El 28 de julio de 2024 será recordado como el comienzo del fin de la dictadura del socialismo del siglo XXI. Los venezolanos salieron masivamente a votar a pesar de todas las adversidades, a pesar de todos los trucos, a pesar de todas las amenazas. Las fuerzas democráticas de Venezuela, lideradas por María Corina Machado, arrasaron en las elecciones presidenciales con cerca de 70% de los votos a favor del candidato presidencial Edmundo González Urrutia. Con 4 millones de votantes de diferencia sobre Maduro, es la victoria más definitiva de la historia moderna de Venezuela.
Por supuesto, el régimen se hizo el loco y puso al presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE), el Sr. Amoroso, a dar unos resultados garabateados en una servilleta, con cara seria e irreversible. Nadie les creyó. Los exit polls de varias fuentes independientes, así como los quick counts coincidían de manera perfecta y le daban el triunfo apabullante al movimiento democrático. Después vino el conteo de las actas. El comando de campaña de Maria Corina y Edmundo publicó en una página web los resultados en menos de 48 horas. En https://resultadosconvzla.com se puede consultar cada estado, cada municipio, cada parroquia, cada centro electoral y cada mesa, con las actas originales escaneadas. Quiero hacer una pausa aquí para rendir homenaje a cada uno de los testigos electorales de la oposición que lucharon cuerpo a cuerpo para obtener la copia que les correspondía de esas actas, contra viento y marea, contra las órdenes del régimen de negárselas. El bravo pueblo no solo salió a votar. También defendió sus votos y su derecho inalienable a que se cuenten de verdad.
El CNE, un bochornoso apéndice del régimen, no ha podido publicar las actas y se le pasaron las 48 horas que la ley electoral venezolana requiere para esto. La razón es muy simple. Las actas que tienen son las mismas que fueron publicadas por el comando de nuestra campaña, y esas actas no sustentan el número inventado por Amoroso. A pesar de que no han podido publicar las actas, el CNE proclamó a Maduro ganador de las elecciones. Amoroso, metiste la pata. No puedes hacer esto legalmente. Esa proclamación es nula de toda nulidad, como le gusta decir a los abogados.
La comunidad internacional inmediatamente, sabiendo la verdad de lo que pasó, le exigió al régimen mostrar las actas y una verificación de las mismas. Maduro respondió con una torpeza ejemplar. “Solo le daré las actas al Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) para que dictamine su autenticidad”. Maduro, todos sabemos que el TSJ es otro apéndice del régimen. Además no tiene jurisdicción sobre esta materia. Es una patraña mal orquestada. Nadie le hizo caso a esta maniobra desesperada.
La mayor parte de América Latina ya proclama que Edmundo ganó. Perú fue el primero que lo reconoció como presidente electo. Estados Unidos, con un comunicado del secretario de Estado, Antony Blinken, del 1 de agosto, reconoce que ganó Edmundo. El pueblo venezolano sabe desde el mismo día 28 que ganó nuestro candidato. Maduro, te quedaste al descubierto. No ganaste, no tienes legitimidad.
El día 1 de agosto, también, Maduro publicó un mensaje en X con un supuesto memorándum de entendimiento acordado en Qatar entre el régimen y Estados Unidos. Por cierto, hay una firma ilegible en lo que corresponde al representante del régimen, pero no se ve ninguna firma en el espacio que corresponde al representante de Estados Unidos. En este mensaje Maduro dice que está dispuesto a abrir negociaciones nuevamente con Estados Unidos, con base en el memorándum que publica. Too little too late, como dicen en inglés. Maduro, recapacita. No ganaste. Todo el mundo lo sabe. No lograste arrebatar y no pudiste hacer creer que fuiste electo. Se te acabó el juego.
Te queda, sin embargo, una opción. Negocia con quienes realmente ganaron, con el gobierno electo. Negocia con los verdaderos representantes de la voluntad popular una transición pacífica, democrática, con garantías que te permitan entregar el gobierno de manera ordenada. Piensa qué necesitas para entregar y qué garantías requieres. Te conviene. Le conviene a Venezuela. Le conviene a América Latina y al continente.
El Himno de Venezuela empieza con la estrofa “Gloria al bravo pueblo que el yugo lanzó”. Nunca más apropiado este canto nacional. El bravo pueblo de Venezuela decidió recuperar su libertad. Nadie nos va a quitar esta victoria.