Giselle es un buen nombre para recordar. De la estupefacción por la crueldad de los obscenos delitos cometidos contra esta señora, hemos pasado a la admiración infinita hacia quien ha sido capaz de mostrar al mundo que la vergüenza debe cambiar de protagonistas. Aquello que se ocultaba y posiblemente mancillara como un sambenito, ha pasado a ser una canallada de cincuenta hombres liderados por el propio marido de esta persona, convertida ya para siempre en heroína de los derechos de las mujeres.
Trump es otro. Por primera vez un presidente derrotado ha logrado ganar de nuevo las elecciones en Estados Unidos, a lo que ha contribuido no poco la resistencia al abandono por parte del todavía presidente Biden. Su política de nombramientos que afortunadamente no logra en todos los casos, por el singular juego de mayorías en el país, debería preocuparnos. Especialmente cuando en política internacional se declara dispuesto a tomar las riendas del Canal de Panamá, a controlar Groenlandia y Canadá e inmiscuirse en los asuntos de seguridad de México.
Quizás por imitación de Estados Unidos o porque los tiempos están cambiando con la hiperinfluencia de las redes sociales y de la inteligencia artificial, las habituales discusiones políticas en el mundo occidental parecen haber entrado en periodos bélicos. No parece indicar otra cosa una atenta mirada a la situación francesa, donde acaba de nombrar Macron a un nuevo primer ministro, de quien se augura un corto mandato. El ascenso de la extrema derecha, en la que Milei se muestra en Argentina como caudillo con ambiciones transnacionales, a juzgar por sus continuos periplos de índole ideológica, es ya una realidad.
Los debates políticos en muchos países cobran una dureza rayana en el insulto personal, que se compadecen muy bien con aquellos mensajes de las redes sociales que logran mayor número de seguidores. La comparación con el periodo de entreguerras, especialmente en Alemania durante la República de Weimar, está en el recuerdo de todos. Pero además el ascenso de esta extrema derecha genera importantes turbulencias en la política de la Unión Europea y amenaza con romper el frente común contra la Rusia de Putin.
Los discursos de la extrema derecha, que en algunos países como España han sido adoptados también en buena medida por la derecha tradicional, generan malestar ciudadano, pues se presentan las cuestiones relacionadas con la migración, como elementos de ruptura de la sociedad occidental, generando desazón e incluso miedo excesivo cuando se estudian o analiza la verdadera dimensión de los asuntos. En la Comunidad de Madrid, por ejemplo, el número de personas procedentes de Latinoamérica supera el millón de individuos, fundamentales para el mantenimiento de los servicios y el sostén de las cantidades necesarias de cotizantes del sistema de la seguridad social. Desde luego, con las tasas de natalidad españolas y también europeas, no sería posible el mantenimiento de los sistemas de previsión social que han sido motivo de admiración del mundo.
Termina un año sobre el que resulta de interés hacer balance de lo que nos ha ocurrido y de los nubarrones que pueden convertirse en danas (depresiones aisladas en niveles altos), como ha ocurrido recientemente en Valencia (España), donde se ha demostrado hasta la saciedad la importancia de la actuación del Estado en la gestión de los desastres o catástrofes. Los voluntarios ayudan, pero ante la dimensión de la catástrofe resulta imprescindible la acción del Estado, especialmente cuando las autoridades regionales han fallado clamorosamente.
En Estados Unidos, han estado a punto de generar una nueva situación de cierre de gran parte del Estado, por imposibilidad de acordar la cuestión presupuestaria entre republicanos y demócratas. Finalmente, una decisión que podría haber dejado a determinadas agencias como los Parques Nacionales sin empleados, ha logrado esquivarse, al menos hasta el mes de marzo. Pero este escarceo ha demostrado el inmenso poder de Elon Musk, que ha hecho fracasar el primitivo acuerdo logrado después de semanas de negociaciones. Además, el multimillonario ya se permite apoyar a la extrema derecha alemana, cuando en este país uno de sus presuntos simpatizantes ha generado un atentado que ha costado la vida a cinco ciudadanos y más de doscientos heridos.
Si comparamos esta situación con la práctica política europea, concluimos que en este lado del Atlántico los presupuestos se prorrogan de forma casi automática y como han demostrado muchos países, entre ellos Bélgica y España. El funcionamiento del Estado está asegurado incluso cuando el gobierno no goza de la mayoría suficiente.
En el nuevo año, puede que para nosotros sirva de reflexión la actitud de Juliano (llamado por la cristiandad Juliano el Apóstata) que estaba impaciente por aliviar la aflicción y mitigar las murmuraciones del pueblo, que soporta con menor inquietud el peso de los impuestos si está convencido de que el fruto de su industria es adecuado al servicio del Estado. (Edward Gibbon,1776)
@fjvelazquez.bsky.social
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