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Fin de año

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Guaidó

Foto: AFP

¡Vaya manera de ir concluyendo el año! No bastan los desmanes sociales y económicos del régimen. El agregado o el invitado no deseado: los secretos afanes de supervivencia del interinato.  Después de haberse paseado por medio país en campaña electoral,  sin que sepamos de dónde provienen sus recursos en detrimento de sus socios, Guaidó manifiesta, con la solemnidad de una comunicación, que debemos aceptar el estiramiento del gobierno tan atípico que encabeza: la encargaduría.  Y como la reyerta es propia del G-3 contra una de sus expresiones, Voluntad Popular, que también lleva la procesión por dentro, afirma que Monómeros pesa demasiado.

Lo peor del caso es que, al momento de escribir esta nota, muy pocos documentos se han filtrado. Opinan los juristas, hablan los medios que, precariamente, tenemos, pero la dirigencia política está calladita.  En nombre de la prudencia, solo conocimos los resultados de la sesión de la Asamblea Nacional de Guaidó del día 22, por cierto, con la asistencia de los periodistas que les convenían. Vale decir, con capacidad de meterse en la sesión de Zoom y observar el nombre de los asistentes y uno que otro comentario se permiten, aparte de la sempiterna queja del mal lector que es el secretario.  Llegaremos hasta el 5 de enero en un hermetismo total.

Y la cosa obedece a una dinámica tanto o más perversa, como la que explica la Asamblea Nacional de 2020, aunque la del 2015 es más grave: una, ni se preocupa cuán democrática es, mientras que la otra se rasga las vestiduras proclamando las libertades que niega a sus integrantes, pues ningún diputado de la AN del 2015 debe decir absolutamente nada. No hay derecho a invocar siquiera el derecho de objetar alguna decisión por razones de consciencia de acuerdo al artículo 201 de la constitución. Luego, parecen igualitas ambas AN. Todo depende del  clan de los cuatro jefes políticos, que los hubo en la segunda mitad del siglo XX, pero ¡ay de quien no consulta a sus diputados, senadores y concejales que tenían y defendían el derecho de hablar aún cuando se elegían por planchas!  Por supuesto, eran respetables y conocidos. Pero los de ahora son a duras penas unos cinco diputados que se escuchan en los medios por el peso de sus planteamientos.

Imagínense que fue tal la campaña contra la cogollocracia de los noventa que terminó de derrumbarse, mientras que las cogollocracias de hoy hacen cola para concluir una era donde el autoritarismo es bilateral: gobierno y oposición ejercen autoridad plena. El club de los jefes políticos de la oposición no pasa de cuatro, y el resto son mirones de palo; todos tratan de no opinar esperando que los grandes; entre comillas, opinen y se descuarticen con los trapitos al sol que sacan, y seguirán sacando, por qué lo qué pasa en el interinato es un secreto a voces que todo el mundo sabe pero que nadie quiere opinar o involucrarse, así sean parte activa.

Algo tenemos claro, finalizando el año, que los ciudadanos esperan que nuestra clase política pise tierra, y que sean representantes verdaderos de la sociedad. El deseo de todos los que hemos insistido, resistido y persistido es que dejen de lado sus intereses personales y partidistas. Este fue un gobierno  interino que sirvió solo para que unos pocos se dieran a conocer y viajarán por el mundo  ofreciendo villas y castillos. La realidad fue otra: por más rechazo que tuviera el régimen no pudieron concretar ninguna de las metas fijadas, por creer que el apoyo internacional sería suficiente para un cambio. Algún día comprenderemos que el cambio comienza en casa.

@freddyamarcano

 

 

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