OPINIÓN

Fui a Venezuela en el verano

por Fermín Lares Fermín Lares

Foto Víctor Sainz | El País de España

Me confirma Tomás Páez, estudioso notable del tema de la diáspora venezolana, que Venezuela ya no limita por el norte con el mar Caribe, por el oeste con Colombia, y por el este con Trinidad, el Esequibo y más al sur, con Brasil. Así lo sentí en reciente viaje a España, donde me encontré en Madrid con Tomás, quien fue compañero mío en bachillerato y vecino de San Bernardino.

Aludo al vínculo que me une a Tomás Páez porque en este viaje del verano boreal a España, descubrí que en cada ciudad que visité, incluidas Valencia y Barcelona, estaba reencontrándome con mi país de origen, con gente con la cual tuve vivencias familiares (una prima hermana que vive en Madrid), gente de la urbanización caraqueña donde crecí y viví (una amiga de Las Palmas que vive en Barcelona), gente con la que me porté mal durante mi adolescencia (un pana de la avenida Vollmer de San Bernardino, que vive en San Sebastián, País Vasco), compañeros de clase de la universidad (compartí con 5 de ellos dos veces en la capital española), la madrina de mi hija mayor, que estaba de visita en Barcelona, en una estadía temporal con su hijo, mi sobrino, y su familia; compañeras de clase de mi mujer en la universidad (Alicante y Valencia), que son amigas y colegas periodistas, y pare usted de contar.

En el último año, según el Instituto Nacional de Estadística español, la presencia de los venezolanos en España tuvo un aumento de 11,8%. De 187.205 venezolanos en 2020, ahora hay 209.223 en el 2021. Esto, los oficialmente registrados. La mayoría está en Madrid, pero hay una porción importante de venezolanos también en Cataluña (Barcelona) y en la Comunidad Valenciana (Valencia y Alicante).

Venezuela en Madrid no es solo el Barrio Salamanca, donde me contaron, sin confirmarlo, que los venezolanos llevaron a 10.000 euros el precio del metro cuadrado de un apartamento allí. Además de encontrarnos con familiares y amigos, en Madrid nos topamos con un taxista coriano que nos llevó del aeropuerto al hotel, vimos en la calle Atocha comercios de servicios de transporte de correo y productos españoles a Venezuela y viceversa. Los tequeños se ofrecen ya no solo en restaurantes de comida venezolana, también en otros de cocina latinoamericana y hasta española. En Madrid, hay numerosos restaurantes de comida venezolana y restaurantes de otras culturas propiedad de venezolanos. Hay, por ejemplo, una cadena de pequeños negocios de perrocalientes esparcidos por la ciudad, con el sabor de los perrocalientes caraqueños. Goiko Grill es una franquicia venezolana de restaurantes de hamburguesas con varios establecimientos en Madrid y también en Zaragoza, Barcelona, Valencia y Málaga. Hay librerías y editoriales que editan y venden libros de autores venezolanos, como Kalathos Ediciones, que conserva su librería en Caracas y promueve las letras venezolanas en Europa; o la librería Los Pequeños Seres, de dos jóvenes graduados en Letras en la UCV, ubicada en el centro de Madrid.

En Canarias, Venezuela es la “octava isla”, por la inmensa cantidad de canarios que emigraron a Venezuela, especialmente al final de la década de los treinta del siglo pasado, y en las décadas subsiguientes de los años cuarenta y cincuenta. Ahora es al revés. Según un reportaje de hace unos años del diario El País, de España, “El archipiélago canario es refugio de muchos venezolanos —unos 47.000, según los datos del Instituto Canario de Estadística—, el 72% en Tenerife. El número superaría los 100.000, si se incluye a sus familiares, a aquellos españoles que tienen la doble nacionalidad o a quienes se encuentran en situación ilegal´, explica el profesor de Historia de América de la Universidad de La Laguna, Manuel Hernández.”

Entre 2019 y 2020, se calcula que la población de nacionalidad venezolana residente en Canarias aumento 23,5%.

En Barcelona, hay actualmente 25.901 personas de nacionalidad venezolana, con presencia en al menos 83 municipios, una población que continúa creciendo, según el portal padron.com.es. Reflejo de la presencia venezolana en la ciudad son algunos nombres de restaurantes que se consiguen allí: El Chamo, Cambur Pintón, El Rincón de la Abuela Venezolana, el Rabipelao, La Taguara Arepera. Allá nos encontramos personalmente con sociólogos, abogados, arquitectos, exprofesores universitarios, exdiplomáticos.

En Valencia, hay 11.730 venezolanos, según la actualización más reciente del Instituto Nacional de Estadística (INE). La amiga en cuya casa nos alojamos en l´Eliana, y su hijo mayor, probablemente no cuentan entre los 64 connacionales de la localidad, pues tienen nacionalidad española desde hace más de 35 años. Pero nos encontramos con jóvenes venezolanos trabajando en restaurantes de la ciudad.

Yulimar Rojas, la venezolana que acaba de ganar la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Tokio en salto triple, nació en Caracas, creció en Puerto La Cruz y desde 2015 reside en España, entrenada por el cubano Iván Pedroso, quien logró firmarla en noviembre de 2016 con la organización del FC Barcelona, que es una entidad deportiva que va más allá del fútbol.

Venezuela está regada por el mundo. La mayor parte de los venezolanos emigrantes está en Colombia, Perú, España y Estados Unidos. En este país, los venezolanos son los latinoamericanos con más educación, según el Censo Nacional. Pero también hay venezolanos en Australia, en el Reino Unido, en Canadá, en Arabia Saudita, en Macao, en Portugal, en Francia, además de las recientes migraciones hacia Chile, Argentina, Ecuador y algunos países centroamericanos.

La arepa se come y se conoce en todos estos países. La estupidez de Chávez de prohibir la exportación de la harina P.A.N., activó con mayor fuerza la fábrica que Alimentos Polar tenía en Colombia desde 1996 y la harina precocida de maíz no faltó en los hogares latinoamericanos de los Estados Unidos. Desde noviembre de 2014, comenzó la producción de la harina en Greenville, Texas, a través de la empresa International Grains & Cereal, LLC, bajo licencia de Alimentos Polar, para surtir a la comunidad hispana de Estados Unidos y también para exportar el producto a otros mercados. En el País Vasco, vimos un paquete de harina P.A.N. importado desde Italia.

Total, que en buena medida, mis vacaciones fueron en Venezuela.

@LaresFermin