Un órgano que lo gobierna todo, que incide en la economía, política, sociedad, guerra, la paz, religión, salud, la libertad y el trabajo.
Como muestra, el edadismo, la pederastia, el sistema de creencias dialéctico materialista, el positivismo, el fanatismo, el sistema sanitario que controla la salud, las enfermedades y las epidemias, el sectarismo; todo sin excepción está interconectado en la intervención del Estado asociado a otros órganos de interés económico político.
En particular, resulta interesante cómo la edad tiene un papel preponderante a la hora de una oferta de trabajo, más sugestivo aunque sea una normativa de carácter global y además que sea impulsada por el sistema de Estado, como una epidemia endémica, que sale de la misma matriz que en vez de facilitar el desarrollo, lo impide a las personas.
Ejemplos tan variados, como los colores del prisma de la agenda 2030, libreta que llevan todos los partidos de distintos colores y posturas políticas en el mundo; por otro lado, las personas quieren ganarse la vida, el sistema lo impide a través de sistemáticos procedimientos burocráticos como requisitos en una dimensión cada día más restrictiva de la vida por medio del sistema de Estado.
Otro ejemplo tangible es que la sociedad mundial se encuentra en paro, la economía detenida, flagradas de dinero fiducia de elevada masa monetaria para pagar subsidios y sueldos públicos, o peor aún, con movimientos retrógrados, con impuestos progresivos, causas todas de inflación, variable de desarrollo donde la razón recae sobre los gobiernos que aplican políticas contrarias a la libertad económica y por ende a la generación de empleo y empleo de calidad y en donde los partidos hacen mutis absoluto o simplemente pregonan tales políticas de restricciones, con el plus de cuotas laborales que siguen siendo limitativas al desarrollo.
Para ilustrar, pongamos el caso de las enfermedades bronco respiratorias y no precisamente por la contaminación industrial, sino por el rocío de yoduro de plata, en la siembra de nubes; otro caso sería la diabetes o los desarreglos de la tensión arterial, por altos niveles de azúcar, sales con la que se prepara alimentos procesados, o por ejemplo el cáncer o alzhéimer, que es de conocimiento público que muchos aditivos sintéticos de los E-100 que contienen los productos, son causantes de estos y muchos más desarreglos. Lo paradójico es que en los parlamentos no se denuncian, colocando los parlamentos y el gobierno subordinados a la hegemonía internacional.
Ante estos escenarios no hay partidos, ni movimientos políticos que permitan la modificación de los obstáculos a la liberación de los derechos civiles y políticos que permitan el desarrollo no solo del individuo sino de las sociedades, ni que le hagan frente a estas políticas que se propagan por todo el mundo.
Se imponen las reglas, además de propagarlas a través de los medios, junto al mismo sistema de creencias que invade la consciencia de los usuarios, imponen también el programa de políticas, condenando a las naciones a las miserias del estatismo de los países y el atraso permanente. Lo que resulta curioso es que siempre esos modelos de gobierno, se apliquen en los mismos países bajo un fuerte influjo de financiamiento para el adoctrinamiento propagandístico por todos los medios con todos los recursos posibles.
Por otro lado, en la actualidad, Venezuela bajo la tiranía del colectivismo, no ha podido zafarse de sus garras, ha tenido oportunidades, mas los intereses geopolíticos y geoestratégicos lo han impedido a pesar de toda la tragedia que vive la población; sin embargo, más allá de la visibilidad de la cohabitación de los partidos políticos, las negociaciones y los acuerdos visibles o por debajo de la mesa, existe una clara muestra de que los partidos, no se diferencian en lo ideológico en casi nada, sino que representan el mismo programa, con algunas pequeñas diferencias que no modifican el carácter estatista del sistema de gobierno sobre los derechos de las personas; situación no muy diferente en todas las naciones, lo que prueba que existe no solo un gobierno mundial, sino un sistema de partido único que reporta a un mismo ente sin autonomía.