OPINIÓN

Fracasó el golpe de Estado en Ecuador pero sigue la conspiración en las Américas

por Carlos Sánchez Berzaín Carlos Sánchez Berzaín
Ecuador

Foto AFP

El socialismo del siglo XXI acaba de repetir en Ecuador su método para derrocar gobiernos democráticos ejecutado a lo largo de este siglo, consistente en la exacerbación de reclamos sociales y económicos con sectores movilizados que pasan de la protesta a la violencia, paralizan el país y buscan víctimas fatales para derrocar al presidente. Reclamando por el “aumento del costo de vida”, dirigentes que controlan el indigenismo ejecutaron 18 días de violencia con un saldo de 6 muertos, cerca de 500 heridos, acompañados de la fallida destitución del presidente de la República en la Asamblea Legislativa. Ha fracasado el golpe de Estado del castrochavismo en Ecuador, pero la conspiración sigue.

Un golpe de Estado es “la toma del poder político de un modo repentino por parte de un grupo de poder de forma ilegal, violenta o a la fuerza” . El siglo XXI en América Latina presenta golpes de Estado en la modalidad clásica del uso de la fuerza para forzar la salida de un presidente y tomar el poder, y en la modalidad de “llegar al poder por medios democráticos y proceder al sistemático desmantelamiento de la institucionalidad mediante sucesivas alteraciones del Estado de Derecho para establecer un régimen dictatorial”. La primera forma se denomina “golpe de Estado clásico o duro” y las segunda es el “golpe de Estado blando”.

El siglo XX estuvo marcado por golpes de Estado duros, militares y civil/militares, armados y violentos, que tuvieron su expresión más extendida en las décadas de los años sesenta y setenta en el marco de la Guerra Fría. De los golpes de Estado del siglo pasado, de derechas e izquierdas, el que continúa reteniendo el poder es el perpetrado en Cuba que resultó exitoso en 1959 y que bajo la denominación de Revolución cubana ha sobrevivido con el apoyo de Hugo Chávez desde 1999 y ha conformado el socialismo del siglo XXI, que luego de la muy conveniente muerte de Chávez ha dejado la jefatura a la dictadura cubana que ha transformado el castrismo del siglo XX en castrochavismo del siglo XXI, extendiendo su modelo dictatorial a Venezuela, Bolivia y Nicaragua.

El primer derrocamiento del siglo XXI en las Américas se produjo precisamente en Ecuador, el 21 de enero de 2000 las Fuerzas Armadas del Ecuador con los miembros de la Confederación de Naciones Indígenas del Ecuador (los mismos de este último intento) sacaron del poder a Yamil Mahuad. El 20 de diciembre de 2001 en Argentina fue retirado del poder el presidente Fernando de la Rua. El 17 de octubre de 2003 con el pretexto de exportación de gas a Chile fue derrocado en Bolivia el presidente Gonzalo Sánchez de Lozada y sus derrocadores beneficiados de inmediato con decretos de “amnistía” y “constituyente”. El 20 de abril de 2005 el presidente de Ecuador Lucio Gutiérrez fue destituido por el Congreso luego de la llamada rebelión de los forajidos.

Entre los golpes de Estado que han fracasado en el siglo XXI están los perpetrados en octubre de 2019 en Ecuador contra el presidente Lenin Moreno, que tuvo que trasladar la sede de sus funciones de Quito a Guayaquil para resistir; el de Chile por el alza de tarifas del metro a partir del 18 de octubre de 2019 que llevó la “constituyente”; y de Colombia contra el presidente Iván Duque -que no lo reconoce como tal- desde el 28 de abril de 2021.

De los golpes blandos perpetrados por el castrochavismo, tal vez el menos recordado y estudiado sea el perpetrado contra el secretario general de la Organización de Estados Americanos, el expresidente de Costa Rica Miguel Ángel Rodríguez, que renunció el 8 de octubre de 2004 víctima de una conspiración con proceso de acusación abierto en su país, del que luego fue declarado inocente. La renuncia de Rodríguez a días de haber sido elegido abrió la puerta al control de la OEA por el socialismo del siglo XXI por diez años con la gestión Insulza.

Todos los golpes de Estado del siglo XXI tienen el objetivo de debilitar la democracia y dar paso por la violencia a regímenes del castrochavismo, todos tienen un centro de conspiración y dirección que es el socialismo del siglo XXI, todos tienen las mismas características de exacerbación de situaciones problemáticas que convierten en crisis, luego en violencia, confrontación, muerte y toma o debilitamiento extremo del poder. Los operadores visibles de estos golpes de Estado son dirigencias locales penetradas por operadores violentos del Foro de Sao Paulo como elementos de las FARC, ELN o denominados movimientos sociales entrenados de Venezuela, Bolivia y Nicaragua. Son claramente financiados.

El reciente golpe de Estado en Ecuador -visiblemente operado por el castrochavismo- ha fracasado, pero deja un gobierno debilitado y la conspiración contra la democracia sigue, en Ecuador y en todas las Américas.

Artículo publicado en Infobae.com