Se dice y con justificada razón que por los actos podemos saber de qué madera están tallados los seres humanos. Pues bien, los venezolanos podemos dar fe de que el presidente de Colombia, Iván Duque Márquez, es un hombre noble, de buenos sentimientos, solidario y consecuente con los valores y principios que ha dicho públicamente defender.
Los venezolanos estaremos eternamente agradecidos de su conducta, siempre recta, inequívoca y comprometida con la causa por la libertad de Venezuela y, muy especialmente, con las esperanzas de los venezolanos que se han visto urgidos a emprender caminatas hacia cualquier parte del mundo tratando de conseguir la paz que perdieron en suelo patrio.
Voy a apelar a los testimonios de ciudadanos que fueron beneficiados por las políticas de atención que puso en marcha el presidente Duque. Uno de esos casos lo representan los padres de Esther, una niña que padecía serios quebrantos de salud, específicamente problemas de vista, estrabismo, en conclusión, la pequeña acusaba hipermetropía. Yarelis y Carlos se atrevieron a tomar rumbo hacia la hermana república de Colombia a mediados de 2019, lo hicieron, fundamentalmente, para procurar atención médica para su pequeña Esther. Después de instalarse en Arauca, con el apoyo de vecinos de la zona, se trasnochaban pensando en resolver su estatus migratorio y de repente les llega la tranquilidad al enterarse del anuncio del presidente Duque, quien decreta el Estatuto Temporal de Protección que daba lugar a que ellos y millones de venezolanos pudieran optar por el Permiso de Protección Temporal, o PPT, mediante el cual se regularizaba la permanencia de nuestros compatriotas en territorio colombiano por un período de 10 años.
El mismísimo presidente Duque ofreció detalles del alcance del Estatuto de Protección Temporal para los ciudadanos venezolanos: “Empezamos un proceso sin precedentes, humanitario, para que 1,8 millones de hermanos y hermanas venezolanas en nuestro territorio contaran con ese Estatuto de Protección Temporal por 10 años, de tal manera que pudieran insertarse a la actividad productiva de nuestro país, acceder a bienes y servicios, y a toda suerte de derechos, quizás con la única excepción de los derechos políticos, de elegir y ser elegidos. Este proceso fue destacado por organismos internacionales como un hecho sin precedentes, como un genuino hecho de paz”.
Pero el presidente Duque siempre ha contado con el apoyo de calificados funcionarios como lo fue el excanciller Carlos Holmes Trujillo y ahora la eficiente y solidaria vicepresidenta Martha Lucía Ramírez, quien también no cesa en explicar las razones de su gobierno para asistir a los migrantes venezolanos.
En Reunión Ordinaria del Consejo Interamericano para el Desarrollo Integral de la OEA, la vicepresidente y canciller, Marta Lucía Ramírez, reiteró el compromiso de Colombia frente al flagelo que viven los migrantes venezolanos en estos términos: “Nosotros como región debemos estar a la altura de las circunstancias. El de atender a todos estos migrantes con un principio de humanidad como lo hemos planteado desde Colombia”, porque se “trata de seres humanos que llegan indefensos, sin mayor fortuna, solamente buscando de alguna manera estabilidad para ellos y sus familias y por eso, ese principio de humanidad”.
La segunda medida, fue la expedición del Permiso Especial de Permanencia para el Fomento de la Formalización. Desde entonces los venezolanos podían procurar el correspondiente permiso laboral, creado por el Ministerio de Trabajo y Migración Colombia, que se otorgaría, solamente, a aquellos ciudadanos venezolanos que se encuentran en Colombia y tienen una oferta formal de trabajo.
Por todo ese esfuerzo sumo mi palabra de reconocimiento a las manifestaciones hechas en Bogotá, en donde en un acto público se le testimonió un merecido homenaje al presidente amigo Iván Duque Márquez, en nombre de todos los venezolanos. Me siento fielmente interpretada como venezolana, por las palabras pronunciadas por nuestros hermanos David Smolansky y Tomás Páez.
¡Honrar honra!