El mal uso de la FSIA para proteger a Citgo y Pdvsa: una violación legal y ética
Cualquier persona que desde Pdvsa o sus filiales sostenga que la Ley de Inmunidades Soberanas Extranjeras (FSIA, por sus siglas en inglés) protege a Citgo y Pdvsa de la rendición de cuentas en las continuas violaciones de los derechos de los trabajadores está, en esencia, perpetrando un fraude contra las personas que en algún momento trabajaron para estas empresas. Esta afirmación se basa no solo en la teoría legal sino en la saga continua de los trabajadores petroleros venezolanos, que desde 2002 han enfrentado despidos y persecución bajo la apariencia de represalias políticas por parte de estas empresas.
La FSIA, una ley estadounidense promulgada en 1976, dicta cuándo un Estado soberano extranjero puede ser inmune a la jurisdicción de los tribunales estadounidenses. Su objetivo principal fue clarificar las condiciones bajo las cuales las naciones extranjeras podrían participar en disputas legales dentro de Estados Unidos, especialmente distinguiendo entre actividades gubernamentales y comerciales. Un componente clave es la excepción de actividad comercial, que permite la jurisdicción sobre Estados extranjeros cuando la demanda se basa en sus actos comerciales.
Citgo, una subsidiaria con sede en Estados Unidos, y su empresa matriz Pdvsa, la compañía petrolera estatal venezolana, están envueltas en acusaciones de abusos de derechos humanos contra sus trabajadores. Según los estándares legales establecidos por la FSIA, y la jurisprudencia que la interpreta, las actividades que llevaron a los despidos y el posterior maltrato de estos trabajadores se categorizan como acciones comerciales. Por lo tanto, no califican para inmunidad bajo la FSIA, particularmente bajo las excepciones relacionadas con agravios no comerciales y actividades comerciales.
Es crucial entender que optar por la protección de la FSIA en este contexto es una elección, no una necesidad. La Corte Suprema ha aclarado que las subsidiarias como Citgo no heredan automáticamente la inmunidad soberana que podría proteger a sus entidades matrices, que en este caso es Pdvsa. Además, las acciones tomadas por Pdvsa han tenido efectos directos en Estados Unidos, eliminando cualquier ambigüedad sobre la aplicabilidad de las protecciones de la FSIA.
Al intentar usar la FSIA como escudo, Citgo y Pdvsa no solo están participando en una aplicación errónea de la ley, sino que también están violando los estándares morales y éticos. Este enfoque inflige un daño irreparable, victimizando aún más a los trabajadores y socavando la justicia que buscan.
Usar la FSIA para esquivar la responsabilidad legal en tales casos no solo viola el espíritu de la ley, sino que también contradice el propio propósito del acto: despolitizar y estandarizar el tratamiento de los estados que participan en actividades comerciales en suelo estadounidense. Para Pdvsa y Citgo, este mal uso de la FSIA podría protegerlos teóricamente de litigios, pero dado los detalles de su caso —particularmente sus compromisos comerciales directos y los efectos directos de sus acciones en Estados Unidos— esta protección es tanto legal como moralmente indefendible. Serán condenados por los tribunales y por la sociedad.
A medida que evolucionan los procesos legales, se hace cada vez más claro que el empleo de la FSIA por estas corporaciones no solo es una estrategia legal cuestionable, sino también un profundo fracaso ético. Se presenta como un recordatorio contundente de cómo se pueden manipular los mecanismos legales para servir a la injusticia, destacando la necesidad de un escrutinio riguroso cuando la inmunidad soberana se cruza con violaciones de los derechos humanos.