Nuestra cultura vitícola está marcada principalmente por los vinos del viejo y del nuevo mundo, que se producen en países de Europa, Oceanía y América, al norte y al sur, donde ocurren las cuatro estaciones climáticas; con la falsa creencia de que solo en esas condiciones se pueden producir buenos vinos. Es importante conocer que la vid necesita calor para su crecimiento y especialmente para la maduración de sus uvas, lo cual se logra en estas zonas, entre final del verano y principio de otoño, cuando ocurren días cálidos y noches frescas. En el trópico, estas condiciones se obtienen en zonas semiáridas, entre 400 y 2000 metros de altitud, donde se cultiva la vid para vino en países como: Venezuela, Colombia, Brasil (Norte), Ecuador, Perú, India, Tailandia e Indonesia, principalmente.
Durante el mes de Agosto en Altagracia, Estado Lara, Venezuela, ha ocurrido la vendimia, es decir, la cosecha de las uvas; esta zona está ubicada a unos 500 metros sobre el nivel del mar, bajo el efecto climático de la Sierra de Baragua. Desde mediados de Julio, con un sol brillante, calor no excesivo durante el día y noches frescas, se ha logrado una exitoso proceso de maduración, que aunado a la obtención de rendimientos moderados, ha permitido concentrar la calidad, pudiéndose obtener excelente uvas.
Una maduración óptima, se logra cuando las principales componentes de la uva como azúcares (glucosa y fructosa), ácidos (tartárico y málico), compuestos aromáticos, compuestos tánicos y pigmentos, estén en equilibrio; pudiéndose elaborar vinos de excelente calidad.
El desarrollo de este proceso depende de la climatología imperante en cada zona; en Altagracia en esta época han ocurrido condiciones climáticas, que se caracterizaron por una mínima nubosidad, alta luminosidad, temperaturas máximas no mayores de 32 °C y temperaturas mínimas alrededor de los 18 °C, lo cual fue muy favorable para la maduración de las uvas. En estas condiciones, con un eficiente proceso de fotosíntesis, se pueden producir complejos elementos de calidad, que gracias a la ocurrencia de noches frescas, por debajo de 26 °C, se almacenan en altas concentraciones en las uvas. Finalmente, el resultado de esta vendimia, se caracterizó por la obtención de extraordinarias uvas, tanto para vinos tintos, rosados y blancos, actualmente en proceso de vinificación, con las que se están elaborando vinos de los que se espera una excelente y compleja calidad.
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