OPINIÓN

 Fundaredes y la ley contra el odio

por Isabel Pereira Pizani Isabel Pereira Pizani

Miembros de la ONG Fundaredes denunciaron frente al Ministerio Público en el estado Táchira, en abril, el aumento de la violencia en los estados fronterizos | Foto Fundaredes

Paradójicamente vemos cómo en Venezuela se usa un instrumento legal aparentemente promulgado para defender la democracia con fines contrarios: condenar a instituciones ciudadanas por vigilar e informar sobre los orígenes de la violencia contra la democracia y la libertad que domina nuestro país.

En declaraciones recientes el fiscal de la república, Tarek William Saab, acusa a la ONG Fundaredes de ser propagadores del odio por denunciar el caso de la violencia ocurrida en el estado Apure entre facciones de las FARC con participación de la FANB. Este funcionario ratificó que los delitos de los que se les acusa son “promoción del odio, traición a la patria y terrorismo” y con tal excusa fueron privados de libertad sus representantes.

Es importante que los ciudadanos conozcan el objetivo de La Ley Constitucional contra el Odio, por la Convivencia Pacífica y la Tolerancia, un instrumento legal cuyo fin declarado es el siguiente:

Contribuir a generar las condiciones necesarias para promover y garantizar el reconocimiento de la diversidad, la tolerancia y el respeto recíproco, así como para prevenir y erradicar toda forma de odio, desprecio, hostigamiento, discriminación y violencia, a los fines de asegurar la efectiva vigencia de los derechos humanos, favorecer el desarrollo individual y colectivo de la persona, preservar la paz y la tranquilidad pública y proteger a la nación.

Veamos cuáles han sido las denuncias de Fundaredes y qué fundamentación podrían tener en este instrumento legal para ejecutar la condena y prisión de sus activistas:

La revisión de estas actuaciones de Fundaredes muestra su participación clara como institución vigilante de la actuación del Estado y de funcionarios, tal como pauta la “Ley Constitucional contra el Odio, por la Convivencia Pacífica y la Tolerancia al establecer las responsabilidades incurridas por las instituciones del Estado en la violación de los valores y principios de la democracia. Evidentemente, Fundaredes –contrario a la acusación que ha efectuado el régimen madurista– constituye una institución que vigila y defiende a los ciudadanos de las situaciones de violencia y explotación, labor que constituye y representa una obligación de defensa de la democracia y del respeto a los ciudadanos.

La pregunta que debemos formularnos cada uno de nosotros es ¿podemos aceptar pasivamente que la Ley Constitucional contra el Odio, por la Convivencia Pacífica y la Tolerancia sea manipulada para fines contrarios a sus objetivos, transformándose en un instrumento agresivo contra el derecho ciudadano, la vigilancia de las actuaciones del Estado y la defensa de la calidad de la democracia? ¿Podemos tolerar este brutal ataque a nuestra debilitada democracia?