OPINIÓN

Fórmula cubana envenenó y liquidó la revolución bolivariana 

por Daniel García Daniel García

El ascenso al poder del precursor de la revolución bolivariana, el fallecido teniente coronel Hugo Chávez, junto con su posterior relación íntima con Fidel Castro produjo un fenómeno catastrófico para Venezuela y el mundo.

El gobierno cubano durante más de dos décadas ha ejercido una gran influencia en la llamada construcción del socialismo, aportando todo tipo de estrategias y políticas que fueron paulatinamente erosionando, dividiendo y enfrentando a la sociedad venezolana.

El socialismo del siglo XXI terminó siendo una enfermedad inoculada por el comunismo cubano que trajo tristeza, pobreza, destrucción, persecución y control en todo el territorio nacional. Increíblemente, el injerencismo consentido se extremó y posesionó al dárseles responsabilidades a agentes externos en las instituciones del Estado venezolano, acciones transformadas finalmente en una invasión ideológica y doctrinaria que les ha brindado grandes beneficios y bienestar.

Infinidad de recursos de los venezolanos han sido absorbidos por estos asesores del mal a quienes se les puede atribuir en gran parte la destrucción del sistema educativo, fragmentación del sistema de salud y el debilitamiento de la fuerza armada venezolana, entre otra gran cantidad de señalamientos, todos fundamentados.

El régimen cubano es corresponsable del saqueo y destrucción del país. Más de 20 años recibiendo grandes recursos económicos y materiales, donde más de 30 millones de venezolanos dentro y fuera del país lo consideran un asalto a las arcas de la nación, que por ningún lado eran justificables y mucho menos rindieron sus frutos.

Muchos de los males que han acosado y diezmado a la población venezolana tienen su origen en las políticas sugeridas y practicadas por este modelo cruel e inhumano. Cuántos ciudadanos se pueden cuantificar como víctimas de esta perversa asociación. Se señalan cientos de funcionarios venezolanos como ejecutores de estas políticas y protocolos de control y coerción social. ¿Quién puede decir que la influencia, prácticas y permanencia de los esbirros cubanos en Venezuela fue una escuela positiva para la sociedad? La respuesta es nadie.

Hacemos estas reflexiones para mostrarle al país que el debilitamiento institucional producto del fracaso del modelo socialista tiene varios responsables. Una de las grandes estrategias sugeridas en estos tiempos ha sido la militarización de la función pública. Ministros, diputados, regionales y nacionales, gobernadores, alcaldes, concejales, directores de institutos y empresas del Estado, embajadores y otros, son cargos en manos del estamento militar que obviamente ha copado y distorsionado abruptamente el ejercicio de la función pública.

La fuerza armada pareciera tener el control de todo y quien hoy ejerce la Presidencia de la República y su antecesor han seguido las recomendaciones de sus camaradas cubanos. Se han acentuado esta y otras estrategias que han debilitado la estructura del Estado y desencantado a la mayoría de los venezolanos hoy ganados para el cambio que pasa por redefinir el modelo de estado, las funciones de la fuerza armada y la correcta distribución de la riqueza y el ejerció pleno de la democracia hoy limitada y secuestrada por el autoritarismo y evidentemente por el militarismo.

Los últimos eventos promovidos por el oficialismo y sus aliados como el referéndum del Esequibo y la reciente consulta a las comunidades denota el declive indetenible de la capacidad de convocatoria del oficialismo y la pérdida de su base social que los transforma en una oferta electoral anticipadamente derrotada frente a un proceso electoral viciado y ventajista que aun así está imposibilitado para mantenerse en el poder.

Los tiempos y las circunstancias cambian. El pueblo venezolano ha declarado el 2024 como el año de la liberación y el cambio en Venezuela. Todos los componentes de la fuerza armada y sus familias en todos los niveles sufren los mismos problemas que padecemos tel resto de los venezolanos, salvo algunas excepciones.  Hay una decisión tomada, asumida, compartida y generalizada del pueblo soberano que juega decididamente en contra de los intereses de grupos reducidos que no deben, ni pueden ir en contra de la recuperación, transformación y estabilidad futura de la nación. El régimen sustentado por la influencia y dominio de los líderes y funcionarios cubanos igual de alta jerarquía, se niegan a permitir el logro de una salida a la severa crisis social, política y económica que asfixia a las familias venezolanas y mantiene paralizado el aparato productivo del país. Es hora de honrar la soberanía nacional, de asumir la defensa real del país y de abrirle el camino a la voluntad popular.

Se debe reconocer el estado de precariedad institucional y la imposibilidad de poder superar la estela de destrucción dejada hasta ahora, por quienes fallidamente han mal ejercido el poder, por más de dos décadas. Los niveles de inoperancia y corrupción no pueden seguir creciendo e institucionalizándose. La justicia debe imperar y el desmembramiento social debe cesar. Y es allí donde las recetas cubanas y sus complejas ecuaciones sin resultados aceptables deben ser execradas del escenario social, político y militar para que estos sectores influyentes y determinantes puedan recuperarse y ponerse al servicio de la gente y los intereses colectivos de una ciudadanía ávida de respuestas ante tantos problemas existentes y acumulados sin justificación alguna.

La fórmula cubana operó y dominó durante años en la política y las decisiones importantes del modelo socialista que se pretendió instaurar en Venezuela, hoy en medio de las circunstancias, claramente atribuibles a ellos, deben ser enfrentados con un gran sentido nacionalista con un alto grado de rectificación y reivindicación del sector militar que, pese a su lealtad manifiesta a la revolución bolivariana inducida errónea y catastróficamente, deben cambiarla por la lealtad al pueblo venezolano.

La derrota del oficialismo y su modelo evidentemente fracasado no solamente devolverá el bienestar a los venezolanos, sino que dará inicio a un proceso similar en Cuba cuyo gobernante perderá el financiamiento que ha tenido para mantener en la miseria al pueblo cubano. Daremos por fin el valor real a la afirmación que ha estado detenida en el tiempo, Venezuela no es Cuba y lo vamos a demostrar con la victoria de la unidad nacional el próximo 28 de julio.