En 1975 muere Francisco Franco. Después de 40 años de una férrea dictadura militar España quedó afectada por grandes conflictos y tensiones. Comienza un período de transición con la elección del rey Juan Carlos y la designación de Adolfo Suárez, quien inicia una política de consensos y compromisos de coexistencia. En 1977 el gobierno, partidos políticos, asociaciones empresariales y sindicatos firmaron “Los Pactos de la Moncloa”, que permitieron a España salir con éxito de la crisis y sentar las bases del desarrollo político, económico y social que hicieron posible la consolidación de su democracia. Formalmente esos acuerdos fueron dos: 1) El acuerdo sobre el programa de saneamiento y reforma de la economía; y 2) El acuerdo sobre el programa de actuación jurídica y política.
En 1988 Chile protagoniza otro histórico acuerdo cuando la “Concertación de Partidos por la Democracia” le gana el plebiscito a Pinochet. Después de 17 años de dictadura esa coalición asegura el restablecimiento de la democracia con las elecciones que el régimen tuvo que convocar en 1989; que se realizaron en diciembre y dieron inicio al régimen democrático. El demócrata-cristiano Patricio Aylwin, candidato de la Concertación de Partidos por la Democracia (DC, PS, PPD, PRSD), enfrenta a Hernán Büchi, candidato de la coalición Democracia y Progreso (UDI-RN), siendo electo como presidente Patricio Aylwin.
Pero esos pactos o acuerdos fueron inspirados en uno que se celebró 20 y 30 años antes en nuestro país en 1958: el Pacto de Puntofijo. Un acuerdo de gobernabilidad celebrado entre los partidos políticos AD, Copei y URD, firmado el 31 de octubre de 1958, pocos meses después del derrocamiento de Marcos Pérez Jiménez y antes de las elecciones de diciembre de ese mismo año. Este pacto permitió la estabilización en los primeros años del sistema democrático representativo, que duraría cuatro décadas. Los tres partidos más significativos de la época se comprometieron a defender la constitucionalidad, el derecho a gobernar conforme al resultado electoral, un gobierno de unidad nacional y un programa mínimo común. Fue diseñado para afianzar el sistema democrático eliminando el militarismo, garantizar la alternabilidad del poder y evitar los presidentes vitalicios. Y fue exitoso porque Venezuela fue el país que más creció, redujo su pobreza y representó uno de los grandes éxitos económicos del mundo desde 1958 hasta 1998. La Gran Aldea, Milagros Socorro).
El Pacto de Puntofijo se llamó así porque se firmó en la quinta “Puntofijo”, propiedad de Rafael Caldera y su esposa Alicia Pietri, ubicada en la ciudad de Caracas en el sector Sabana Grande. Los firmantes del pacto fueron Rómulo Betancourt, Raúl Leoni y Gonzalo Barrios (por AD); Jóvito Villalba, Ignacio Luis Arcaya y Manuel López Rivas (por URD); y Rafael Caldera, Pedro del Corral y Lorenzo Fernández (por Copei).
Posteriormente, en febrero de 1981 en la XXI Convención Nacional de AD, debido al momento de crisis y a la delicada situación política y económica que transitaba Venezuela, el visionario Rómulo Betancourt propuso un gobierno de concertación nacional para hacer frente a la crisis del país, “en el cual estén representados los dos partidos de mayor auditorio en la nación, representantes del sector económico privado y representantes de la CTV. Sólo un gobierno con esa fuerza sería capaz de enfrentar los problemas fundamentales que tiene Venezuela” (El mitin final de Rómulo Betancourt, Tomás Straka).
Pero hoy después de 24 años de esta “maldición chavista”, de la dictadura de un régimen mafioso y narco-delincuente; del saqueo de todos nuestros recursos, de la destrucción de Pdvsa y del aparato productivo; debido al fracaso de todo el sistema educativo, desde su base en la primaria hasta la educación superior y universitaria; por el éxodo de más de 8 millones de venezolanos que han tenido que huir buscando un mejor futuro, porque este régimen se los robó; Venezuela vive la peor situación política y económica en sus 200 años de historia republicana.
Este 22 de octubre se inició el principio del fin, luego de la aplastante victoria de María Corina Machado en las elecciones primarias de la oposición. Como candidata de todos los venezolanos liderará nuestro destino y el cambio que Venezuela necesita. Desde ya nos ha convocado a una gran alianza nacional que nos permita construir la gobernabilidad democrática. Solo un gran acuerdo nacional y social, en el cual el ciudadano sea quien marque la agenda política y los partidos sean interlocutores de esa decisión ciudadana, es su primera línea de acción. En Vente Venezuela trabajaremos sin descanso y hasta el final para lograr ese gran acuerdo nacional, ganar las elecciones presidenciales del 2024 y rescatar la democracia y la libertad de nuestra querida Venezuela.
*Abogado y miembro de Vente Venezuela
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