El Estado es el primer responsable del crecimiento exponencial y de fallecidos por covid-19 en el país. Seguir ejecutando un método improvisado sin contar con los expertos y un verdadero plan de vacunación es atentar contra el derecho a la salud y a la vida establecidos en nuestra Constitución.
Su irresponsabilidad no tiene parangón y ha quedado demostrado al intentar modificar el plan 7×7 para establecer una flexibilidad total, sin tomar en cuenta la opinión de los académicos y especialistas.
Someter una decisión de tal envergadura a una encuesta en el sistema Patria, para que los usuarios opinen si están de acuerdo o no con la modificación del plan 7×7 que se ha venido aplicando con la misión de contener la cadena de contagios por covid-19, es un acto irresponsable. El anuncio de la medida ya fue rechazado por la sociedad científica por ser emocional, irresponsable y peligroso, por el riesgo que correría la población tomando en cuenta la crisis sanitaria y la falta de un verdadero plan de vacunación. Las pocas vacunas que han llegado al país en su primera dosis solo han alcanzado para un porcentaje muy bajo y la segunda dosis aún no llega.
Garantizar a la población el derecho a la salud y la vida establecidos en nuestra carta magna queda en un segundo plano para el Estado. Nuevamente se impone el poder político por encima del bienestar del ciudadano, por el hambre de conquistar más espacios con la complicidad de la Asamblea Nacional y el CNE que, valga decir, ya se encuentran vacunados.
Me preguntó también dónde está el defensor del pueblo, que no cumple con sus funciones y atribuciones establecidas en la Constitución. Lo hago responsable por su silencio e indolencia ante tantas víctimas del covid-19, un contagio que sigue creciendo en forma exponencial con cada vez más fallecidos. Es su obligación asumir la defensa de los derechos humanos y en este momento exigir las vacunas necesarias para garantizar el bienestar del pueblo, que sigue crucificado por la feroz crisis económica nunca vista en los países más pobres de la región.
El único diálogo valedero en este momento es por la salud, la alimentación y la vida de los venezolanos. Si no tienen conciencia de este compromiso, la historia los juzgará.