OPINIÓN

Geopolítica para entender a Rusia e Israel

por Jonathan Benavides Jonathan Benavides

Ya hemos dedicado en el pasado largas reflexiones explicando qué es la geopolítica e incluso sus pensadores más relevantes (se puede buscar aquí en el historial de mis artículos en El Nacional). Resumidamente: La geopolítica analiza la geografía como un insumo clave para explicar dinámicas estratégicas; a su vez combina eso con la cultura del país, sus objetivos y otros factores para poder extraer conclusiones de interés en relación a su comportamiento estratégico. Rusia e Israel han sido afectadas estratégicamente por “el espacio geográfico” desde siempre aunque pareciera a simple vista que ello no es así: Rusia es el país más grande del planeta (en términos geográficos, para aquellos con problemas de lectocomprensión); Israel es uno de los más pequeños del planeta (también en términos geográficos). Ambos han tenido una repuesta al espacio geográfico que acompañó la dinámica de su seguridad estratégica, ¡veamos eso!.

El caso de Rusia: Su frontera occidental ha sido la más vulnerada desde el siglo XVIII al Siglo XXI (Los suecos con Carlos XII, Napoleón en el siglo XIX, El Kaiser en la Primera Guerra Mundial, Hitler en la Segunda Guerra Mundial); con la victoria en la Segunda Guerra Mundial Rusia (como URSS) generó una buffer zone muy al oeste de su frontera, prácticamente la colocó en Alemania Oriental; con la implosión de la URSS comenzó lentamente un proceso de regeneración de la amenaza de esa frontera occidental. Ello fue percibido de inmediato por los estrategas rusos pero carecían de medios para actuar en consecuencia; la reconversión económica y militar rusa de los últimos 25 años cambió absolutamente la situación y los medios para atender a esa percepción de amenaza aparecieron y junto a un cambio de la situación estratégica global, se pusieron en juego en lo que denominamos “la guerra europea” actual; aspecto que hemos explicado en detalle muchas veces acá y en otros medios, charlas y conferencias. Estamos resumiendo.

El caso de Israel: La falta de espacio estratégico fue algo crítico para la consolidación del Estado de Israel desde el momento mismo de su creación y hasta 1967. Con la Guerra de los Seis Días Israel genera un profundo buffer zone hacia el oeste en el Sinaí y uno de menor profundidad pero relevante en el Golán; ese espacio estratégico del Sinaí fue clave para el proceso político resultante de la Guerra del Yom Kippur de 1973 y se cambió al mismo por la paz con Egipto. Los cambios políticos y económicos de Israel de mediados de los ochenta generaron una dinámica donde Israel es menos dependiente de generar buffer zones por su creciente poderío militar y económico; en términos estratégicos el buffer de Israel se ha apoyado en su credibilidad estratégica en Oriente Medio para contener la influencia iraní sobre esa región. Algo que de hecho ha favorecido la interacción de Jerusalén con las naciones árabes de la Península (tanto de manera abierta como reservada) y con otras más allá de sus fronteras.

En ambos casos la geografía ha sido relevante en sus cuestiones estratégicas pero en modo alguno el único punto determinante en la generación de las mismas. La geografía actúa como un aspecto que debe ser críticamente analizado pero a la luz de otros factores como: Situación del marco estratégico global y regional; las capacidades propias de cada Estado; Los cambios que las tecnologías aportan. Finalmente algo que hemos mencionado también muchas veces y suele olvidarse: Rusia es una Gran Potencia, opera como tal y se rige por la dinámica que coloca a naciones como Estados Unidos y China por fuera de los estándares con que se analizan a otras naciones menos poderosas (el mundo real es así). Israel es una potencia media pero en los hechos se ha comportado como una Gran Potencia básicamente porque ha sido la manera de asegurar su supervivencia especialmente desde 1967 hasta el presente; el factor clave que distingue una accionar estratégico exitoso es que el mismo obtenga resultados que promuevan la seguridad del Estado frente a amenazas que se perciban como vitales (algo que cada uno establece y no se dictan desde fuera). Todo lo descrito hasta acá suena casi inasible para una región como América Latina, atravesada por décadas y décadas de políticas grandilocuentes en lo discursivo y alejadísimas de concretar cosa alguna seria para dejar de ser un verdadero fracaso colectivo.

¿Novedades en la campaña israelí? 

1) Salvo en la zona de Rafah las IDF ejercen su absoluta iniciativa en todos los frentes. Que esto siga sucediendo en medio de los problemas políticos internos israelíes es muy bueno; 2) Toda la discusión en Israel sobre si incorporar o no a los religiosos a las IDF nos recuerda a las polémicas que Constantinopla mantenía con el Papa mientras sus murallas eran amenazadas por los turcos. No somos extremadamente religioso, somos un simple analista, y desde esa perspectiva todo ello nos resulta no ya incomprensible sino suicida; 3) Nuevamente Jerusalén discute con Washington la campaña en Rafah… Mal!!!; 4) El tema del desplazamiento de los civiles de Rafah previo a la acción militar es algo que se conocía desde hace meses, y que en modo alguno es el principal problema militar: – Las IDF ya durante toda la campaña gazatí lidiaron con ese tema y lo resolvieron de manera eficiente, – Es indudable que en los planes de campaña del alto mando de las IDF esto estuvo considerado y con planes para su tratamiento. El punto para Estados Unidos es evitar que Israel salga de la campaña en Gaza con una victoria contundente. Necesitan que Israel quede en una posición débil para poder a partir de ello expresar que “limitaron lo que Jerusalén quería alcanzar y fijamos un estado de cosas diferentes”. Todo ello en función de las elecciones en Estados Unidos y el voto “progre” pro palestino del Partido Demócrata, tan sencillo como eso.

La guerra europea y la transición de una guerra de desgaste a una de maniobras

Las experiencias de 1917 y 1918: 1) Venimos expresando ya hace semanas que los rusos ejercen presión en el frente sin que los ucranianos puedan impedir esa actitud. Todo lo que pueden llevar adelante las fuerzas de Kiev es buscar ralentizar el esfuerzo ruso, pero en modo alguno detenerlo y mucho menos pasar ellos a la ofensiva; 2) Ya hace unos días tomamos como referencia al frente occidental de la 1ra GM en 1917 para comprender el estado de cosas que hoy vivimos en la guerra europea (ADVERTENCIA: El uso de ejemplos de la Historia Militar es a los fines didácticos de mejorar la manera en que explicamos estos temas. En modo alguno las situaciones se repiten. La Historia Militar es una herramienta de la estrategia y la geopolítica, pues es una fuente de “»expereincias”; algo absolutamente despreciado ciertos analistas). Básicamente el frente en 1917 tenía estas características: Todo el frente envuelto en la guerra de desgaste más grande que vivió la humanidad en tiempos “recientes”, Reino Unido agotado en su capacidad militar, Francia envuelta en motines masivos de sus tropas de combate, Alemania firme en su capacidad de retener el frente; 3) Pero ese frente de 1918 tuvo dos momentos de transición de guerra de desgaste a guerra de maniobras: El primero con lo que se conoció como Kaiserschlacht a la ofensiva masiva alemana para romper el frente (21 marzo al 5 abril), El segundo fue la “Ofensiva de los 100 días” que los Aliados llevaron adelante entre el 08 Agosto al 11 Noviembre; 4) En ambos casos la transición de una guerra de desgaste a una de maniobras se dio más por colapso que por otra cosa: Se concentraban enormes fuerzas en un punto determinado donde la inteligencia aportaba que el enemigo era débil, la embestida generaba un colapso en punto a que quienes recibían el embate eran incapaces de oponer una resistencia ordenada. El colapso generaba pánico y favorecía el avance ofensivo; 5) En los dos casos el factor logístico fue decisivo, tanto en el fracaso de la acción alemana como en el éxito de la posterior ejecutada por los Aliados: Los alemanes fracasan porque su capacidad logística estaba imposibilitada de sostener el esfuerzo de una ofensiva de gran envergadura, los Aliados que hasta 2017 estaban en una situación absolutamente vulnerable, se vieron favorecidos por el ingreso de Estados Unidos a la “Gran Guerra” y el inmenso aporte de un millón de hombres que se materializó en todo su poder luego del fracaso de la ofensiva alemana que mencionamos. En ambos casos el bloqueo naval de la Royal Navy sobre Alemania fue responsable de las severas limitaciones logísticas germanas. Esa situación pudo ser explotada nuevamente por el ingreso de Estados Unidos a la guerra, pues de otra manera es muy probable que el estado de cosas se prolongara a 1919 y quizás más.

La posible transición a una guerra de maniobras en la guerra europea actual

1) Hemos explicado decenas de veces las características de una guerra de desgaste como la que los rusos han impuesto a los ucranianos desde Octubre de 2022; 2) Esa guerra de desgaste ha generado en las fuerzas ucranianas tres situaciones básicas: Una crisis en su capacidad de movilización por la falta de hombres, una crisis en todos los suministros militares que recibe Ucrania, especialmente municiones, una crisis en la retaguardia ucraniana para poder sostener el esfuerzo de guerra; 3) Con relación a Rusia la guerra de desgaste que impusieron les ha permitido: Erosionar la capacidad militar enemiga, operar con un desgaste propio de hombres y materiales aceptables para los parámetros rusos (algo que muchos “analistas” no pueden comprender), movilizar a pleno su capacidad de producción militar, mantener un bajísimo o nulo impacto sobre la mano de obra rusa afectada a la producción. Recordemos Rusia solamente ha efectuado dos movilizaciones parciales y tiene más o menos 15.000 voluntarios mensuales que se suman al esfuerzo militar, eludir todas las sanciones económicas y financieras así como establecer lazos con China e India críticos para su producción; 4) En punto a lo anterior y siempre en función a lo que se perciba como probable en las elecciones de Estados Unidos, al día de hoy pensamos que Rusia efectuará un esfuerzo de transición entre el fin de la primavera y el comienzo del verano 2024. En ese período es altamente probable que: No asistamos a una ofensiva masiva en cuanto al espacio geográfico que abarca en el frente pero si en relación a la formulación de una o dos masas de maniobra focalizadas en sectores específicos del frente, que esas masas generen un colapso en partes del frente donde ellas sean aplicadas y a partir de los mismos se produzca el vuelco a una guerra de maniobras, que esa guerra de maniobras de continuar las carencias que mencionamos de Ucrania, enfrente tropas dispersas y algunas que directamente operen como fuerzas irregulares y otras que se concentren en un punto específico, que seguramente se eludan o sean enfrentadas por un escalón de retaguardia, que de no ingresar la OTAN a pelear, no hay ningún inconveniente logístico de parte de Rusia para encarar esas acciones, que esas acciones de darse en el verano 2024 colocarán a Ucrania en una situación mucho peor que la actual, una donde pocas herramientas tendrá para una negociación favorable. De no haber un cambio radical a favor de Ucrania en los próximos meses, es difícil de concebir que el gobierno de Kiev pueda ser convincente en punto a lograr una victoria sobre Rusia. El momento de llegar a un acuerdo de paz favorable a Ucrania pasó antes de Octubre de 2022. Todo depende de la percepción que Moscú tenga de las elecciones en Estados Unidos. Lo hemos dicho varias veces, pero insistimos porque es el pivot de todo: Si la victoria de Trump resulta irreversible la ofensiva rusa será llevada adelante en términos semejantes a lo descrito. Si por el contrario Biden pudiera imponerse, Rusia considerará que hay probabilidad que la OTAN llegara a intervenir y en el verano 2024 sólo buscaría consolidar su situación favorable y prepararse para un escenario de un Biden capaz de llevar a Estados Unidos a la guerra con Rusia. Tan duro como suena.

@J__Benavides