Mañana jueves 5 de diciembre, Madrid, que se ha convertido en el corazón cultural de la diáspora venezolana, será testigo de un evento literario de importancia: la presentación de El Pacificador, reciente trabajo de quien es ya sin duda un consagrado escritor, nuestro muy estimado amigo Francisco Suniaga. Reconocido por su capacidad para desentrañar los episodios más complejos de nuestra historia, Suniaga vuelve a ofrecernos una obra que explora las profundidades de la identidad, la política y el poder.
Quienes conocemos su obra anterior, como El pasajero de Truman, hemos disfrutado de su maestría para reconstruir momentos clave de nuestra historia, como lo fue el colapso de la candidatura presidencial de Diógenes Escalante en 1945, hecho que marcó el fin abrupto de una posible transición posgomecista sin sobresaltos y a la vez el inicio de una nueva era en Venezuela. Con El Pacificador, Suniaga amplía su visión, transportándonos a los turbulentos años de la Independencia, cuando las lealtades y los ideales se enfrentaban con la crudeza de la guerra.
La novela, ambientada en el comienzo del ocaso del Imperio español en América —que se prolongaría hasta 1898 con la independencia cubana— , nos lleva a los campos de batalla y a los silencios de las celdas, donde los protagonistas —héroes y antihéroes— luchan no solo por la supervivencia, sino por la definición de su propio legado. En el centro de la narrativa están Pablo Morillo, general español marcado por su ambición y sus contradicciones, no sin dejar de brindarnos tan temprano como en el segundo capítulo la presencia de Francisco de Miranda, el hombre de mil empresas, nuestro proto Inca, prisionero de sus sueños y circunstancias. Es un diálogo que trasciende lo histórico para convertirse en un examen de la condición humana y la lucha por el poder y la redención.
No podría ser mejor símbolo de la elipsis de los tiempos el reencuentro con el autor en Madrid, hogar espiritual para tantos venezolanos en el exilio, para este evento. En Madrid convergen nuestras memorias, nuestras esperanzas y nuestras reflexiones sobre lo que significa ser venezolano. Suniaga, con su particular sensibilidad, logra tender un puente entre ese pasado de sangre y sueños y el presente de incertidumbre y búsqueda que define a nuestra diáspora.
Como amigo, he sido testigo de su meticulosa dedicación al oficio de narrar. En cada página de El Pacificador se percibe su compromiso con la verdad histórica y su habilidad para darle vida con un lenguaje poderoso y accesible. Francisco entiende que la historia no solo debe ser contada, sino también interrogada, para que nos permita entender de dónde venimos y, quizás, hacia dónde nos dirigimos, como solo quienes vienen de una isla pueden expresar.
El Pacificador no es solo una novela histórica; es un espejo donde podemos confrontar nuestras propias contradicciones como sociedad. En esta obra, Suniaga no solo da voz a personajes y eventos históricos, sino que también nos invita a reflexionar sobre las heridas y las lecciones que la historia nos ha legado.
La cita de este jueves no es solo para los amantes de la literatura, sino para todos aquellos que, desde la distancia, buscan reconectar con la esencia de un país que sigue luchando por definirse. Francisco Suniaga nos regala en El Pacificador no solo un relato magistral, sino también una brújula para orientarnos en el laberinto de nuestra historia. Que Madrid sea el marco de este evento es un recordatorio de que la cultura, como la historia, es un terreno donde siempre podemos encontrarnos.
Nos vemos el jueves, amigo Francisco, para celebrar no solo tu obra, sino también nuestra memoria colectiva.