OPINIÓN

Fin del dinero fiat (Parte I)

por Alejandro Uribe Alejandro Uribe
Billetes

Foto: Archivo

El dinero fiat es una figura monetaria impuesta por los gobiernos a los ciudadanos, para que sea la moneda de curso legal en una nación o zona geográfica, cuyo objetivo es permitir las transacciones comerciales mediante su uso.

Este tipo de dinero es creado por bancos centrales y también por bancos comerciales en forma de crédito, sin que existan límites teóricos de emisión, ni tampoco respaldo adecuado que garantice: credibilidad, estabilidad, ni mantenimiento de su valor en el tiempo y tampoco tiene la capacidad de redimirse con algún activo tangible, puesto que es un pasivo monetario generado sin contraprestación de activos reales.

El origen del dinero fiat se remonta al siglo XI en China, con el invento del papel moneda por la dinastía Song, que mantuvo su hegemonía por más de 3 siglos (960-1279) y que permitió el crecimiento a las dinastías Yuan y Ming, mediante el uso de: la pólvora, la fuerza, los ejércitos, las invasiones a otros territorios y las hambrunas cíclicas que ocurrieron en esa nación.

Este dinero crea una ilusión monetaria en algunas personas, al hacerlas creer que pueden ser ricas y vivir eternamente sin tener que trabajar ni producir nada, emitiendo cantidades exponenciales de dicha moneda, para apropiarse: del tiempo, del trabajo y de lo que producen los demás ciudadanos, a cambio de un objeto virtual o físico que carece de valor intrínseco y que termina por arruinar y quebrar en el largo plazo a: ciudadanos, empresas, bancos, gobiernos, países y al mundo; pero al fracasar algunos gobiernos, buscan a quién culpar por sus errores, justificando y recurriendo a actividades bélicas, invasiones o expolios en contra de sus propios ciudadanos u otras naciones, para tratar de solucionar sus crisis económicas.

dólar paralelo- bolívar

Foto: Gustavo Matute/ @BigMatu_photos

Al ser una ilusión de riqueza de tipo piramidal y un juego de suma cero, donde lo que pierden muchos lo ganan algunos pocos, la economía manejada con esta clase de dinero funciona en ciclos, porque a medida que pasa el tiempo y con el aumento de la liquidez monetaria, el valor y la capacidad de compra de la moneda disminuyen, creando inflación que puede ser de consumo o de activos y cuando esto ocurre, también cae el PIB y aumenta el índice de desempleo y pobreza, generando recesiones o peor aún depresiones, como la ocurrida después del crack bursátil de 1929 y entonces se requiere hacer un reinicio monetario-financiero; en el peor y más perverso de los casos recurriendo al belicismo y en otros casos a la práctica trivial de cambiarle el nombre a la moneda y eliminar ceros, para evitar el colapso de las plataformas informáticas, debido a que los campos digitales de tipo: money, decimal o numeric, usados actualmente en las aplicaciones y las bases de datos  tienen límites y no pueden crecer infinitamente, porque se perderían los dígitos más significativos; pero estas soluciones son: temporales, ineficaces, inútiles y de corta duración.

Al final de la Segunda Guerra Mundial, donde una de sus causas fue la gran depresión producida después de los locos años veinte del siglo XX con la expansión del crédito, al quedar destruidas las monedas y la economía global por la guerra, en Julio de 1944 se establecieron los acuerdos monetarios de Bretton Woods, para imponer como moneda de reserva mundial al dólar de Estados Unidos, de tal forma que una onza de oro respaldaba a 35 dólares estadounidenses, pero estos acuerdos fueron repudiados por el presidente Richard Nixon el 15 de agosto de 1971 por recomendación de Milton Friedman, economista y padre del Monetarismo, quien luego fue laureado con un premio Nobel de Economía en 1976.

Cuando se incumplieron los acuerdos, hubo la promesa de que esta acción iba a ser una medida temporal, pero esa temporalidad no era factible, porque Estados Unidos había emitido más dinero del que podía respaldar con las reservas de oro que tenía a su disposición, porque para poder sostener grandes ejércitos y financiar largas guerras tales como la de Vietnam, se requería emitir grandes cantidades de dinero y el oro para respaldarlo era la camisa de fuerza que ponía freno a las emisiones de moneda y así se reinició el uso del dinero fiat en el mundo durante el siglo XX, que se ha mantenido hasta la fecha por 49 años, desde que fue implantado en Estados Unidos y en los demás países y zonas económicas del mundo, incluyendo aquellos que se consideran emisores de «monedas de reserva» tales como son: Inglaterra, Japón, China y Europa.

Los promotores del uso de dinero fiat recomiendan su implantación, debido a que los bancos centrales tienen la libertad absoluta de emitir todo el dinero que los gobiernos necesiten para: financiar guerras, pagar burocracias improductivas, practicar populismos y por otra parte, los especuladores se ven favorecidos porque los bancos comerciales pueden crear a partir de la nada un dinero adicional, para otorgar créditos blandos a tasas de interés reales negativas, mediante el uso de una regla llamada Reserva Fraccionaria y gran parte de ese dinero se utiliza para apalancar negocios bursátiles y especulativos generando inflación de activos, con la manipulación de precios de divisas y activos reales o ficticios como son: futuros, opciones, derivados, criptomonedas, acciones recompradas de empresas en quiebra, etc, mientras que los gobiernos ingenuos o quizás complacientes, al no saber o no querer distinguir entre magnitudes nominales y reales, creen que la especulación cambiaria-monetaria o el crecimiento de los índices bursátiles son éxitos económicos, sin darse cuenta de que la especulación en todas sus formas, conduce a quebrar y a arruinar a los países, donde aparecen cinturones de: óxido, miseria, indigencia y delincuencia, con muchas empresas quebradas y muchos ciudadanos sin empleo o subempleados y con ingresos miserables, que los hacen delinquir o emigrar hacia otros países en forma masiva, creando en muchos casos problemas de tipo social en los países receptores, porque ellos también tienen problemas sociales y económicos de diferentes magnitudes.

Para analizar un caso histórico típico de mala praxis monetaria, comentaré que en un país llamado Venezuela en 1918 se implantó una moneda respaldada y redimible por oro llamada el bolívar-oro, que estuvo vigente hasta 1974 y que mantuvo una inflación promedio anual de 1,3%, un PIB relativamente creciente e índices altos de bienestar durante su vigencia de 56 años.

Al igual que lo ocurrido en Estados Unidos con su moneda, el presidente de Venezuela, Carlos Andrés Pérez, en 1974 eliminó el bolívar-oro, quizás por recomendación de sus asesores económicos como eran el abogado, político y banquero don Pedro Tinoco y el político y economista don Gumersindo Rodríguez y a partir de ese momento la moneda nacional pasó a ser dinero fiat y así comenzó la crisis económica de Venezuela que ha estado vigente desde 1974 hasta la fecha actual, en un ambiente de: inflación, hiperinflación, caída del PIB y recesión recurrente, donde «supuestos expertos económicos» recomiendan acciones inútiles tales como son: devaluaciones supuestamente competitivas, más incremento de liquidez, control de cambios, reconversiones monetarias, impresión de billetes de altas denominaciones, etc, que han conducido a ese país hacia la destrucción del bolívar, que es su moneda nacional y con ello a la destrucción también de: ahorros, salarios, prestaciones sociales, empleos, inversiones y empresas.