Para los venezolanos está bastante claro que en el país está ocurriendo un verdadero genocidio en la población de adultos mayores o ancianos. Muertes que han sido sistemáticamente planificadas por el régimen de Maduro.
Negarle la atención médica a los ancianos es una condena de muerte asegurada, es una aceleración de su proceso natural hacia la muerte, pero es que incluso este crimen viene acompañado con todo un conjunto de medidas que hacen imposible la vida de estas personas y me refiero a la falta de alimentos, la escasez de medicinas, las largas colas que tienen que hacer para cobrar pensiones, la falta de transporte, todo esto aunado con el cierre de hospitales se ha vuelto una tortura insoportable.
El régimen es consciente de estos crímenes, tanto así que cierran los hospitales y envían a los ancianos a sus casas para que mueran y así no entren en la contabilidad oficial de los que fallecen por negligencia en esos centros de salud.
La gente anciana es la más vulnerable, al igual que los niños, pero con la diferencia de que su muerte en los hogares puede pasar inadvertida para los inspectores de salud y agencias internacionales. Por esta razón debe cambiarse la forma de recaudación de datos sobre decesos en Venezuela e incorporar las muertes ocurridas en las viviendas. Lamentablemente el régimen ha obligado a los venezolanos a convertir sus hogares en hospitales.
Los ancianos venezolanos están viviendo un proceso de exterminio nunca antes visto. El régimen de Maduro, como les señalé al principio, los pone a hacer colas de hasta 10 horas para cobrar sus pensiones, un monto que no les alcanza para comprar ni una barra de mantequilla. Dependen entonces de la ayuda de sus familiares, pero estos a su vez cobran un sueldo miserable en bolívares que no llega a 5 dólares al mes. Esta situación aumenta el drama familiar y el estrés, a lo que se suma la falta de medicinas o su encarecimiento en dólares. El mercado farmacéutico en Venezuela prácticamente ha desaparecido debido a la falta de divisas y las deudas del gobierno de Maduro con esa industria, además de las sanciones internacionales que han hecho que las medicinas que se consiguen estén tasadas a un precio de mercado negro especulativo.
Recordemos que en condiciones normales nuestros ancianos vivían su vejez con dieta regular y acceso a los hospitales, así que cumplían sus metas de vida y dejaban este mundo de forma digna; pero en Venezuela eso se acabó: sus últimos años son un tormento inimaginable, tanto así que cuando se trata de una pareja, al morir el primero no pasan muchos días cuando fallece el segundo, es realmente triste.
En Venezuela no hay acceso a los hospitales, están cerrados técnicamente por falta de insumos y médicos. Las familias han optado por atender a los ancianos en sus propias casas, muchos están bajo el cuidado de sus familiares porque solo aquellos que cuentan con suficiente dinero del exterior pueden contratar una enfermera cuyo sueldo varía entre 150 y 400 dólares al mes, sin incluir la comida. Para los migrantes que huyen al sur es imposible costear estos servicios porque sus sueldos promedios están entre 250 dólares en Perú y 400 dólares en Argentina, por solo mencionar 2 de los países que más han recibido a venezolanos. Tan solo los migrantes que huyen hacia el norte pueden costear semejantes precios.
Las casas convertidas en hospitales consisten entonces en una enfermera y control periódico de un doctor que cobra desde 20 hasta 50 dólares por visita. Si el anciano presenta un cuadro médico delicado que requiere de algún tipo de equipo especial, como por ejemplo un respirador artificial, este se debe alquilar y en la mayoría de los casos no es posible por falta de dinero, por lo que terminan muriendo en sus hogares con la sola atención de la enfermera, que no puede hacer mucho.
Hay situaciones en las que los mismos parientes hacen las veces de enfermeros e intentan mantener a los ancianos con las instrucciones médicas, pero al carecer de experiencia y conocimientos en ocasiones pueden producir daños irreparables, como contagiarles una gripe, que en una habitación poco aseada pudiera convertirse en una bronquitis u otra enfermedad peor que acabe accidentalmente con la vida del anciano.
Las casas no son hospitales, pero para el gobierno de Maduro sí. De ese modo se ha asegurado de que los organismos internacionales contabilicen solo las muertes en los centro de atención médica, una cifra que es ínfima comparada con los miles que han muerto y siguen muriendo en sus hogares.
Este forma macabra de gobernar ha terminado por producir un ambiente de pánico generalizado en los hogares ante la eventualidad de que alguien enferme. Más de 90% del plantel de médicos profesionales ha salido huyendo de Maduro, por lo que el país quedó en manos de especialistas cubanos y de venezolanos chavistas graduados como médicos de una forma exprés en las universidades del régimen.
El sistema cambiario de divisas ha creado formas perversas en el mercado negro, que ha degenerado en una situación insostenible para los venezolanos que están sobreviviendo con lo poco que les pueden enviar familiares desde el exterior.
La directora del Instituto de Investigaciones Sociales de la UCAB, Anitza Freitez, explicó que la esperanza de vida de los venezolanos ha disminuido 3,5 años, lo cual es un fenómeno indicativo de gravísimas situaciones de destrucción económica, epidemias, guerras o hambrunas.
La muerte de los ancianos en Venezuela es una situación desesperada que afecta a toda la población, en particular a los sectores de trabajadores y pensionados, es un desastre humanitario incalculable.
Todos los sectores políticos debemos ser contundentes para denunciar esta situación. Exhortamos al Parlamento a declarar este estado de emergencia nacional y condenar este crimen del régimen de Maduro.
Desde Estados Unidos estaremos visitando Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos para introducir la denuncia formal y solicitar una solución alternativa que frene este crimen que Maduro y compañía están perpetrando contra la población anciana venezolana. Es imperativo actuar antes de que esta negligencia intencionada del régimen chavista siga cobrando la vida de más viejitos.
@estebanoria