Suben los precios del petróleo y aquí en Venezuela en vez de aligerar un poco las cargas –dado que somos un país petrolero– nos eliminan la gasolina subsidiada y mandan a todo el mundo a cancelarla en dólares.
A Maduro no le basta con la inflación galopante, no le basta con la devaluación total del bolívar y la pulverización del poder adquisitivo del dólar en el país, sino que ahora nos encarece aún más el combustible.
Y, como buen manipulador, primero anuncia un incremento del sueldo mínimo a unos pírricos 28 dólares mensuales, para luego fregar a propios y extraños colocando la gasolina a 0,5 centavos de dólar.
Es decir, ahora para recargar 40 litros (en algunos vehículos tanque full y en otros medio tanque) los venezolanos tendrán que desembolsar 20 dólares.
Y, ¿que pasará con los venezolanos que no los tengan? Les tocará autobús o, como decían en mis tiempos de muchacho, “paticas pa’ qué las tengo” y empezar a caminar.
Con esta medida no solo aniquilan el ya deficitario aumento salarial, sino que generan más inflación y mayor desequilibrio en las finanzas de millones de venezolanos que si no tienen ni qué comer, menos tendrán para echar gasolina dolarizada.
La acción de la usurpación fue milimétrica, pues primero le quitan los litros de gasolina a un número importante de venezolanos en el llamado sistema Patria, y como vieron que no hubo reacción ciudadana, pasaron a la siguiente etapa y empezaron la dolarizacion paulatina de varias estaciones de servicio en Miranda y Caracas.
Y «como después del ojo sacado no vale Santa Lucía», pretenden extender la medida a todos los rincones del país y hacer su agosto en marzo. De esta forma Maduro sigue metiéndole la mano en los bolsillos a los venezolanos.
En Miraflores están desesperados buscando dinero. Primero incrementan aranceles, aumentan el costo de notarías y registros, aumentan tasas bancarias, todo en el marco de la obtención de capital para seguir sosteniendo un modelo que arruinó al país. Y, ahora, rematan con esta nueva medida.
Todas estas decisiones generarán más hambre en una sociedad de por sí vencida por la necesidad y golpeada por una crisis sin igual en la historia. Todas estas medidas repercutirán en el estómago de una ciudadanía ahogada en un océano de dificultades que se prolonga más y más en el tiempo.
La gasolina dolarizada es solo una muestra del poco interés de Maduro por la gente, el poco interés de los usurpadores por el bienestar de la sociedad. A ellos solo les interesa el seguir disfrutando del poder y haciendo sus negocios a costa de las urgencias de una población cada vez más desesperada.
Maduro –tal vez sin saberlo, o incluso, sabiéndolo– le está metiendo más candela al fuego, y a veces basta con un solo soplido para que una ceniza se transforme en un gran incendio que consuma todo a su alrededor.
En pocas palabras, quien juega con fuego se quema.
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