Si hay algo asombroso es el sosiego encubridor y complaciente afonía de la oposición legitimadora tras el envío con escolta hierática de agentes estadounidenses para el testaferro a la ciudad de Miami, sureste de Florida. Aunque podría ser interpretado como vergüenza. Es Estados Unidos el que con fuerza abofetea al oficialismo castrista al cual se supone la oposición enfrenta.
Hay que entender el proceso no fue empeño venezolano sino la organizada y documentada persistencia estadounidense. Por el contrario, la perseverancia de un régimen arbitrario dispuesto a cualquier acción, para que el colombiano “diplomático” no cayera en manos de quienes ya saben mucho y por eso lo persiguen. Entre rejas sabrán más.
La imagen difundida del arresto en Cabo Verde y el procedimiento inicial en una cárcel no fue la del todopoderoso empresario, elegantemente ataviado, acompañado del brazo de su hermosa mujer, merecedor de quien fue gigante del aprovechamiento económico para beneficio propio y de un pequeño grupo de privilegiados; sino la de un hombre acobardado, asustado, nervioso, abatido, que sabe mucho, y sus captores están al corriente de lo que conoce, pero quieren confirmación, detalle y ampliación. Sin embargo, demostrando lo dura que puede ser la cárcel y lo fácil que es intercambiar información por reducción de tiempo en prisión.
No sería el primer caso, ni el último, ya el tuerto capturado está a punto de regresar a la calle, condena diluida entre confidencias, confesiones y pormenores. A la prisión del colombiano -su inútil y atropellado nombramiento diplomático- hay que sumar el arribo al sistema carcelario y de justicia, a la señora que cuidó al enfermo comandante, tesorera de la república chavista; de su marido guardaespaldas, guardián de secretos del autócrata llanero. Y de alguien especial, de extrema confianza, compañero de armas de quien prometió cambios y sólo creó desastres. Casi por dos lustros jefe de la inteligencia militar conociendo trámites, tramoyas, enredos, complicidades e injerencias en un abanico de países.
No podía dejar de ser en la Venezuela chavista, de la revolución, incompetencia, corrupción, lealtad pagada y a la fuerza de las armas, el chantaje y extorsión; general de soles y alto rango, ejecutor de confianza; y como Chávez soñó, e hizo lo posible para lograrlo con dólares petroleros influencia mundial. Sabe lo bueno y especial, lo malo ocurrido en la Venezuela castro-chavista, lo que el comunismo cubano financió y apoyó, sus nombres e instituciones están en su memoria y la documentación reposa en archivos, lo que hace agua la boca al imperio que, ha demostrado paciencia con perseverancia en el ataque al castro-madurismo.
El Mazo Dando afirmó que el Pollo no es de ellos sino de la oposición, después de que el ave doméstica dio un salto de talanquera. Pero no importa quién sea ahora, lo que interesa es de quién fue cuando era activo, íntimo, de confianza y confidente; así como incumbe cuánto se robó Saab pero también, para quiénes sustrajo y les administró lo robado.
Ese es el maíz que pican en el gallinero estadounidense, son los huevos que recogen por aquellos predios, donde la justicia es implacable, los investigadores y tribunales de Estados Unidos nunca cierran un caso hasta que está finalizado, y menos, dónde han puesto legalmente precio por la captura.
Genera suspicacia la tranquilidad serena de esta oposición muda, que poco dice sobre arrestos y extradiciones, más preocupada por disfrutar “espacios” bajo control de la opresión que por rescatar al país y llevarlo unido por el difícil camino de la reconstrucción en democracia y libertad.
Tanto como llama la atención que el régimen, cada día más acorralado, se preocupe por lo que trasladados, entregados y cedidos puedan comentar, ofreciendo barbaridades como la ciudad comunal en el Ávila, que en ejercer su fuerza para resolver problemas y carencias que han hecho, y continúan haciendo, un desierto devastado para la que fuera una vez tierra de gracia.
@ArmandoMartini