Líderes en Guerra La Sorpresa en la Guerra y la Política, donde de manera sistemática aborda la historia de la guerra durante el siglo XX, analiza el liderazgo contemporáneo y la teoría de la estrategia, reuniendo así lo mejor, más lúcido y polémico del autor en cuanto a la historia de la guerra, la teoría de la estrategia y las Relaciones Internacionales; GUERRAS POR LOS RECURSOS por Michael T. Klare, desde la invasión de Kuwait por parte de Iraq, el petróleo está siendo constante fuente de conflictos, el agua potable se ha convertido en causa de enfrentamientos múltiples y en importante moneda de cambio. En un análisis brillante, Michael T. Klare, experto en seguridad internacional e influyente analista en temas de defensa, predice que el móvil de las guerras futuras ya no será ideológico, sino la posesión de nuestros recursos naturales más preciados y cada vez más escasos. Citando como ejemplos desde los eriales petrolíferos de Asia Central hasta el fértil delta del Nilo, desde las activas rutas comerciales del mar de China meridional hasta las minas de uranio y los yacimientos de diamantes de Suráfrica, Klare pronostica en Guerras por los recursos que los enfrentamientos políticos de la Guerra Fría están siendo reemplazados por la inmensa y caótica lucha por las materias esenciales, como el petróleo, la madera de construcción, los minerales y el agua potable. Manejando gran número de fuentes, entre las cuales figuran documentos internos de los gobiernos y publicaciones militares e industriales especializadas no accesibles al público en general, Guerras por los recursos considera con fría objetividad la naturaleza cambiante de las conflagraciones bélicas en una era caracterizada por la tensión medioambiental cada vez más aguda y la aceleración de la competitividad internacional.

@J__Benavides